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Fotografía: Alberto López Bautista.

El emblema de esta parroquia tiene a un Jesús misionero con morral y sandalias, ligero de equipaje y dispuesto siempre a estar en salida. Se llama “Cristo Misionero del Padre” y está ubicada al Sur de Lima, en el distrito de Chorrillos. Desde los días y noches interminables de la primera ola de la Pandemia del covid-19, el párroco y un grupo de agentes pastorales caminan por las calles chorrillanas sin descanso, acercándose a las personas y familias, practicando la solidaridad que Jesús sembró entre nosotros. Aquí una crónica misionera.

Escribe: Luis Enrique Llontop Samillán

Compromiso y gratuidad.

Catucha Retamozo Urquiaga, limeña, 41 años, está llena de compromisos desde que amanece hasta cuando cae la tarde; ella es madre de un niño de siete años; se levanta muy temprano en su casa de San Genaro para preparar los alimentos que llevará la lonchera de su hijo, quien se quedará con su abuela para realizar sus tareas escolares, aprovechando el internet de la zona. Después, ella podrá irse a trabajar desde las ocho y media de la mañana hasta la noche, cuando todos los solicitantes de ayuda en la parroquia sean atendidos.

Empieza su día laboral a las ocho y media de la mañana, hora en que llega a la parroquia. “A las nueve -nos cuenta- empezamos con la recepción de los balones de oxígeno, y eso va hasta la una de la tarde, en que cerramos y vamos a almorzar; todos almorzamos en la parroquia. Desde las dos de la tarde ya estamos en la puerta para entregar los balones que hemos recibido el día anterior. Aquí estamos hasta las siete de la noche y cerramos a las ocho. A veces nos llaman para decirnos que el tráfico está pesado y que si los podemos esperar; no hay problema, los esperamos”.

Su compromiso parroquial y social data desde los 18 años, desde su preparación a la confirmación, desde ahí no ha parado. Ha participado en la preparación a la confirmación, grupos juveniles, pastoral familiar y otros. “En la Pandemia -sigue contándonos- empezamos con el padre Juan armando bolsas de víveres para dejarlas casa por casa, también apoyamos con el botiquín y los medicamentos. Pero fuimos desbordados, cada día se necesitaba más ayuda, nos dimos cuenta de que la ayuda tendría que ser de otra manera y ahí pensamos en las ollas y comedores”.

“Apoyamos alrededor de 16 iniciativas, entre ollas y comedores. Les brindamos alimentos, por ejemplo, nos llegaban cebollas y, a través de un grupo de whatsapp, coordinamos con las vecinas, dos responsables por olla y comedor, para que las reciban. Ellas también nos comunican sus necesidades, que son muchas, y la Pandemia las ha agudizado”.

En Chorrillos hay una población de 314,241 habitantes, de los cuales 152,926, son varones y 161,315 son mujeres, según los datos del censo del 2017, y se calcula que hay 8,069.88 habitantes por kilómetro cuadrado. No estamos ante una población pequeña, peor aún, la mayoría ha sido muy golpeada por los efectos de la Pandemia: perdieron empleo y pasaron a engrosar las filas de la pobreza.

“Las colaboradoras de las ollas elaboran un promedio de 70 raciones diarias, además de ayudar a los casos sociales, es decir, a la gente del barrio que ni siquiera puede pagar los 2 soles o 2.50 por cada menú. Hay veces en que sólo alcanza para un segundo, que es un guiso de pollo o lentejitas, y les pedimos que en sus casas preparen arroz, o sancochen alguna papita, porque no tenemos más”.

Planta de Oxígeno en Parroquia Cristo Misionero del Padre. Foto: Alberto López Bautista.

Compartir el pan y el oxígeno.

Cuando son muchos en la casa, en la familia, se organizan para compartir lo que compran, porque no pueden pagar un menú para cada uno. Por ejemplo, se comen el segundo en el almuerzo y la sopa para la noche. La Pandemia ha revelado y ha impuesto muchas necesidades. Si un hijo se murió por covid-19 y era el sustento de la familia, todos quedan afectados; él era el sostén de la familia, ahora se quedan sin apoyo y sin trabajo; aquí cabalgan en carrera desbocada la pobreza y la desnutrición. La gente necesita ser escuchada, atendida. Recuerdo mucho una frase de la madre Teresa de Calcuta: “No soy más que un pequeño lápiz en la mano de la escritura de Dios”, y tenemos que dejarnos modelar por su mano para seguir ayudando.

