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Ha concluido la Semana de Formación Bíblica en el Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII, con la asistencia de más de 500 personas, entre docentes, directores de colegios, agentes pastorales, laicos y religiosos. En la última jornada, Monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima y Primado del Perú, reflexionó sobre el tema «La opción preferencial según San Mateo».

La ODEC Lima y AIEC organizaron cuatro días de formación bíblica , del 5 al 8 de septiembre. Por estas fechas, distintos ponentes reflexionaron una serie de temas con el fin de asumir con esperanza los retos que nos plantea la realidad peruana a la luz del mensaje del Evangelio.

En el día de clausura, Monseñor Castillo expuso algunos puntos claves en el Evangelio de Mateo que plantea como problema fundamental la ὀλιγοπιστία (oligopistia), es decir, «fe de pocos», de una élite. Eso es lo que Jesús remarcó a sus discípulos, refiriéndose a aquellos grupos «que tienen una fe completamente estrecha, como la de los sacerdotes, que no se interesaban para nada en el pobre».

«Si la Iglesia de Mateo tenía este problema es porque había heredado seis siglos de dominio de los sacerdotes, en donde implantaron una religión que cambió completamente la visión profunda de compromiso de Dios con la historia; y que se implantó con una serie de ritos y métodos de rituales, devociones, sacrificios y de holocaustos», comentó el prelado.

El arzobispo de Lima explicó que, cuando Mateo tiene que expresar cómo seguir a Jesús, encuentra «que la comunidad a la cual el Señor se dirige, tiene el obstáculo de que imitan, permanentemente, a los sacerdotes de Israel, al punto de querer ser como ellos. Entonces, no es que tenían poca fe, sino «demasiada fe» en la fe de los sacerdotes».

Este ha sido uno de los problemas que también ha heredado nuestra Iglesia, reiteró el Monseñor, y el Evangelio de Mateo nos puede ayudar a comprender que necesitamos liberarnos y aceptar que tenemos muchas cosas que redefinir en nuestra fe, sobre todo, esa concepción de que la fe es para unos pocos.

¿Por qué no es un problema de poca fe? Porque si es poca fe, se arregla con mucha fe. No es un problema cuantitativo, es cualitativo. Es un tema de profundizar en la fe, una fe universal, una fe capaz de enfrentar grandísimos problemas.

El Primado del Perú afirmó que Mateo pone los puntos sobre las íes en un sistema compuesto por un conjunto de reglas, leyes y sacrificios que «hacía lo que quería con la gente», olvidando toda capacidad de «apertura y reconocimiento de cada persona». En ese sentido, «Mateo nos da señales de que tenemos que estar alertas para que Jesús siga siendo comunicado y vivido, y para quitar todos los elementos que destruyen la posibilidad de amar y de ser amados por Jesús».

Para ejemplificar esta concepción cerrada de la religión israelita, Monseñor Castillo tomó como ejemplo el Bautismo de Jesús. Una vez bautizado, sale del agua y «se abrieron los cielos». Esta es una palabra muy importante, porque nos aclara que los cielos estaban cerrados, es decir, no había esperanza, «la ley había cerrado todas las posibilidades».

El Señor nos llama a ser cristianos abiertos, despiertos. ¿Quiénes son los cristianos de ojos cerrados? Los que todo el día repiten las mismas cosas de memoria y no esperan nada más.

El obispo de Lima recordó que debemos estar abiertos al misterio de Dios que siempre trae novedades. «La Iglesia tiene que predicar la claridad, pero la claridad, sabiendo que el misterio de Dios se respeta. Las definiciones no arreglan las cosas, lo que arreglan las cosas es la inspiración, la apertura, el tener claro que siempre hay una profundidad mayor, porque Dios no ha consumado todavía la historia definitivamente».

Si somos Iglesia, el punto esencial es el testimonio del amor gratuito sin condiciones, sin requerimientos y en total generosidad, como lo hizo Jesús que es lo que genera vida.

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