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A la hora del rezo mariano del Ángelus el Santo Padre Francisco reflexionó sobre el Evangelio dominical y pidió por intercesión de la Virgen María que vivamos el Adviento como un tiempo de gracia, «sin dejarnos distraer por cosas externas», «haciendo un espacio en el corazón para Jesús, que quiere sanar nuestras enfermedades y darnos su alegría»; ya que para volver a nacer «no es suficiente creer en Dios, sino que hay que purificar nuestra fe todos los días».

El 15 de diciembre, tercer domingo de Adviento, también conocido como «domingo de la alegría», el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, acompañado de miles de fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro.

En alusión al Evangelio del día que narra la duda planteada por Juan el Bautista desde la cárcel al haber oído las obras del Mesías, quien manda a preguntar a Jesús «si es Él quien ha de venir o si en su lugar tenemos que esperar a otro»; el Papa destaca la respuesta del Maestro: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí».

La salvación envuelve al hombre por completo

Esta descripción nos muestra -dice Francisco- que la salvación envuelve al hombre por completo y lo regenera. Se trata en definitiva de que para salvarnos y nacer a la vida eterna, es necesario que muera nuestro pecado.

«Pero este nuevo nacimiento, con la alegría que lo acompaña-continúa argumentando el Papa- siempre presupone una muerte para nosotros y para el pecado que está en nosotros. De ahí el llamado a la conversión, que es la base de la predicación tanto del Bautista como de Jesús; y que puntualmente se trata de convertir la idea que tenemos de Dios».

El Adviento nos anima a volver a nacer

En este sentido, el Pontífice afirma que el tiempo de Adviento nos anima a volver a nacer, precisamente con la pregunta que Juan el Bautista le hace a Jesús: «¿Eres tú quien tiene que venir o debemos esperar a otro?» (Mt 11,3).

Una pregunta totalmente natural teniendo en cuenta- explica el Papa- que durante toda la vida, «Juan ha estado esperando al Mesías; su estilo de vida, su propio cuerpo está plasmado por esta espera».

Es necesario purificar la fe todos los días

«Esta es también la razón por la cual Jesús lo alaba con estas palabras: nadie es más grande que el que nació de una mujer (ver Mt 11,11). Y sin embargo, él también tuvo que convertirse a Jesús. Al igual que Juan, nosotros también estamos llamados a reconocer el rostro que Dios ha elegido asumir en Jesucristo, humilde y misericordioso», añade Francisco en su reflexión.

Asimismo, el Santo Padre recuerda que el Adviento, «tiempo de gracia», nos dice que no basta solo con creer en Dios: «es necesario purificar nuestra fe todos los días. Tenemos que prepararnos para dar la bienvenida no a un personaje de cuento de hadas, sino al Dios que nos llama, nos involucra y ante quien se impone una elección: el Niño que yace en el Pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, de los pobres que son los privilegiados de este misterio y, a menudo, los que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros» (Carta a Admirabile signum, 6).

No dejarnos distraer por cosas externas

Y con el fin de lograr este compromiso, el Papa concluye pidiendo que la Virgen María nos ayude, para que «a medida que nos acercamos a la Navidad, no nos dejemos distraer por cosas externas, sino que hagamos espacio en el corazón para Aquel que ya ha venido y quiere volver para sanar nuestras enfermedades y darnos su alegría».

“El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración”: inicia así la Carta Apostólica Admirabile signum sobre el significado y el valor del pesebre, que el Papa Francisco firmó este domingo en Greccio, Italia.

La Carta “Admirabile signum” sobre el significado y el valor de un signo que “siempre despierta asombro y admiración”, publicada con ocasión de la visita de Francisco a Greccio

El pesebre, un acto de evangelización por redescubrir y revitalizar

“La representación del acontecimiento del nacimiento de Jesús – se lee en el texto – equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría”. “La contemplación de la escena de la Navidad – escribe el Papa – nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él. Con esta Carta quisiera alentar la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas… Es realmente un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”.

San Francisco y el pesebre viviente en Greccio

El Papa, recordando los orígenes de la representación del nacimiento de Jesús, subraya la etimología latina de la palabra: «praesepium», es decir, pesebre, y cita a san Agustín que observa como Jesús, “puesto en el pesebre, se convirtió en alimento para nosotros”. Y recuerda el belén viviente querido por San Francisco en Greccio en la Navidad de 1223, que llenó de alegría a todos los presentes: “San Francisco realizó una gran obra de evangelización con la simplicidad de aquel signo. Su enseñanza ha penetrado en los corazones de los cristianos y permanece hasta nuestros días como un modo genuino de representar con sencillez la belleza de nuestra fe”.