Silvia Karina Alvarado Aponte es otra de las decididas colaboradoras de la parroquia; tiene 45 años y vive en el AAHH San Genaro, que celebra en junio su 41 aniversario. Es un pueblo de migrantes, la mayoría son de Ayacucho y Huancayo. Los sacamos por las costumbres: danzas y bailes, ensayando en la losa deportiva o en los festidanzas de los colegios. Tiene una hija de 18 años y una larga experiencia de apoyo en la parroquia, que empezó a los 15 años, desde la catequesis. Antes de la Pandemia trabajaba como asistente de biblioteca y dando refuerzo a los escolares; esas acciones educativas se paralizaron con la llegada de la Pandemia; le cambiaron el rumbo y, junto con el equipo parroquial, emprendieron la acción conjunta para enfrentar las consecuencias del virus: hambre, desempleo y muerte temprana.

Nos dice: “Somos un equipo que tiene varias tareas, pero la principal es la de atender las demandas de los pobladores con las ollas y comedores, además del oxígeno medicinal, ahora que tenemos una planta de producción. La situación todavía es difícil, en algunas ollas ha crecido el número de comensales y en otras, felizmente, ha disminuido. La gente no tiene buenos trabajos, muchos se dedican al trabajo independiente y en la calle; venden canchita, gelatina… pero ahora no lo pueden hacer por la Pandemia. Muchos han perdido a sus familiares y ese dolor es muy profundo”.

La realidad que enfrentan las ha hecho más conscientes del don de la vida, porque duele el dolor del otro, afecta. “Nosotros nos conocemos –dice Silvia- y los dirigentes conocen bien a todos los pobladores, saben cómo y con quien compartir. Me anima ver sus ojos y miradas, quieren agradecer y no les vienen las palabras, lo vivimos cada día. Les decimos: ¡cuídense!, para que nos cuiden a nosotras. Uno no es de piedra, entre nosotros nos animamos y nos sabemos escuchar. Sin embargo, mucha gente se reserva sus dolores”.

“A veces nos desanima el descuido de mucha gente, saben lo que debemos hacer, usar doble mascarilla, mantener la distancia, y no lo hacen. Hay otros que no saben agradecer el esfuerzo de sus vecinos, incluso descuidan a los niños; me entristece mucho verlos sin rumbo. Nosotros somos de una cultura muy efusiva, afectuosa, y mantener distancia, estar alejados, no podernos abrazar duele mucho. Hemos aprendido a conocer el miedo, y lo peor es cuando éste nos gana; lo mejor es cuando lo enfrentamos y vencemos. Usar mascarillas y taparnos el rostro nos distancia, llegará el día en que nos volvamos a ver y nos abrazaremos sin temor alguno, convencidos de que ganamos la batalla”.

“La planta de oxígeno produce 54 balones por día y son cuatro personas trabajando. A las familias se les pide una colaboración de 50 soles por balón, tenemos mucho cuidado para no ser sorprendidos por estafadores. Hay mucha demanda de oxígeno, también mucha oferta de agradecimiento, porque el oxígeno les alarga la vida y lo que no ha hecho la municipalidad lo ha hecho la Iglesia. La gente viene a dar de lo que le falta, y siempre agradecidos por las ayudas. Hay un agente pastoral que se ha recuperado y esa es una buena noticia para todos los que estamos en esta tarea”.

A la fecha, son 180,764 muertos a causa del virus, una cifra recién revelada que duele profundamente. Felizmente, el proceso de vacunación avanza muy bien, porque ya hay un total de 3.452,784 dosis aplicadas. 

Como uno de ellos.

“Nuestro párroco es un cura muy humano. Él dice siempre: ‘Mientras haya necesidad, yo estaré allí’. Siempre está dispuesto a ayudar, no tiene horario, hay una imagen muy positiva de él y sobre todo de los misioneros combonianos. Trabajamos en las trece comunidades parroquiales: Santa Rosa (Villa Marina), Nuestra Señora de la Evangelización (San Genaro), Dios Te Ama (Villa Venturo), Virgen del Camino, Sagrado Corazón, San Martín, Santa Teresa, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, San Daniel Comboni, Nuestra Señora de Guadalupe, Señor de los Milagros, San Pedro y Nuestra Señora de la Reconciliación”.

“La gente ve a nuestro párroco como uno de ellos, con jean, de esos que tienen flecos, como si estuvieran rotos, pero, como dicen sus feligreses, es parte de esa pinta que lo iguala”.

El padre Juan Goicochea Calderón tiene 51 años y es misionero comboniano. Lleva cuatro años como párroco y doce en la parroquia. Estudió la filosofía en Lima, la teología en Insbruck, Austria, y después hizo su primera experiencia de trabajo pastoral en el sur de Alemania, en Bayern. ‘Pero no soy del Bayern -aclara- soy hincha del Alianza Lima’. Tiene una larga experiencia de trabajo, que empezó en Alemania con la gente de la calle: drogadictos de más de 20 años que son acogidos en casa hogar, una red que se encargó de la pastoral de la calle, ellos se mueren moralmente, despreciados.

