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Bajo el título: «Catequista, Discípulo, Misionero en salida», la Comisión de Evangelización y Catequesis ha preparado la versión impresa de la Síntesis del Directorio para la Catequesis, disponible desde el lunes 18 de marzo en las oficinas del Arzobispado de Lima.

La «Síntesis pastoral del Directorio para la Catequesis» es un documento elaborado con el fin de asumir los criterios e indicaciones de los programas de Catequesis ofrecidos por la Iglesia en materia de formación cristiana. Este instrumento propone «un primer mapa de orientación» para el servicio catequístico.

El Padre Víctor Solís, responsable de la comisión, indicó que esta síntesis es de vital importancia para la iniciación cristiana porque permitirá «que los agentes pastorales y, en especial, los jóvenes catequistas, puedan reflexionar sobre el servicio que brindan en sus parroquias y movimientos».

El documento se encuentra dividido en 12 capítulos. Al concluir cada uno, se proponen una serie preguntas para la reflexión personal y comunitaria, lo que permitirá «integrar los criterios y contenidos con la realidad de la catequesis en la parroquia».

También se ofrece una síntesis, a modo de infografía, con los conceptos fundamentales.

Cómo adquirir la Síntesis pastoral del Directorio para la Catequesis

Para todos los interesados en adquirir la versión impresa y continuar con su formación, pueden acercarse personalmente al Arzobispado de Lima (Jr. Chancay 282 – Cercado de Lima).

La «Síntesis pastoral del Directorio para la Catequesis» también se encuentra disponible en formato digital para su libre difusión (acceder aquí).

Cabe resaltar que esta síntesis es la única en América Latina y cuenta con la revisión de Monseñor Rino Fisichella, Pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, quien escribió la presentación de la síntesis y se encuentra en las primeras páginas de esta guía.

La Clínica San Juan de Dios celebró 72 años de vida institucional y servicio con una Eucaristía presidida por Monseñor Juan José Salaverry. En su homilía, nuestro obispo auxiliar de Lima recordó que todos estamos llamados a tener signos de fecundidad y amor para acompañar el sufrimiento de nuestro prójimo.

«Mientras ustedes sean más fieles en su carisma, más enriquecerán a la Iglesia. Y cuando más contagien el carisma a los demás, encontraremos más creyentes en fidelidad al Evangelio y en sensibilidad al pobre», expresó.

Monseñor Salaverry resaltó tres ejes importantes en la persona de San Juan de Dios: la fidelidad al Evangelio y a sus principios, su sensibilidad a las necesidades de los demás, y la fecundidad de su Orden. Estos aspectos son fuente de inspiración para todo aquel que dedique su vida al acompañamiento de los que más sufren.

Por ello, el obispo hizo un llamado a vivir nuestra fe con fidelidad a Cristo y «a todo aquello que quema en nuestro corazón», entregándonos al servicio del Evangelio, pero sin olvidarnos de las necesidades más hondas de nuestro prójimo.

San Juan de Dios supo llevar la cruz de muchos enfermos con una sensibilidad grande, con la misma sensibilidad del Buen Samaritano del Evangelio, poniendo todo al servicio de los demás.

Dirigiéndose a todo el personal directivo y administrativo, a los médicos y enfermeras de la Clínica San Juan de Dios, así como a las demás autoridades políticas y militares, Monseñor Juan José Salaverry exhortó a sumar esfuerzos para agudizar nuestra solidaridad y no convertirnos en una sociedad indiferente: «Movilicémonos para ver en la Iglesia el rostro de la gente que está en el margen. Nuestra sociedad y pueblo sufren, están enfermos del cuerpo y del alma, necesitamos el valor moral para poder atender desde una solidaridad y una caridad evangélica», resaltó.

La celebración por el 72° Aniversario de la Clínica San Juan de Dios contó con la presencia del visitador de la Curia General, el Hno. Augusto Gaspar, y del secretario de la visita canónica, el Hno. Carlos Sarmiento.

También se hicieron presentes el Comandante General de la PNP, Víctor Zanabria Angulo; el Director Ejecutivo de IAFAS del Ejército del Perú, Coronel Zorrilla Nolasco; las Hermanas de Santa Ana, y representantes de la Municipalidad de San Luis.

“El Espíritu Santo es Aquel que nos guía hacia donde Dios quiere”, son palabras del Papa Francisco pronunciadas en este camino sinodal de la Iglesia y signo permanente de su pontificado.

