Significado del Escudo Episcopal

Cerro San Cristobal.
Símbolo de la ciudad de Lima desde sus sectores populares con la Cruz de Cristo en la punta, signo de que somos un pueblo pobre y creyente. En el cielo azul la estrella, que es Cristo como horizonte último y a la vez la Stella Maris, María que nos acompaña como acompañó a Jesús.

Jesús levantando a un joven.
Desde un fondo verde y en recuerdo de que estamos en un claro contexto de crisis ecológica donde la esperanza de salvación es la esperanza de ser resucitados todos y todo en la vida plena del amor de Dios, que se expresa en nuestro lema, como en el caso del joven y la joven: “a ti te digo levántate”, dirigido a nuestra arquidiócesis y a Lima toda.

Puente de Piedra.
Que culmina el camino que sube de san Lázaro a Lima, conocido antiguamente como el camino de los desamparados. Este recuerda además que sólo cuando partimos desde los marginados, como en Israel era Betania, nuestra misión se vuelve fecunda, y la ciudad de Lima, similar a Jerusalén, está llamada y puede convertirse a Jesús, y no caer en la esterilidad, como se ve en el evangelio, cuando al entrar en Jerusalén la higuera, símbolo de Israel, carece de frutos. Desde San Lázaro, casa de los pobres, la ciudad, Lima como Jerusalén, podrá abrirse a la conversión y vivir una fe fecunda, llena de amor, justicia, y alegría.

Bandera peruana.
Porque todo esto, que expresa nuestra misión en los próximos años, se ha de vivir en favor y servicio a la Iglesia, que en el Perú formamos la Conferencia Episcopal Peruana, y a un País que vive el significativo tiempo del Bicentenario de la independencia nacional, y que representa un desafío y un llamado a superar la corrupción, la injusticia, el maltrato, la muerte prematura de mujeres, niños por nacer, jóvenes sin oportunidades, migrantes, pueblos postergados, ancianos, familias divididas, y ecología depredada. Dios vive en la ciudad de Lima y hemos de acoger su presencia para dinamizar nuestras vidas al servicio del renacimiento nacional y eclesial.

A ti te digo ¡Levántate!
Con nuestro Lema: A ti te digo ¡levántate! Hemos de salir de la pasividad escuchando la voz de Jesús que nos repara de nuestras muertes y nos hace surgir a la vida en el servicio a los últimos y últimas de la tierra. El mensaje central del kerigma, nos llega también hoy en el ministerio y misión que nos encarga el Señor.

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