‘Un cristianismo que inspire’ es la reflexión compuesta por uno de nuestros jóvenes del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo. A través de este mensaje, Yadir Candela nos invita a vivir un cristianismo responsable, inteligente, cercano y solidario con los que más sufren, abriendo caminos de diálogo y reconciliación entre hermanos para construir el Reino de Dios, aquí y ahora.
Lo vemos todos los domingos por televisión en la monición de la Santa Misa que preside el Arzobispo de Lima. Yadir Candela tiene 22 años, cursa el último ciclo del bachillerato de estudios de teología y apoya en la Pastoral vocacional del Seminario Santo Toribio de Mogrovejo desde hace cuatro años.
En este camino de aprendizaje y desarrollo vocacional, Yadir ha querido compartir algunas palabras de reflexión para recordarnos que todos podemos dejarnos inspirar por el Evangelio y encontrar caminos de esperanza en medio de la dificultad: «Si todos pudiéramos reflexionar personal y comunitariamente a la luz de la Palabra de Dios, saldríamos inspirados por el amor para dar amor a quien lo necesite», afirmó.
«Me cuestionaba al hacer esta reflexión: Si somos un país en su mayoría cristiano ¿Por qué tanta injusticia, mentira y división? ¿Qué estamos haciendo como cristianos para ser testigos de ese amor de Dios que nos abraza? Sé que estas preguntas surgen en el corazón de muchos hermanos y está bien que las hagamos para dejarnos transformar por el Evangelio», expresó el joven seminarista.
A continuación compartimos la reflexión escrita por nuestro hermano Yadir Candela:
Un cristianismo que inspire…
¿Y si vivimos un Cristianismo que inspire?
Que inspire la verdad, justicia y esperanza en nuestro pueblo,
Que inspire la solidaridad con el hermano que sufre;
Que inspire la defensa de la dignidad de toda persona de inicio a fin;
Que inspire a los poderosos abrir su mano
para compartir lo que tienen con el pobre.
Que inspire acoger y acompañar en nuestras parroquias
a nuestros hermanos y hermanas de comunidades marginadas
y excluidas por su orientación sexual, su raza o forma de pensar;
Que inspire caminos de diálogo y reconciliación entre hermanos;
Que inspire al gran empresario pagar sus impuestos
y remunerar justamente a sus trabajadores.
Que inspire al hombre respetar a la mujer y nunca violentarla;
Que inspire al político dejar las riñas y leguleyadas para pensar en el pueblo;
Que inspire al periodista informar la verdad con valentía;
Que inspire al médico y enfermera cuidar con paciencia a los enfermos;
Que inspire al que no quiere vacunarse,
dejar sus «criterios» para pensar en el bien común.
Que inspire al devoto hacer de su vida un milagro para los demás;
Que inspire al de Eucaristía diaria hacer de su vida una comunión con el hermano;
Que inspire al sacerdote entregarse sin medida ni comodidades a su pueblo;
Que inspire al de corazón cerrado, abrirse a la novedad del Evangelio.
Que nos inspire a los cristianos construir, aquí y ahora,
el Reino de Dios, con las acciones de cada día;
Que nos inspire los valores que Cristo quiere que su Iglesia transmita,
como una suave brisa a la humanidad;
Que inspire hacer de este mundo un pedacito del cielo.
¡Empecemos ahora! ¡El Dios de la vida está con su pueblo!