Él también nos cuenta: “Allá ser pobre es perder los amigos, tu trabajo, has perdido el sentido de la vida, sin trabajo, no sostienes la casa, no tienes dirección, el trabajo ha sido con los excluidos, eso me sorprendió mucho”.

El padre Juan también hizo estudios de maestría en economía internacional y política de desarrollo. ¿Por qué hay países pobres y países ricos? Muy actual para los tiempos que vivimos.

“Cuando llegué a Lima -dice el padre Juan- pensé en trabajar con algunos grupos, luego me di cuenta de que debía trabajar con todos, y añade: ‘Hice una casa, la Casa de los Talentos, donde se enseña danza, teatro, karate, autodefensa, canto, música, bailes… la casa ahora está cerrada, son 17 grupos en distintas disciplinas, la hemos convertido en una olla común”.

“La parroquia tenía los comedores, la Defensoría del Niño y Adolescente, atención a niños que viven en la violencia; la biblioteca, actualización de los niños en sus clases, niños en extrema pobreza, que son seleccionados y los tenemos en la parroquia hasta que vayan al colegio; sus mamás van a trabajar y muchos no tienen papá. Teníamos también un albergue para familias venezolanas, un espacio para acoger a migrantes, ya no pudimos con la Pandemia, se cerró todo lo presencial”.

“Estaba siguiendo información de científicos alemanes; yo vi venir lo que llegaba, me adelanté a pronosticar que se venía algo complicado. Si en Alemania, con todos los servicios que tienen, la pasan mal, qué pasará en el Perú, esto será una tragedia, verán cosas mucho peores”.

Enfrentar la Pandemia.

“El 17 de marzo ya estábamos preparándonos para la cuarentena. Armamos un equipo de emergencia; desde ahí empezamos, organizados por sectores, no nos consideramos ni mejores ni peores, son 13 sectores; empezamos por los más pobres. En un segundo momento, por cuadras enteras, les dábamos alimentos y, ‘si les sobra, compartan’, les decíamos. Hemos apoyado a unas 8,000 familias, para que no la pasen tan mal”.

“Antes ayudábamos a personas de pobreza extrema, los de la pastoral social las conocen y cada mes les alcanzábamos una bolsa con alimentos y con medicinas. Estas personas se han cuadriplicado, quintuplicado. Me movilicé con amigos de Austria y conseguí medicamentos de buena calidad. Tenemos un botiquín parroquial. Contamos con cinco comedores parroquiales, en la emergencia preguntaron por ayuda; donde veía movimiento, sea de olla común o comedor, fui dejando alimentos. Ayudamos entre 15 a 18 ollas. A todos les llevo por igual. La olla común en Nueva Granada colinda con san Genaro; la junta directiva me hizo ver algo muy importante que ya había observado: casas bonitas, pero familias que habían perdido trabajo y se habían empobrecido, ahí les di el espacio de la Casa de los Talentos a las señoras. Fue una respuesta inmediata: al día siguiente tenían 70 comensales, ahora no se a cuántos ayudan. También les apoyamos con víveres que envía Cáritas, a quien le estoy muy agradecido. Ha sido un buen aporte, además de lo que nosotros les damos desde la parroquia”.

“Cobran algo simbólico para sus verduras, les damos lo mínimo; los milagros que ellos hacen son mucho mayores, ahí veo la multiplicación de los panes, porque hacen que alcance y el costo es sobre 1 sol o 1.50. Tienen casos sociales: enfermos, ancianos, personas con discapacidad… esta es una manera muy práctica de trabajar porque se conocen, no les puedes hacer el avión. Es la solidaridad de igual a igual y, al que no pide, ellos saben que está necesitando y a él le dirigen la ayuda”.

“Un miércoles de Ceniza le comuniqué a la parroquia lo que quería hacer con su ayuda: tener nuestra propia planta de oxígeno, y así empezamos a romper las redes, la gente se puso de pie, estoy agradecidísimo por la confianza, porque se la creyeron, empezaron con pachamanca, frijolada, vendiendo cosas… la abuelita que dejó dos soles, los restaurantes, los niños que dejaron 30 céntimos, desde el extranjero nos mandaban sus donaciones, gente que nos conoce y nos tiene confianza, que ha visto que las cosas se hacen bien”.

El domingo de Resurrección ya la planta estaba funcionando. El 4 de mayo hemos cumplido un mes, trabaja las 24 horas, son muchas vidas que se vienen salvando, vamos viendo bien los casos, estoy contento y sorprendido, estamos trabajando duro. Le agradezco a Dios por la solidaridad de nuestro pueblo, la solidaridad es la clave que tenemos, la solidaridad responde a la confianza, va de la mano. Sirve para superar cada circunstancia. Tenemos 54 balones por día de producción”.