Asombro y emoción por el Dios que se hace pequeño

El pesebre – escribe el Papa – “despierta tanto asombro y nos conmueve” porque “manifiesta la ternura de Dios” que “se abaja a nuestra pequeñez”, se hace pobre, invitándonos a seguirle por el camino de la humildad para “encontrarle y servirle con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados”.

Los signos del pesebre: el cielo estrellado en el silencio de la noche

La Carta revisa los diversos signos del pesebre. En primer lugar, el cielo estrellado, en la oscuridad y el silencio de la noche: es la noche que a veces rodea nuestra vida. “Pues bien, incluso en esos momentos – escribe el Papa – Dios no nos deja solos, sino que se hace presente” y “lleva la luz allí donde hay tinieblas e ilumina a los que pasan por las tinieblas del sufrimiento”.

Los paisajes, los ángeles, la estrella cometa, los pobres

Luego, a menudo, hay paisajes hechos de ruinas de casas y palacios antiguos, “signo visible de la humanidad caída” que Jesús vino “a sanar y reconstruir”. Hay montañas, arroyos, ovejas, para representar a toda la creación que participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y la estrella cometa son el signo de que “nosotros también estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la cueva y adorar al Señor”. Los pastores nos dicen que son “los más humildes y los más pobres que saben acoger el acontecimiento de la Encarnación”, como lo son las estatuas de los mendigos. “Los pobres, en efecto, son los privilegiados de este misterio y, a menudo, los más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros”, mientras que el palacio de Herodes «está al fondo, cerrado, sordo al anuncio de la alegría». Nacido en el pesebre – afirma Francisco – Dios mismo inicia la única verdadera revolución que da esperanza y dignidad a los desposeídos, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura».

Los otros personajes: del herrero al panadero

En el pesebre se colocan a menudo figuras que parecen no tener relación con las narraciones evangélicas, para decirnos – observa el Papa – que «en este nuevo mundo inaugurado por Jesús hay lugar para todo lo humano y para toda criatura». Del pastor al herrero, del panadero al músico, de las mujeres que llevan jarras de agua a los niños que juegan», para representar «la santidad cotidiana, la alegría de hacer las cosas cotidianas de una manera extraordinaria, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina».

María y José: el abandono a Dios

En la cueva están María y José. María es «el testimonio de cómo abandonarse en la fe a la voluntad de Dios», así como José, «el custodio que no se cansa de proteger a su familia».

El Niño Jesús: el amor que cambia la historia

En el pesebre está el pequeño Jesús: Dios «es imprevisible» – afirma el Papa – «fuera de nuestros esquemas» y «así se presenta, en un niño, para ser acogido en nuestros brazos. En la debilidad y la fragilidad esconde su poder que crea y transforma todo» con amor. «El pesebre nos hace ver, nos hace tocar este acontecimiento único y extraordinario que ha cambiado el curso de la historia.

Los Reyes Magos: los lejanos y la fe

Finalmente, el último signo. Cuando se acerca la fiesta de la Epifanía, se colocan en el pesebre las tres estatuas de los Reyes Magos, que «enseñan que se puede partir desde lejos para llegar a Cristo».

Para la felicidad del hombre

«El pesebre – concluye el Papa Francisco – forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe»: no importa cómo se construye, «lo que importa es que hable a nuestras vidas», diciéndonos el amor de Dios por nosotros, «el Dios que se hizo niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, en cualquier condición en que se encuentre», y para decirnos que «aquí es donde está la felicidad».

Hoy la Iglesia Católica celebra la III Jornada Mundial de los Pobres. El Pontífice advierte de dos tentaciones a las que se enfrenta el cristiano en nuestro tiempo: el afán por el “ahora mismo” y la hipocresía del “yo”.

Homilía del Papa Francisco

Esta mañana el Papa Francisco ha advertido de dos tentaciones a las que se enfrenta todo cristiano durante la Santa Misa que ha presidido en la Basílica de San Pedro con ocasión de la III Jornada Mundial de los Pobres, instaurada por él mismo en 2016 tras concluir el Jubileo de la Misericordia.

Las prisas no son buenas. Jesús nos pide ser perseverantes

La primera tentación de la que advierte es la de “la prisa” y el “ahora mismo”. El Papa invita a no prestar atención a quien “difunde alarmismos y alimenta el miedo del otro y del futuro” – porque, dice – “el miedo paraliza el corazón y la mente”. “Nos dejamos seducir por la prisa de querer saberlo todo y ahora mismo, por el cosquilleo de la curiosidad, por la última noticia llamativa o escandalosa, por las historias turbias, por los chillidos del que grita más fuerte y más enfadado” señala el Papa y asegura que “esta prisa, este todo y ahora mismo, no viene de Dios”.