Fuente: Vatican News

Décimo primer año del Pontificado del Papa Francisco un camino marcado por la sinodalidad desde el inicio de su ministerio petrino, haciendo visible y llevando a la acción a la Iglesia: “hospital de campaña” que los recibe “a todos” pero “en salida” y “caminando junto”, once años desde la perspectiva sinodal teniendo como protagonista al Espíritu Santo. 

El undécimo año del Pontificado de Francisco es sinodal, un tiempo de oración para fortalecer la confianza en el Paráclito que ilumina el caminar de la Iglesia en un mundo aterrorizado por la guerra, que necesita el consuelo de Dios y la tarea de valientes de los constructores de la paz. Tarea también de una Iglesia sinodal que camina para encontrar al otro, escuchar, discernir y hacer presente la misericordia de Dios.

“Iglesia sinodal significa Iglesia sacramento de esta promesa —es decir que el Espíritu estará con nosotros— que se manifiesta cultivando la intimidad con el Espíritu y con el mundo futuro”, lo decía el Papa a los fieles de la Diócesis de Roma invitando a una “hermenéutica peregrina” que custodie el caminar de la Iglesia en su misión evangelizadora, no como una tarea organizativa sino con la presencia vida del Espíritu que da vida. 

También al inicio de este proceso sinodal recordaba el Papa que es un tiempo del Espíritu Santo: “Queridos hermanos y hermanas, que este Sínodo sea un tiempo habitado por el Espíritu. Porque tenemos necesidad del Espíritu, del aliento siempre nuevo de Dios, que libera de toda cerrazón, revive lo que está muerto, desata las cadenas y difunde la alegría. El Espíritu Santo es Aquel que nos guía hacia donde Dios quiere, y no hacia donde nos llevarían nuestras ideas y nuestros gustos personales”.

Así, con la confianza en el Espíritu Santo, el Pontífice ha enseñado e insistido que “hacer sínodo significa caminar juntos en la misma dirección. Miremos a Jesús, que en primer lugar encontró en el camino al hombre rico, después escuchó sus preguntas y finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna. Encontrar, escuchar, discernir”. Encaminando asimismo un proceso desde las bases de cada Iglesia local para escuchar las voces de quienes viven la fe con sencillez y grandeza. 

Luego, en la apertura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos “por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión» afirmaba Francisco a los participantes que “la Iglesia, una única armonía de voces, a muchas voces, realizada por el Espíritu Santo: es así como debemos concebir la Iglesia. Cada comunidad cristiana, cada persona tiene su propia peculiaridad, pero estas particularidades deben incluirse en la sinfonía de la Iglesia, y la sinfonía adecuada la realiza el Espíritu: nosotros no podemos realizarla”.

Y después de un periodo de discernimiento, al concluir la primera sesión del sínodo de la sinodalidad, repetía Francisco: “Es esta, hermanos y hermanas, la Iglesia que estamos llamados a soñar: una Iglesia servidora de todos, servidora de los últimos. Una Iglesia que no exige nunca un expediente de ‘buena conducta’, sino que acoge, sirve, ama, perdona. Una Iglesia con las puertas abiertas que sea puerto de misericordia”

Once años de la elección del Papa Francisco, haciendo un camino sinodal desde su inicio; con un Pontificado que enseña a caminar juntos sin obstaculizar al otro, sino alentando a la escucha y el respeto, al disentimiento mediante la ‘conversación en el Espíritu’ para que precisamente la armonía de la Iglesia, en sus diversos carismas, sea protagonizada por el Pentecostés de una Iglesia de puertas abiertas a la misericordia de Dios. 

La Iglesia, en comunión con el sucesor de Pedro además de agradecer a Dios por su Pontificado, se une en oración para que guiado por el Espíritu Santo el Papa Francisco sea asistido en su ministerio en su caminar juntos con el pueblo de Dios.      

En el IV domingo de Cuaresma, Monseñor Carlos Castillo recordó que el Señor nos ama gratuitamente y quiere transformar nuestras vidas. «Intentemos mirar a Jesús, que se ha elevado para compartirse en Pan y vida. Él nos ama y nos transforma para salir a compartir el pan con los demás». (leer homilía completa)

Escuchando el clamor de nuestras madres de las ollas comunes, el arzobispo de Lima anunció que el camino restante de la Cuaresma y toda la Semana Santa estará dedicada a «compartir el pan y enfrentar la hambruna» que hay en las poblaciones marginales. El Prelado adelantó que todas las Parroquias de la Arquidiócesis se convertirán en centros de acopio para recibir donaciones de víveres y menestras.