“Nuestra gente se ha vuelto más sensible para las cosas de Dios, para el dolor; como Iglesia tenemos que profundizar temas pendientes, que los hemos dado por supuestos, y que vale la pena volverlos a reflexionar: la vida, la muerte, el sufrimiento, la imagen de Dios, la cultura del cuidado del uno por el otro, el cuidado de nosotros mismos…”

En el 2015, el padre Juan tuvo la suerte de reunirse con el papa Francisco y le entregó su libro: Niños, esta tierra es de ustedes, lo escribió antes que el Papa publicara la encíclica Laudato sí. Le dijo:Esta es mi encíclica, mucho más pequeñita que la de usted, pero yo le adelanté”, el Papa lo miró y sonrió.

El libro está traducido al alemán, polaco, francés, ahora se está haciendo la edición al inglés y al ucraniano, ahí es donde han mostrado mayor interés por el libro. En Alemania ha tenido mucha acogida, se ha tenido mucho apoyo por el interés que tienen. En el libro se abordan temas candentes como la minería, la Amazonía, y se tocan temas desde el punto de vista científico y desde la Doctrina Social de la Iglesia, el evangelio y la Biblia en general. Se ofrecen pautas para comprometerse con el cuidado de la casa común. Temas que profundiza: el agua, el aire, la minería, la Amazonía, la basura, el plástico, el racismo, los derechos fundamentales del niño, los alimentos, lo esencial y cómo juzgarlo a la luz de la palabra de Dios y acciones a tomar.

Nos ha cambiado la vida.

Esta situación de Pandemia y el apoyo en las ollas y comedores de nuestra parroquia, así como el abastecimiento de oxígeno medicinal, les ha cambiado la vida. Cuando le pregunto a Silvia si hay algún pensamiento, poesía o canto que la anima en esta súper tarea, ella empieza a cantar Señor de la vida, un canto muy conocido del compositor Gilmer Torres que, para ella, es también canto de reflexión:

“Tu rostro escondido, nos dejas mirar, y un rostro de hermano, nos haces buscar.
Oculto en nuestra carne de sudor y de tierra, y escondido, tu cariño nos entregas.
Cuando Tú has venido, la vida empezó, cuando Tú te fuiste, la vida siguió.
Y ahora quieren matarla, y esta vida no muere porque corre por las venas, de tu pueblo”.

Termina nuestra conversación y Silvia reconoce también que la vida no es sólo trabajo. Cuando hay que celebrar lo hace con cumbia y al ritmo del Grupo 5.

 “La altura espiritual de una vida humana está marcada por el amor, que es «el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o negativa de una vida humana». Sin embargo, hay creyentes que piensan que su grandeza está en la imposición de sus ideologías al resto, o en la defensa violenta de la verdad, o en grandes demostraciones de fortaleza. Todos los creyentes necesitamos reconocer esto: lo primero es el amor, lo que nunca debe estar en riesgo es el amor, el mayor peligro es no amar (cf. 1 Co 13,1-13)” (papa Francisco, encíclica Fratelli tutti n. 92).

Siguiendo el lema de nuestro Plan Arquidiocesano “Discípulos y Misioneros en Salida”, la Oficina de Educación Católica de Lima (ODEC) realizó un programa especial para rendir homenaje a los maestros en su día.

El evento contó con la participación de alrededor de 300 participantes, entre docentes y directivos de instituciones educativas estatales de nuestra jurisdicción, quienes formaron parte de una serie actividades de corte formativas como  también culturales.

Asimismo, el programa finalizó ayer con la misa de Acción de Gracias presidida por nuestro Obispo Auxiliar, Monseñor Juan José Salaverry, quién destacó la importante labor que los docentes vienen desarrollando en estos momentos de crisis a causa de la Pandemia Covid-19.

“Ustedes son maestros han recibido el espaldarazo de confianza de parte de Dios de participar en la misión profética, docente, de Jesús desde el bautismo. No defrauden la confianza de Dios, no defrauden la confianza de los padres de familia, no defrauden la confianza de la Iglesia, pero tampoco defrauden su propia vocación docente”.

MONSEÑOR JUAN JOSÉ SALAVERRY.

Cada 06 de julio, nuestro país rinde homenaje a los maestros peruanos en su día por la importante labor que realizan en favor de la educación de nuestros niños y jóvenes, especialmente en situaciones tan complejas como la Pandemia por el Covid-19, poniendo su servicio por encima de todo.

En ese sentido, nuestra Oficina de Prensa conversó con Francisco Marcone, director de la Asociación de Instituciones Educativas Católicas (AIEC), quien habló sobre los retos que enfrentan los docentes en la actualidad para continuar con su misión de educar en tiempos de Pandemia: “muchos de nuestros maestros, con mucha valentía y esfuerzo, entraron al terreno de lo desconocido, la virtualidad, para poder desarrollar las sesiones de enseñanza, reto que los caracterizó el año pasado”, manifestó.

