«El camino sinodal es una creación y un impulso de Jesús. Tenemos que ver los problemas que la realidad nos está planteando. No se trata de adaptarnos al mundo, sino de adaptarnos al Evangelio que está inmerso en el mundo, siendo fieles al Espíritu», es el mensaje que el padre Juan Bytton dirige a nuestra Iglesia de Lima, de cara a las Asambleas Sinodales Parroquiales.
Sacerdote jesuita con amplio recorrido en temas de sinodalidad. Su rol como facilitador en las dos sesiones del XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos lo posiciona como un experto del proceso renovador que ha inspirado este camino de apertura y escucha de la Iglesia Universal.
Ahora, el padre Juan Bytton asumió el desafío de acompañar y guiar las Asambleas Sinodales Parroquiales, desde su proceso de convocatoria, capacitación a facilitadores y realización en cada parroquia de nuestra Arquidiócesis. Los frutos de estos encuentros históricos sentarán las bases de un Instrumentum Laboris que se trabajará en la II Asamblea Sinodal Arquidiocesana, prevista para 2026.
Parroquia Sinodal: Una comunidad de puertas abiertas
Juan Bytton, Asesor de Sinodalidad en Lima, explicó que la iniciativa de estas asambleas es «la realización del camino sinodal que hemos ido comprendiendo en la Iglesia». Cada encuentro será una oportunidad para llevar a la práctica el sínodo, respondiendo al llamado del Espíritu Santo.
Por ello, es fundamental que aprendamos a desarrollar nuestra capacidad de escucha, sobre todo, a aquellos que no hemos escuchado o provienen del margen. «El primer signo de un cristiano es escuchar a los demás. A veces proponemos respuestas sin escuchar las preguntas, o porque no hemos querido abrirnos a la novedad del Otro», precisó.
En la Asamblea Sinodal Parroquial llevamos a la práctica cómo realmente nos escuchamos y somos comunidad de puertas abiertas, para acoger, dialogar, discernir y llegar a consensos con frutos concretos para proponer a la Iglesia de Lima.
León XIV: un padre sinodal que escucha y dialoga con el mundo
La elección del papa León XIV reafirma la continuidad del proceso sinodal impulsado por Francisco; sin embargo, el padre Bytton recuerda que la sinodalidad «no es invención de Francisco, es una creación de Jesús» que ha estado presente en los momentos claves de la historia: «Las primeras comunidades cristianas y los largos concilios en la Iglesia no son otra cosa que sínodos universales. La Secretaría General del Sínodo viene de la época de Pablo VI, para empezar; y el Vaticano II, que es la madre natural, estuvo en el corazón de Juan XXIII. Si seguimos retrocediendo en la historia, llegaremos a Jesús», recordó.
En ese sentido, para el padre Juan Bytton, todos estamos llamados a superar las resistencias y temores sobre la sinodalidad. «No es una cuestión de adaptarnos al mundo, se trata de adaptarnos al Evangelio inmerso en las situaciones del mundo, sin dejar de ser fieles al Evangelio y permitiendo que el Espíritu ilumine el Magisterio y la tradición de la Iglesia».
León XIV confirma el camino sinodal. En su tiempo como cardenal, Robert Prevost fue un padre sinodal abierto a la escucha y el diálogo.
La metodología de la Conversación en el Espíritu
Uno de los puntos más importantes en el desarrollo de las Asambleas Sinodales Parroquiales es el método de la Conversación en el Espíritu, aplicada durante las dos sesiones del Sínodo sobre la Sinodalidad. La propuesta llega ahora a nuestras parroquias limeñas para encontrar la inspiración del Espíritu Santo que habla a través del discernimiento personal y comunitario.
Como se sabe, los tres momentos de la Conversación en el Espíritu son:
Primer momento – Yo: silencio y oración de 5 minutos para responder a las preguntas planteadas por la Asamblea de manera personal. Después, cada miembro del grupo comparte el fruto de su oración personal en 4 minutos.
Segundo momento – Del Yo al Nosotros: silencio y oración de 5 minutos para recoger lo que se ha escuchado de los demás miembros del grupo en el primer momento. Después, cada miembro del grupo expresa en 3 minutos lo que, a partir de la escucha, le ha tocado más profundamente de los otros participante.
Tercer momento – Nosotros: silencio de 3 minutos para leer los apuntes realizados en el segundo momento. Construir juntos los consensos del grupo, que no necesariamente son acuerdos. Los participantes identifican los frutos comunitarios y los ponen por escrito.
El padre Juan Bytton sostuvo que, si bien «no hay metodología perfecta», es importante contextualizar y aterrizar bien la Conversación en el Espíritu en cada parroquia, para que los frutos que se recojan manifieste el aporte sincero que nace de las diversas realidades de nuestra ciudad (si quieres conocer más sobre los tres momentos de la metodología, te invitamos a leer la Guía de Lectura para las Asambleas Sinodales Parroquiales).


Facilitar la acción del Espíritu Santo
Y tan importante como la metodología es el rol de los facilitadores. «Tiene que haber alguien que nos ayude a orientar esos pasos, a controlar los tiempos, a moderar la mesa y a motivar a aquellos que están teniendo dificultad en responder y demás. Ésa es su misión: facilitar la acción del Espíritu Santo», indicó Bytton.
El sacrificio que se le pide al facilitador es que no puede participar con voz ni voto en la reflexión grupal. «Tiene que ser una persona neutral para garantizar que se dé la Conversación en el Espíritu y animar a que todos puedan participar», añadió el sacerdote jesuita.
Los facilitadores son embajadores de la Sinodalidad, porque son un gran apoyo para el equipo organizador de cada parroquia.
Finalmente, dirigiéndose a las parroquias de Lima que vienen preparando sus asamblea sinodales, el padre Bytton recalcó la importancia de compartir en comunidad la experiencia sinodal: «solo se camina rápido, pero juntos llegamos más lejos. El camino sinodal es eso, caminar juntos, ni uno atrás, ni uno adelante, todos juntos. No perdamos la oportunidad del llamado del Espíritu Santo. Podemos tener temores o dificultades para entender, pero hagamos el esfuerzo», reflexionó.
Escucharnos nos pone los pies sobre la tierra. Que otros se sientan escuchados y que otros nos escuchen nos ayuda a cargar las cruces juntos.