Leer transcripción de homilía

En su meditación sobre el Evangelio de Juan (3, 14-21), que narra el diálogo entre Jesús y Nicodemo, Monseñor Castillo hizo énfasis en las palabras del Señor: “Así como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna”.

Esta imagen – explicó el obispo de Lima – representa el camino de conversión que estamos viviendo en este tiempo de Cuaresma: contemplar al Señor en la Eucaristía, alimentarnos de Él, que es el Pan vivo bajado del cielo, y dejarnos transformar para salir a compartir el pan con los demás.

Para ello, es necesario el reconocimiento de nuestros límites y pecados, especialmente, cuando somos indiferentes ante el sufrimiento del Otro: «A veces, pensamos que tenemos la salvación asegurada porque vamos mucho a Misa. La vida cristiana no es individual, sino que se manifiesta en la historia de nuestros pueblos, en el corazón de sus problemas».

Buscar soluciones democráticas a los urgentes problemas que nos agobian

Haciendo eco al pronunciamiento de los Obispos del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana sobre la grave crisis política, el Prelado exhortó a que nuestras autoridades «dejen intereses particulares» y encuentren, a través del diálogo, una salida constitucional y democrática. «No se puede prescindir de un órgano constitucional tan importante como, en este caso, es la Junta Nacional de Justicia», refirió.

En nuestra condición de pastores y de ciudadanos, invocamos a nuestras autoridades a buscar soluciones eficaces a los urgentes problemas que agobian a nuestro pueblo: en su salud, en la educación, en las economías ilegales, en la destrucción de nuestra Amazonía, en la delincuencia, en el sicariato. Son problemas que nos tienen en permanente zozobra y afectan nuestra sociedad.

El Primado del Perú sostuvo que uno de los peores males que podemos vivir es incentivar el individualismo. Esta «tendencia a ver lo propio» y «no el interés de todo» se agrava más por la situación económica en que nos encontramos, donde el costo de vida crece y el hambre se multiplica.

«No es posible que, como Estado, se pretenda hacer un ‘metraje’ de la ayuda que se brinda a las ollas comunes por cada 500 m2. Tenemos cerros de cerros de nuevas poblaciones migrantes que necesitan ayuda y que se organizan para hacer su olla común. El Estado está llamado a solucionar y a responder al problema grande», manifestó.

La Iglesia, desde la fundación de la República, puso en la Constitución, a través de los sacerdotes que participaron en el primer congreso, que esta es una sociedad formada en una nación, formada por todos los pueblos y no pertenece a ninguna familia ni a ningún privilegiado. Todos nos debemos al bien común de la Patria.

Coro Arquidiocesano Juvenil de Lima

Hambre de Dios, sí; hambre de pan, no

En otro momento, Monseñor Carlos adelantó que, «escuchando el clamor de nuestras hermanas de las ollas comunes», la Iglesia de Lima dedicará toda la Semana Santa a responder el problema de la hambruna en las poblaciones más marginales. Para ello, se ha dispuesto que todas las Parroquias de nuestra Arquidiócesis se conviertan en centros de acopio y reciban las donaciones de víveres y menestras que nuestro pueblo comparta. Todo lo reunido será distribuido por Cáritas Lima a las zonas de mayor necesidad de nuestra ciudad.

Hemos puesto como lema de la próxima Semana Santa: “Compartiendo, como Jesús, el pan y la vida, saciemos el hambre de nuestro pueblo”.

Esta iniciativa de la sociedad civil y de la Iglesia es una invocación a «movilizarnos para solucionar el hambre del pan» y no quedarnos quietos. Como dijo el Papa San Juan Pablo II: “Hambre de Dios, sí; hambre del pan, no”. Y como Iglesia de Lima tenemos que «dar un testimonio evangelizador» con el servicio y la entrega de nuestras vidas.

El Arzobispado de Lima pone en conocimiento la llegada a nuestro país de Monseñor Jordi Bertomeu Farnós, Oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y Comisionado por el Santo Padre para evaluar la investigación canónica en fase diocesana, aún en curso, sobre las presuntas irregularidades financieras atribuidas al Instituto de Vida Consagrada de derecho diocesano “Pro Ecclesia Sancta”.