El director de AIEC sostuvo que, desde el año pasado, se afrontaron dos retos esenciales para salir adelante. El primero, el conocimiento de los nuevos planteamientos del currículo nacional, es decir, el pase a un modelo de enseñanza en función a competencias donde los estudiantes ya no deben memorizar conceptos, sino que demuestren que han adquirido las capacidades. Y el segundo, la capacitación a los maestros en tecnología: “Desde el primer mes de la Pandemia, los docentes han recibido capacitación y acompañamiento para el uso de las nuevas tecnologías y su aplicación en las sesiones de clase”.

Este año, señaló Marcone, el principal reto está vinculado con el desarrollo personal y cristiano de sus maestros como el de sus estudiantes: “Nos hemos dado cuenta que el principal reto está en el desarrollo personal de nuestros docentes, porque al igual que todos, han estado encerrados junto a sus familias o han sufrido la partida de sus amigos y familiares, causándoles dolor e inestabilidad, porque no han podido despedirse de ellos y requieren un soporte espiritual para llevar adelante su labor y replicarla a sus estudiantes en esta crisis”.

Los maestros también son discípulos misioneros.

Según Francisco Marcone, una herramienta importante para fortalecer el desarrollo personal y espiritual de sus maestros, ha sido la elaboración del Plan Pastoral de la Arquidiócesis: “Yo creo que el tema de ser discípulo misionero, nos da la oportunidad de refrescar o de adquirir nuevos conocimientos, nueva información sobre la vida cristiana y cómo debemos llevarla y esto va a beneficiar a las familias de nuestros docentes y a la de sus estudiantes”, precisó

De otro lado, el director de AIEC, comentó que entre las principales innovaciones que han desarrollado en los colegios de su institución, destaca la adaptación de las sesiones de clase y el uso de la tecnología: “los maestros han adaptado sus sesiones a un encuentro virtual, pero somos conscientes que la clase virtual no puede reemplazar a la educación presencial, no solo por cuestiones de desarrollo de aprendizaje, sino por cuestiones de desarrollo integral de nuestros estudiantes, necesitan interactuar con sus docentes y entre ellos para equilibrar su afectividad”.

De igual manera, Francisco Marcone reconoció que estudiantes y maestros de nuestro país, incluso de las zonas más apartadas, han hecho esfuerzos grandes para mejorar la conectividad, la comunicación con sus alumnos: «hemos aprendido a adaptarnos a esta nueva situación», puntualizó.

Realmente hemos podido comprobar que nuestros maestros tienen una verdadera vocación de servicio. Y espero que el retorno a clases presenciales suponga una educación diferente, pensando lo mejor para el Perú, con más equidad y calidad docente, siguiendo el ejemplo del maestro Jesús, en favor de nuestros niños y adolescentes.

Finalmente, el director de AIEC afirmó que el principal mensaje a los maestros en su día es de agradecimiento por el gran esfuerzo realizado en este tiempo de crisis sanitaria: “La sala de la casa se convirtió en el aula e incluso, algunos colgaron una sábana detrás para poder firmar las sesiones de clase o por razones de la crisis económica, hubo reducción de sueldos. A pesar de eso, los maestros y maestras del Perú han salido adelante”.

Monseñor Juan José Salaverry presidió la Celebración Eucarística en honor a los maestros peruanos. El Obispo Auxiliar de Lima encomendó en sus intenciones a los profesores de la Oficina de Educación Católica de Lima (ODEC) y la Asociación de Instituciones Educativas Católicas (AIEC).

Comentando el Evangelio de San Marcos (6,30-34), Monseñor Salaverry señaló que la misión de enseñar de Jesús y que comprendía la explicación de la ley de los profetas en la sinagoga, la explicación del reino a través del lenguaje sencillo con el cual él predicaba y la explicación que él hacía desde su propia vida.

Luego, dirigiéndose a los maestros, el Obispo Auxiliar les recordó la importante misión que ellos cumplen en favor de la educación de los niños y jóvenes: “Esta misión que el Señor les ha ofrecido es una misión sumamente delicada, porque lo más preciado que tiene la sociedad, la Iglesia y las familias, son nuestros niños y jóvenes que ponemos en sus manos”.

En esa misma línea, Monseñor Salaverry remarcó que gracias al desempeño de los docentes es que se puede forjar un mejor futuropara los estudiantes de nuestro país: “Ojalá que estos niños y estos jóvenes que están en las manos de ustedes, aprendan muy bien de ustedes, de esa enseñanza larga con la palabra y con la vida, para que el futuro del Perú no sea un futuro incierto, sino un futuro promisorio”.

