Respetar los derechos fundamentales de cada persona

En el Día Internacional de los Derechos Humanos, queremos recordar el llamado del Papa Francisco a tener una actitud misionera para acabar con la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo y de derechos sociales y laborales. En reiteradas ocasiones, el Santo Padre ha reflexionado sobre la importancia de que todas las personas del mundo tengan derecho a desarrollarse integralmente.

“Para defender los derechos humanos fundamentales hace falta coraje y determinación. Recemos para que aquellos que arriesgan sus vidas luchando por los derechos fundamentales en dictaduras, en regímenes autoritarios e incluso en democracias en crisis, para que vean que su sacrificio y su trabajo dé fruto abundante”, fueron las palabras de Francisco en abril de 2021. Hoy que celebramos el Día Internacional de los Derechos Humanos, queremos hacer eco al llamado del Santo Padre a vivir en igualdad y respetar la dignidad de cada persona, sin excepción.

En esta misma reflexión, Francisco instó a pensar “que muchas veces los derechos humanos fundamentales no son iguales para todos. Hay gente de primera, de segunda, de tercera y de descarte”, recuerda. Pero estos derechos “tienen que ser iguales para todos porque cada ser humano tiene derecho a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país”.

Los derechos humanos y las enseñanzas de la Iglesia.

Cuando se habla de derechos humanos fundamentales se trata de derechos que todas las personas tienen básicamente por existir como seres humanos. Son inherentes a todos, independientemente de la nacionalidad, sexo, origen étnico o nacional, color, religión, idioma o cualquier otra condición.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, fue el primer documento legal en establecer la protección universal de los derechos humanos fundamentales.

También en la Iglesia, desde el Papa Juan XXIII en la década de 1960, con su encíclica Pacem in terris, los derechos humanos han tenido una importancia central en la enseñanza y la práctica social católica.