Se vivió Jornada Espiritual con Hermandad del Señor de los Milagros

Más de cinco mil miembros de la Hermandad del Señor de los Milagros se dieron cita en las instalaciones del coliseo del Colegio Claretiano para vivir una jornada espiritual de encuentro y oración. La reflexión central estuvo a cargo de Monseñor Carlos Castillo que, dirigiéndose a los representantes de las 20 cuadrillas, hermanos honorarios y los grupos de Cantoras y Sahumadoras, sostuvo que todos estamos llamados a desarrollar nuestra capacidad de servicio y hermandad para revertir las situaciones más difíciles.

En su comentario sobre el Evangelio de San Marcos (Mc. 10, 17-30), el arzobispo de Lima explicó que la dura crisis que vivimos a nivel mundial guarda estrecha relación con el relato del joven rico que le pregunta a Jesús cómo puede alcanzar la vida eterna. Los seres humanos, muchas veces, nos aferramos a los bienes materiales y al dinero, al punto de haberse implantado como una especie de «dios de la era moderna».

Es precisamente este deseo posesivo por conquistar espacios lo que viene ocasionando guerras, injusticias y cosas terribles en el mundo. «Tenemos la necesidad y el llamado profundo de darnos cuenta de que las riquezas están limitando el horizonte del ser humano. Cuando solamente se buscan riquezas, se sustituye a Dios», precisó.

En otro momento, el Primado del Perú hizo eco de las palabras que el Papa Francisco dirigió a los nuevos cardenales, mensaje donde remarca la importancia de que el título de «eminencia» se opacado cada vez más por el de «servidor» (diácono). Y añadió:

«Ojos altos, manos juntas y pies desnudos», es el consejo del Santo Padre para todo aquel que quiera ser servidor de la Iglesia. Y este es el mensaje que el Prelado extendió a todas las autoridades y miembros de la Hermandad del Señor de los Milagros. Estas actitudes deben guiar el camino de nuestra misión en la Iglesia y en la sociedad:

“Ojos altos, para tener una mirada ancha, ver que ya somos una hermandad que pesa en el mundo y hay que hacernos responsables de eso. Manos juntas, porque la oración nos ayuda a discernir para buscar y hallar la voluntad de Dios para nuestro pueblo. Y “pies desnudos”, para tocar la aspereza de la realidad de muchos rincones del mundo, embriagados de dolor y de sufrimiento por la guerra, la discriminación, la persecución, el hambre, y numerosas formas de pobreza que exigen compasión y misericordia”.

La jornada espiritual con toda la Hermandad concluyó con una Misa de Acción de Gracias.