De igual manera, el prelado señaló que los docentes han recibido la confianza de Dios para que sean partícipes de su misión profética: “No defrauden la confianza de Dios, de los padres de familia, de la Iglesia, pero tampoco defrauden su propia vocación, porque tal vez el docente en nuestro país no es el más valorado o remunerado, pero el docente que cumple a plenitud largamente su vocación, se siente feliz de hacer lo que le gusta, lo que llena su vida por el bien de los demás”, expreso el Obispo Auxiliar.

Asimismo, Monseñor Salaverry indicó que junto a los maestros, todos los demás miembros de las instituciones educativas, debemos esforzarnos por brindar una educación de calidad: “tenemos que esforzarnos todos, los pastores, los promotores, los padres de familia, los alumnos y los maestros, porque la misión de construir el Reino no la podemos ejercer solitariamente, sino desde la comunión y desde la solidaridad”.

Finalmente, nuestro Obispo Auxiliar, agradeció a los docentes peruanos en nombre de nuestro Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo. Y deseándoles un feliz día, los alentó a mantenerse “siempre alegres”, porque han recibido el don de la docencia.

Con gran alegría celebramos el Aniversario Episcopal de nuestros Obispos Auxiliares: Monseñor Ricardo Rodríguez y Monseñor Guillermo Elías, quienes hace dos años aceptaron el encargo pastoral de guiar y acompañar a nuestra Iglesia de Lima en su camino sinodal.

“Ahora que vamos a estar juntos en este tiempo, seamos una comunidad que escucha y comprende, para hacer que los propios laicos aprendan a escucharse, a organizarse, para empezar a resolver los graves problemas que tenemos”, con estas palabras, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, se dirigió a los dos Obispos Auxiliares el día de su ordenación, en julio de 2019.

Han pasado dos años desde aquel histórico día, y hoy queremos recordar las palabras y compromisos con el Pueblo de Dios de nuestros obispos auxiliares Ricardo y Guillermo.

Monseñor Ricardo Rodríguez: «Una Iglesia que transmita vida».

En aquella oportunidad, Monseñor Ricardo Rodríguez agradeció al Papa Francisco por la designación, y reiteró su servicio por una Iglesia fiel a Jesucristo, una Iglesia que se sienta viva y transmita vida: “intentaré, con mis limitaciones, ser un colaborador en su propósito, por una Iglesia para el hombre de hoy”, añadió.

Al escoger el lema ‘Aquí estoy Señor’, pensaba cuando empecé a recorrer este camino y cómo debo continuar ahora. Ante lo vivido, y lo que tengo por vivir, siempre tengo que decir ¡Aquí estoy!

Monseñor Guillermo Elías: «Daré todo mi ser y todo lo que se me encomiende».

Monseñor Guillermo Elías también se mostró emocionado por este nuevo camino pastoral: “los días previos a la ordenación episcopal, venían tantas situaciones y hechos a mi vida, ingresar como seminarista a esta hermosa catedral, luego como presbítero, y ahora, en este nuevo tiempo como obispo. Aún tengo que asimilarlo”, expresó durante su ordenación episcopal.

Quiero entregarme a Dios, quiero seguir siendo instrumento de él. Daré todo de mi ser y todo lo que se me encomiende, trabajaré en comunión con nuestro Arzobispo, junto a Ricardo, al clero, y juntos diremos: ¡Lima Levántate!

Gracias a la solidaridad y al trabajo en equipo, nuestras parroquias de la Arquidiócesis de Lima han sumado esfuerzos para lograr la construcción de plantas de oxígeno medicinal y asistir a nuestros hermanos más vulnerables por la Pandemia del Covid-19.

A continuación compartimos información relevante sobre la ubicación y disponibilidad de las plantas de oxígeno parroquiales:

Parroquia Cristo Misionero del Padre.

Bajo el lema “Que la solidaridad no se detenga”, la Parroquia Cristo Misionero del Padre en el distrito de Chorrillos, desde abril del presente año a la fecha, ha puesto en disposición su planta de oxígeno, la cual diariamente brinda un llenado promedio de 20 balones.

El párroco, padre Juan Goicochea Calderón, agradeció a todos los bienhechores que han hecho posible la construcción de esta obra solidaria y nos indicó que  la recepción de balones se realiza de lunes a sábado en el horario de 9:00 a. m. a 1:00 p. m. y de 2:00 a 7:00 p. m.

Para mayor información y/o conocimiento de los requisitos para  la asistencia de oxígeno, los interesados, pueden comunicarse al 977485191 o a través de  su página de facebook.

Parroquia Espíritu Santo.

De la misma manera, en Manchay en el distrito de Pachacamac, recientemente se inauguró la planta de oxígeno medicinal de la Parroquia Espíritu Santo, la cual realiza el llenado de 30 balones diariamente.