Esta misión especial tendrá lugar en la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en Lima, entre el 4 y 12 de marzo de 2024.

Inspirado en la Liturgia de hoy, Monseñor Carlos Castillo hizo un fuerte llamado a la lucidez en la vida religiosa, evitando su entrampamiento en «modelos de negocios» y «sistemas de ganancias» que nos impiden continuar nuestra misión evangelizadora de servir a los más pobres y marginados.

Al comenzar su sexto año a cargo de la Arquidiócesis de Lima, Monseñor Castillo se mostró agradecido por «el camino que hemos ido avanzando en la reforma de nuestra Iglesia».

Leer transcripción de homilía del arzobispo de Lima

Al comentar el Evangelio de hoy (Jn 2, 13-25), que narra la escena de la expulsión de los mercaderes del Templo, el arzobispo de Lima explicó que los sacerdotes de Israel «habían constituido todo un sistema de negocios para celebrar la Pascua», convirtiendo las verdaderas leyes de amor y adoración a Dios en un «sistema para sacar plata».

Ante ello, la dura reacción de Jesús de expulsar a los mercaderes es una crítica hacia el «entrampamiento de la religión en el negocio», problema que todavía sucede en todas las religiones, incluyendo la nuestra. Monseñor Carlos sostuvo que la única manera de afrontar esta realidad es desde el reconocimiento de nuestros límites y pecados, dejando que sea Dios quien se manifieste y no nuestros intereses personales.

Jesús pone un signo crítico de lo que está pasando para mostrar que a Dios no se le puede comprar con holocaustos, sacrificios ni flagelaciones. Él es nuestro Padre que nos ama, nos perdona y no nos abandona. Por eso, el Tiempo de Cuaresma es para vivificarnos, llenarnos de la vida del Señor.

Para evitar el desbarate de la sociedad a causa de la corrupción y la ambición por el poder, tenemos que «estar en permanente actitud de lucidez», continuando nuestro servicio de misión y evangelización en todos los pueblos, especialmente, en los más pobres; y continuando el «proceso de vivificación consolidadora de lo bueno que hemos ido haciendo».

El Primado del Perú recordó que el Santo Padre nos ha convocado a «hacer de las periferias el centro», misión que siempre estuvo presente en el corazón de Toribio de Mogrovejo, que se preocupó por los marginados, los indios y los pobres.

Fue así que el arzobispo de Lima anunció que se iniciará un gran peregrinaje pastoral por todas las parroquias de nuestra Arquidiócesis, de manera tal que se organicen asambleas sinodales parroquiales para escuchar en qué cosas se ha mejorado y qué falta por mejorar.

Cuando tenemos una Iglesia que no hace gestos de interrogación ni se deja interpelar, corremos el riesgo de convertir la Iglesia en «una cueva de bandidos» y en un mercado que deteriora la vida y la humanidad.

A pocos días de celebrar el Día Internacional de la Mujer, el Prelado manifestó su preocupación por el maltrato y la injusticia que sufren miles de mujeres en nuestro país a consecuencia de este «mundo machista que se ha creado en nuestro país y no logra superarse». Para respetarnos unos a otros, necesitamos también una religión «que respete la dignidad de las personas y acompañe el proceso de desarrollo personal, velando por el crecimiento humano y espiritual».

Estamos llamados a promover la Iglesia en todas partes, a hacerla viva y, simultáneamente, a sancionar con claridad a quien comete delitos.

Al término de la Eucaristía, Monseñor Castillo recibió el abrazo de la Iglesia de Lima al cumplirse cinco años de su ordenación episcopal. Entre las manifestaciones de afecto se hicieron presentes las madres de ollas comunes, jóvenes, comunidades parroquiales y movimientos.

La Santa Misa del III domingo de Cuaresma fue concelebrada por Monseñor Jordi Bertomeu, Oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, designado por el Santo Padre para continuar el proceso de investigación canónica sobre las presuntas irregularidades financieras atribuidas al instituto de vida consagrada “Pro Ecclesia Sancta”.

La Iglesia de Lima celebra el Aniversario de Consagración Episcopal de Monseñor Carlos Castillo, 33° Arzobispo de Lima y Primado del Perú, que un 2 de marzo de 2019 le dijo a nuestra Iglesia peruana: «A ti te digo ¡Levántate!».

