Monseñor Octavio Casaverde, Vicario General de la Arquidiócesis de Lima, presidió la Celebración Eucarística por la Fiesta de la Presentación del Señor en la Basílica Catedral de Lima: «Jesús, con su vida humilde y sencilla, a pesar de su gran poder, estaba dispuesto a acercarse a quienes más sufren, por eso es la luz que brilla en nuestros corazones, por la grandeza de escuchar a quienes más sufren y acompañar a los enfermos de espíritu» – precisó durante su homilía.
«María y José, fervorosos creyentes y muy integrados a su pueblo, cumplieron la ley de la presentación, llevaron al niño de 40 días de nacido para presentarlo al Señor – comentó Monseñor Casaverde en referencia al Evangelio de Lucas (2,22-40) – 40 días porque María tenía que cumplir los 40 días de purificación después del parto según la ley, y cuando llegaron al templo fueron recibidos por el profeta Simeón».
Simeón, que estaba lleno del Espíritu Santo, reconoce y encuentra en ese niño al Mesías de Dios, al Dios hecho hombre: «Simeón mira en el niño a un salvador, al salvador con su muerte y resurrección, mira en el niño como la luz que ilumina a las naciones» – destacó.
Jesús, con su vida humilde y sencilla, a pesar de su gran poder, estaba dispuesto a acercarse a quienes más sufren, por eso es la luz que brilla en nuestros corazones, por la grandeza de escuchar a quienes más sufren y acompañar a los enfermos de espíritu
«Las obras de Jesús realmente admiraban a la gente, y su enseñanza llegaba hasta lo más hondo de la consciencia – prosiguió Monseñor Casaverde – cuando Jesús hablaba la gente realmente quedaba cautivada, sus enseñanzas despertaban una serie de reacciones, la gente se interpelaba, se convertía, por eso, el Señor es la luz, nuestra luz».
Jesús es la luz que nos acompaña, porque quien está con Jesús no anda en la oscuridad, se da cuenta de la vida
El profeta Simeón, también bendice a José y María, dos padres jóvenes con quien comparte su alegría. Se dirige a María para fortalecer su fe y recordarle la misión que deberá desempeñar como madre, pero también le advierte que el camino no será fácil y que «una espada traspasará tu alma»
¿A qué espada se refiere? – preguntó Octavio Casaverde – «son los sufrimientos de la Virgen María al ver que su hijo era perseguido desde pequeño por Herodes, y que no descansarían de perseguirlo hasta su muerte, una muerte que se da por la entrega generosa y gratuita de su amor, no por obligación».
En la familia aprendemos todas las virtudes humanas, virtudes cristianas, aprendemos a amar, a respetar, a compartir, a ser justos, por eso Dios bendijo, Dios quiso vivir en la familia para experimentar esa realidad.
«Pidamos por todas nuestras familias, para que el Señor nos bendiga y ayude renovar más la fe en el amor de Dios, y a renovar nuestra confianza en María Santísima» – expresó.