El Padre César Valdivia, responsable del proyecto parroquial, señaló que está planta de oxígeno está a disposición de todos los hermanos que requieran de los servicios de la planta por un costo social de S/150 nuevos soles.

El horario de atención es de lunes a viernes de 9:00 a .m. a 1:00 p. m. y de 4:00 a 7:00 p. m. y para mayor información pueden contactarse a los teléfonos 947201629 ó 936959549.

Nuestro Obispo auxiliar, Monseñor Guillermo Elías en representación de la Arquidiócesis de Lima, visitó ayer a los hermanos del sector Señor de Quinuapata, pertenecientes a la Parroquia Espíritu Santo en Manchay, llevando donaciones  y compartiendo gratos momentos con ellos.

Los hermanos de Manchay  recibieron una serie víveres no perecibles, mantas y colchas para este crudo invierno, entre otros de primera necesidad.

Asimismo, Monseñor Elías dio su bendición al comedor popular de la zona y en comunión con todos los presentes, realizó la entronización del Sagrado Corazón de Jesús.

De igual manera, el párroco de Espíritu Santo, padre César Valdivia, agradeció la visita de nuestro obispo auxiliar: “agradezco la visita de nuestros pastores que nos alienta y da fuerza para seguir adelante en el camino cristiano”, remarcó.

Ciudad del Vaticano. Compartimos la entrevista de Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, concedida al portal de noticias de la Santa Sede, Vatican News.

La primera vuelta de las elecciones generales de Perú se realizó el 11 de abril de este año. La segunda, el pasado 6 de junio. Tres semanas después, Pedro Castillo, quien obtuvo el 50,16 por ciento de los votos no ha sido oficialmente nombrado presidente. Entrevista con el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo.

Escribe: Manuel Cubías.

Los resultados de las elecciones presidenciales realizadas el pasado 6 de junio del presente año dan una leve ventaja a Pedro Castillo sobre Keiko Fujimori. Unos escasos 40 mil votos. Desde hace unos días, ésta última ha comenzado a señalar irregularidades y a hablar de “indicio de fraude”, hecho que ha generado incertidumbre, particularmente en los mercados financieros, lo que ha repercutido en la caída del valor del sol y la subida del dólar.

Elecciones en el año del bicentenario de la independencia de Perú.

“El próximo 28 de julio sería el día en que el presidente elegido debe asumir el mando” afirmó monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima, quien subrayó que estas elecciones coinciden con el aniversario de la independencia.

Estas elecciones han sido “como un campanazo fuerte de los pobres ante las deficiencias del sistema neoliberal implantado hace más de veinte años (…) aquí la gente muestra un descontento”, insistió el arzobispo al describir la actual realidad que vive Perú.

Mons. Castillo puntualizó que no es lo mismo ver la realidad desde las zonas rurales que desde las grandes ciudades. En la ciudad se produce un fenómeno, “el famoso chorreo” que los beneficios de la macroeconomía se trasladan a nivel microeconómico, pero esta distribución beneficia más a las ciudades que a las zonas rurales. El arzobispo subrayó las desigualdades que azotan a las mayorías empobrecidas, a las que no llega el “chorreo” y que se han expresado en las elecciones.

Además, insistió, en las ciudades hay más influencia de los medios de comunicación y de las campañas que generan miedo. “La propaganda del miedo ha sido muy fuerte: miedo al comunismo, miedo a que van a quitarle sus cosas”. En el campo, por el contrario, “la realidad manda”.

El uso de íconos religiosos en la política.

El arzobispo de Lima expresó su malestar por el uso de ciertos íconos religiosos por parte de algunos políticos: No es bueno “haber recurrido a esos medios (crear miedos) e inclusive a propaganda usando la religión, no, como sucedió este sábado, al igual que en otros casos anteriores”.

Retraso en el nombramiento del nuevo presidente.

El arzobispo puso en evidencia, también, que la corrupción es una realidad que alcanza a numerosos políticos y que algunos de ellos “han estado influyendo para que este retraso se haga más fuerte y eso es una cosa grave porque se atenta contra la democracia. Por eso la Iglesia publicó un comunicado” para que esta situación se resuelva pronto.

El prelado hizo eco de que “el 70 por ciento de la población abiertamente manifiesta que debe reconocerse como presidente al que ha sido elegido”.

Recuperar la idea de pueblo.

Castillo insistió en que es importante evidenciar “la renovación que viene de la gente sencilla”. La categoría de pueblo, insistió muestra la idea del pueblo como comunidad, como elemento integrador en la democracia, como expresión de las búsquedas comunitarias. El pueblo, al igual que la mujer, no basta con nombrarlos, se tiene que apostar por su participación en la vida democrática.