La histórica Asamblea Sinodal en Lima, el brote de la Pandemia y una compleja crisis social y política, son algunos de los desafíos que interpelaron a nuestra Iglesia de Lima, guiada por su Pastor, Monseñor Carlos Castillo, desde hace cinco años, Arzobispo Metropolitano.

Como se recuerda, en la Toma de Posesión de la Arquidiócesis de Lima, Monseñor Castillo partió en procesión a su consagración como obispo en marzo de 2019, repitiendo el gesto de Santo Toribio de Mogrovejo en su ingreso a la ciudad, en 1581.

Toribio optó por no entrar solo desde los pobres a la ciudad de Lima, sino por salir hacia aquellas periferias pobres y dejar la capital para convertir la periferia en el centro de su sede.

ORDENACIÓN EPISCOPAL DE MONSEÑOR CARLOS CASTILLO, MARZO 2019

Queremos agradecer la presencia de Monseñor Carlos Castillo en la vida de nuestra Iglesia de Lima. Nos unimos en oración para pedir por el ministerio episcopal de nuestro arzobispo.

Se cumplen cuatro años de la publicación de la «Carta Pastoral para la Iglesia de Lima», documento escrito por Monseñor Carlos Castillo como resultado del proceso de escucha vivido en la Asamblea Sinodal Arquidiocesana de Lima, en enero de 2020.

«En el camino de la ‘conversión pastoral’ para la conversión social, humana y ecológica de nuestra ciudad», esta fue la premisa principal planteada en la «Carta Pastoral para la Iglesia de Lima», difundida un 27 de febrero de 2020, a menos de un mes del inicio de la Pandemia.

El documento recopiló los principales aportes y sentires de los más de 800 representantes de las parroquias de nuestra Arquidiócesis de Lima, entre sacerdotes, religiosas, jóvenes, agentes pastorales, comunidad universitaria y laicos; todos ellos congregados en una histórica asamblea sinodal.

Asamblea juvenil con Vicaría de la Juventud. Febrero 2020.

La Carta Pastoral del arzobispo de Lima ha querido escuchar a las distintas realidades y periferias de nuestra jurisdicción eclesiástica. Por eso, su mensaje está dirigido a todas las generaciones, creyentes y no creyentes, de manera tal que juntos podamos trazar el camino pastoral de nuestras parroquias misioneras y solidarias.

«Era necesario que escucháramos las observaciones de los católicos limeños sobre su Iglesia en relación a los problemas vividos por todos – comenta Monseñor Castillo en su Carta Pastoral – retomando la actitud de Jesús: leer los signos de estos tiempos para aprender a decir una palabra oportuna y acertada, y dar un testimonio justo y adecuado, anunciando una esperanza razonable y alentando al espíritu nuevo que se suscita en la sociedad profundizándolo con la inspiración del Espíritu de Jesús».

A lo largo de la Carta Pastoral, el Arzobispo de Lima explica que «el sentido general del Plan Pastoral y de las pastorales no es el de una minuciosa y matemática precisión, sino el suscitar relaciones que generen procesos esperanzadores que afiancen a las personas y los grupos humanos, así como a las comunidades cristianas. Esto solo se puede hacer si pastorales y planes sintonizan con el sentir de un pueblo que realiza su vida en medio de vicisitudes variadas».

Así como insertó Santo Toribio la Iglesia en los quehaceres recónditos de nuestro pueblo, hemos de insertar nuestras propuestas allí donde se gestan los nuevos relatos de la humanidad peruana, en sus lenguajes y sentires.

Visita pastoral de Monseñor Carlos Castillo a Manchay. Diciembre 2023.

Inclusión cultural, migrantes y prevención de la salud.

El arzobispo de Lima plantea la integración de nuevas Pastorales que “atiendan a todos los segmentos de nuestra Iglesia”, este es el caso de las pastorales de inclusión cultural y dignidad humana, enfocadas en salir hacia las “periferias existenciales de Lima” y acoger “a los migrantes y a las personas que moran en la calle”.

Lo mismo ocurrirá con la Pastoral de la salud, pensada especialmente en la prevención y el acompañamiento espiritual “que profundice y mejore la pastoral de los hospitales”.

Situación carcelaria.

Entre sus principales novedades, la Carta Pastoral recomienda una Pastoral carcelaria que se trabaje con “capellanes y voluntarios” para atender a los “hermanos que esperan la presencia de la Iglesia donde la sociedad los ha abandonado”.

Mujer en la Iglesia.

Toda la pastoral se orienta a dignificar a las personas para que no sean “objetos” humillados sino personas dignas. Esto es fundamental en el caso de las mujeres, que sufren gravemente por prejuicios culturales machistas” – dice Castillo antes de recomendar dos espacios históricos: la Pastoral de la mujer y la Pastoral de madres solteras, gestados para promover e incorporar a la mujer en todos los grupos de servicio y evangelización – “las hemos alejado de los sacramentos y de la vida de la Iglesia” – reconoce el Primado del Perú.

Infancia y vida.

La Pastoral de la infancia, orientada a la preparación educativa de los niños en la Iglesia; y la Pastoral de todas las vidas, promoviendo, a través de la educación “el derecho irrenunciable a la vida de todos, desde la concepción a todas las etapas y situaciones de la vida de las personas”.

Arzobispo de Lima en Misa con la Comunidad Católica de Hermandades Quechuahablantes. Enero 2024.

Formación de los sacerdotes y laicos.

La formación de los sacerdotes y del laicado son parte de un tema central para esta necesaria “conversión pastoral”, de modo que redunde en una “conversión social, humana y ecológica” como expresa el título del documento.

Sobre la formación de laicas y laicos, Monseñor Castillo manifiesta que “es indispensable actualizar a todos los fieles en la renovación y en la reforma de la Iglesia derivada del Concilio Vaticano II, y que en América Latina se plasmó en los Documentos de Medellín a Aparecida, y en los documentos constitutivos de la reforma del Papa Francisco. Aquí también la formación por medio del diálogo y la escucha de la Palabra es indispensable”, afirma.

Sincero afrontamiento ante graves delitos dentro de la Iglesia.

En relación a la formación del clero, el Primado del Perú pone énfasis en la preparación humana y afectiva de nuestros pastores para un trato humano, espiritual y psicológico de los fieles: “también es necesaria la formación en el sincero y transparente afrontamiento de los graves delitos de pedofilia, así como los delicta graviora ocurridos en confesión. Nada mejor para ello que reflexionar y discernir comunitariamente sobre experiencias y casos humanos exigentes”, señala.

“Todo lo que constituya transparencia favorecerá a la credibilidad mayor de la Iglesia, que quiere ayudar a eliminar todo signo de doble vida en sus miembros y reivindicar institucionalmente a las víctimas inocentes” – reiteró.

Más de 500 personas de la comunidad educativa de la Asociación de Instituciones Educativas Católicas (AIEC), entre directores, docentes, alumnos y párrocos de colegios parroquiales, acudieron a la Catedral de Lima para participar de la Misa de Envío por el inicio del Año Académico 2024 oficiada por nuestro obispo auxiliar de Lima, Monseñor Juan José Salaverry.

«Que en este nuevo año lectivo, el Señor haga crecer nuestra fe para que podamos servir a Dios y a la humanidad con un solo corazón y una sola alma, orientados hacia Él, que es nuestra esperanza», manifestó.

Al inicio de su homilía, Monseñor Salaverry afirmó que empezar el año lectivo siempre es un gran desafío para toda institución educativa, pero con «la luz de la gracia que nos viene de Dios» podemos afrontar esta misión. «En el horizonte del 2024, sabemos que hay elementos que fortalecen nuestra vida, nuestra fuerza para poder asumir con ilusión esos desafíos que nos harán crecer», expresó.

En esa misma línea, el obispo auxiliar de Lima señaló que la Cuaresma es un tiempo de conversión y gracia que nos invita a «voltear el rostro para mirar mejor al Señor». Esta también debe ser la actitud con la cual empezamos las actividades académicas en AIEC, siendo conscientes de nuestros errores y limitaciones, pero con la disposición a dejarnos transformar por el Señor, «que nos regala su misericordia para rehacernos y regenerarnos».

Empezamos este año año lectivo 2024 con la esperanza de que el Señor nos haga un colectivo nuevo, y nos haga nuevos con su misericordia y su gracia.

Monseñor Juan José Salaverry indicó que la participación de docentes y autoridades representa a todas las familias educativas de los colegios de la AIEC. Y cada miembro de una institución cumple una tarea que va más allá de los fines educativos y pedagógicos: «Ustedes tienen una misión re-humanizadora, porque queremos que la humanidad se realce, y por eso ponemos todo de nuestra parte para que esta humanidad asuma su condición de humanidad nueva».