Un continente en ebullición.

El prelado peruano recordó que “América Latina está en ebullición”. Enumeró a los países que atraviesan crisis sociales y políticas, así como temas comunes como la corrupción las desigualdades sociales y la falta de oportunidades para las generaciones más jóvenes.

Castillo considera que en el contexto particular que vive Perú, hay que “respetar las decisiones tomadas por el poder electoral, sin intervención de ningún otro poder, y en este sentido, está claro (…) hay que respetar lo que está establecido”.

En relación a la pandemia del Covid-19 que ha golpeado fuertemente Perú con poco más de dos millones de personas contagiadas y más de 192 mil fallecidos, el arzobispo de Lima evidenció que hay una tendencia a la baja en el número de contagios y de fallecidos en todo el país, aunque el sistema de salud todavía no es capaz de responder adecuadamente a las necesidades sanitarias de la población.

La tarea de la Iglesia en el momento actual.

“En el espíritu de la Fratelli tutti” hay mucho que hacer, mucho en lo que colaborar (…) hay que humanizar los procesos sociales y políticos” afirmó el prelado. “El Papa Francisco nos orienta. El diálogo social. El envolvernos todos en un proceso que valora los sentimientos y esperanzas de los pueblos (…) nos dijo que no nos dejemos robar la esperanza y hoy todos somos una esperanza para el Perú”.

En la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, nuestra Arquidiócesis de Lima participó de la Santa Misa celebrada por nuestros cuatro obispos auxiliares: Monseñor Guillermo Cornejo, Monseñor Juan José Salaverry, Monseñor Guillermo Elías y Monseñor Ricardo Rodríguez.

Monseñor Guillermo Elías reflexionó en su homilía sobre la vida de San Pedro: a través de él, vemos en San Pedro al primer Papa, instituido por el mismo Jesucristo dándole las llaves del reino del cielo. Y hoy, al recordar la imagen de Pedro, celebramos la fiesta del Papa y como Iglesia de Lima nos unimos para orar por nuestro Santo Padre que nos pide orar por su pontificado”.

Comentando el Evangelio según San Mateo (16,13-19), Monseñor Elías explicó las características de San Pedro: «un humilde pescador que, con determinación, empezó la edificación de nuestra Iglesia, la cual hoy nuestro Santo Padre también nos llama a seguir construyendo».

Nuestra Iglesia de Lima se une a esta propuesta del Santo Padre y está llamada a vivir con humildad, reconocer en nuestra realidad, las fortalezas y debilidades, para juntos afrontar desde este presente que nos ha tocado vivir.

Guillermo Elías afirmó que la fe de San Pedro, a pesar de sus miedos y dudas, lo llevan a creer ciegamente en Jesús y reconocerlo como Mesías, Hijo de Dios. El prelado indicó que tanto Pedro como Pablo cumplieron su misión en este mundo y ayudaron a levantar los pilares de la Iglesia: «ambos tienen en común el amor radical a Jesucristo, con estilos completamente diferentes, pero con una fe esperanzadora. Comprendamos la autoridad de Pedro y sus sucesores, pero también la libertad de Pablo, ambas necesarias para mantener una Iglesia en novedad, guiada por el Espíritu Santo, aliento imprevisible en un mundo en movimiento”.

Finalmente, el Obispo Auxiliar hizo un llamado a imitar la fidelidad de ambos santos en nuestras vidas: “Qué la fe ciega de San Pedro y San Pablo en Jesús, su entrega total a la palabra, pueda lograr en nosotros, una vida mucho más profunda”.

A través de un videomensaje, el Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Nicola Girasoli, envió un emotivo mensaje a Obispos, Prelados, Vicarios, Administradores Apostólicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos, seminaristas y a todas las personas de buena voluntad con ocasión de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, que se celebra este 29 de junio, también Día del Papa.

“Quiero expresar mi profundo agradecimiento a todos los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, jóvenes y a todas las instituciones católicas socio-caritativas de todas las jurisdicciones eclesiásticas del Perú, que a través de muchas iniciativas caritativas y solidarias, acompañan a los más necesitados en esta pandemia”, ha expresado Monseñor Girasoli.

Posteriormente dijo que “el Papa Francisco de manera especial nos invita, en esta terrible situación de la pandemia, a mantener viva la esperanza. Una esperanza que ilumina la oscuridad del miedo y de las enfermedades”.

El Nuncio Apostólico en el Perú resaltó también que “Todos somos discípulos misioneros en salida” y que nos estamos preparando a vivir la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Sobre este encuentro histórico que se realizará en noviembre del presente año, en México, señaló que es “un gran momento para vivir y expresa la sinodalidad, caminando y escuchando a todos, para discernir los nuevos caminos pastorales que se necesitan en nuestro continente”.

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