Venimos aquí para decirle al Señor, que ve nuestro corazón, que nos haga nuevos y nos ayude a asumir la misión de este año como hombres y mujeres nuevos, como instrumentos nuevos de la gracia.

Comentando el Evangelio de Lucas (6, 36-38), Monseñor Salaverry recordó las palabras de Jesús a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados».

Sobre ello, explicó que estas tareas se aplican a la labor educativa de los docentes y directores de colegios: «Todo se construye desde la misercordia porque hemos recibido gratuitamente la vocación docente. Seamos misercordiosos y compasivos para acompañar el camino del Otro, de nuestros alumnos y familias».

El Señor también nos llama a no juzgar ni condenar. Tenemos que ser objetivos y claros en nuestros juicios para no guiarnos por las subjetividades. «No juzguen vanamente, no condenemos al Otro porque no tenemos potestad de condenar a nadie. La tarea educativa no es condenar, la misión de la Iglesia es buscar la salvación de la persona», precisó.

Finalmente, seamos generosos. «Cada uno en nuestro oficio podemos empezar un signo de generosidad ofreciendo nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestra tolerancia y comprensión».

Confiamos en Dios la tarea de los maestros y directores de los colegios de AIEC, y la ponemos en las manos de Dios para que, con sus manos generosas y misericordiosas, la sostenga durante este año.

La Misa de Envío por el Año Académico 2024 contó con la participación de directores, maestros y representantes de las siguientes instituciones educativas: Colegio Nuestra Señora de Montserrat, Colegio Reina de las Américas, Colegio Nuestra Señora de Cocharcas, Colegio Virgen del Rosario, Colegio San Francisco Javier y el Colegio San Ignacio de Loyola.

También acudieron las autoridades y alumnos del Colegio Apóstol San Pedro, Colegio San Juan María Vianney, Colegio Santa Rosa de Lima, Colegio San Norberto, Colegio San Ricardo, Colegio Santísimo Nombre de Jesús y el Colegio Santiago Apóstol.

En el II domingo de Cuaresma, Monseñor Guillermo Elías recordó que el Señor nos llama a vivir una experiencia profunda y espiritual. La Liturgia de hoy es una oportunidad para «abrirnos al misterio de Jesús» y escuchar al Hijo amado del Padre. «Jesús es redentor, Él es revelador del Padre y ha venido para enseñarnos con autoridad, no con autoritarismo», comentó en su homilía.

Comentando el Evangelio de Marcos (9, 2-10) sobre el episodio de la Transfiguración de Jesús, Monseñor Elías señaló que la experiencia «real y singular» vivida por Pedro, Santiago y Juan, les permitirá comprender con profundidad quién es el Maestro. La aparición de Moisés y Elías, en tanto, representan los símbolos de la ley y los profetas, «realidades que sostenían la fe del pueblo judío».

La Transfiguración es «un acontecimiento de una profunda revelación», porque nos revela el «misterio de la identidad de Jesús». Y esta experiencia no solo ha transformado la vida de los discípulos, también es una invitación para que, en este tiempo de Cuaresma, nos dejemos «transformar en el camino a la Pascua».

Hoy, todos estamos invitados a escuchar al Hijo amado a partir del encuentro con Él. Para ello, necesitamos abrirnos al misterio de Jesús y reconocerlo a través del rostro del hermano que sufre y necesita de nuestro acompañamiento.

Escuchemos al Hijo amado del Padre. Jesús es el redentor, Él es revelador del Padre y ha venido para enseñarnos con autoridad, no con autoritarismo

En estos días de Cuaresma, Monseñor Guillermo Elías recordó que estamos llamados a profundizar en nuestra espiritualidad cristiana y católica, preguntándonos si realmente estamos dispuestos a recordar quién es Jesús, no solamente en los momentos difíciles, sino constantemente y en nuestra vida diaria.

Seamos, en este tiempo de Cuaresma, esperanza para tanta gente: en tu casa, en la ciudad, alrededor tuyo, en tu trabajo. 

«Que esta Palabra, en este camino a la Pascua, nos ilumine y nos haga mejores. Que el Señor se haga vida en tu vida», manifestó el obispo auxiliar de Lima.

La Santa Misa de este II domingo de Cuaresma contó con la asistencia de una delegación del Colegio Rice Memorial, proveniente de Vermont. La Eucaristía fue concelebrada por el Padre Timothy Naples.

Central telefónica
(511)2037700