Francisco también explica que si nos sentimos atraídos por “el último grito”, no encontramos más tiempo para Dios y para el hermano que vive a nuestro lado. Es por eso que nos recuerda el antídoto que propone Jesús y que no es otro que “la perseverancia”: “Perseverancia es seguir adelante cada día con los ojos fijos en aquello que no pasa: el Señor y el prójimo”.

Yo, cristiano, ¿tengo al menos un pobre como amigo?

Durante su homilía, el Papa ha señalado el segundo engaño del que Jesús nos quiere alejar: la tentación del yo. Para Francisco, quien dice “yo”, “no habla la lengua de Jesús”, esa lengua en la que reina el “tu”. Además, el Papa dice que no basta la etiqueta “cristiano” o “católico” para ser de Jesús y condena esa actitud equivocada de muchos, basada en: hago lo correcto, pero para ser considerado bueno; doy, pero para recibir a cambio; ayudo, pero para atraer la amistad de esa persona importante. “La Palabra de Dios impulsa a dar al que no tiene para devolvernos y a servir sin buscar recompensas y contracambios” y nos pobres – puntualiza – “son preciosos a los ojos de Dios porque no hablan la lengua del yo”.

Los pobres son el tesoro de la Iglesia

“Estando con los pobres aprendemos los gustos de Jesús” ha dicho el Pontífice al final de su homilía. También ha pedido que hagamos una reflexión para cuando un pobre golpee a nuestra puerta “ no sintamos fastidio” sino que “acojamos su grito de auxilio como una llamada a salir de nuestro proprio yo”. “Dios es amor y el pobre que pide mi amor me lleva directamente a Él” dice y concluye: “Los pobres nos facilitan el acceso al cielo, desde ahora son nuestro tesoro, el tesoro de la Iglesia, porque nos revelan la riqueza que nunca envejece, la que une tierra y cielo, y por la cual verdaderamente vale la pena vivir: el amor”.

Jornada Mundial de los pobres: 1500 almorzaron con el Papa

El Papa después de presidir la celebración eucarística y el rezo mariano del Ángelus, se dirigió al Aula Pablo VI, al ya habitual almuerzo con los pobres. Al llegar, a las 12.20 aproximadamente, Francisco se dirigió a ellos y les dio la bienvenida, y les deseó que el Señor los bendiga, a ellos y sus familias.

1500 indigentes fueron invitados. Para la ocasión se preparó un gran comedor con 150 mesas, para el almuerzo festivo en su honor, que fue ofrecido amablemente por Roma Cares. Al final del almuerzo, todos los participantes recibirán obsequios: algunos paquetes de pasta, donados por La Molisana y aceite, donados por Coldiretti.


¡Comienza la cuenta regresiva! Quedan pocos días para el XX Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil (ELARNPJ) que por primera vez se celebrará en nuestro país. A continuación te presentamos, en exclusiva, el tema ganador del concurso convocado meses atrás por el CELAM: ¡Él Vive!

«Es la hora de empezar, perder el miedo y anunciar, es la hora de salir y dar inicio a tu misión», se escucha en una parte del tema compuesto por Erick Trujillo Sante, un joven estudiante de ingeniería de sistemas que compitió con otros participantes de la Pastoral Juvenil de la Región Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú).

El histórico encuentro de líderes juveniles en la capital limeña cuenta con la colaboración del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Pastoral Juvenil Latinoamericana, la Comisión Episcopal para Laicos y Juventud Perú, y el Arzobispado de Lima.

Inspirado en el lema “Los jóvenes somos tierra sagrada, el ahora de Dios” , Trujillo Sante de 22 años explicó que «con esta canción quiero decirle a los jóvenes de nuestra región que Dios siempre está presente en sus vidas».

Yo soy de Cristo ¡Y Él vive!

Para el concurso del Himno del XX Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil se recibieron seis propuestas de himno. Un jurado compuesto por reconocidos músicos de la región decidieron dar por ganador la canción «Él Vive».

«Nada te puede detener en el camino solo no vas, llegó la hora de gritar ¡Yo soy de Cristo y Él vive!», dice otra parte del tema interpretado por Elizabeth Quiñones Enciso y Licky Moreno. La grabación del tema fue posible gracias al apoyo desinteresado de integrantes de la comunidad de la parroquia La Buena Nueva de San Juan de Lurigancho.

Como se sabe, del 18 al 22 de noviembre Lima será la sede de esta nueva edición que tiene como objetivo reflexionar sobre el sentido de ser discípulos misioneros y las realidades que viven los jóvenes de nuestra región.

Tenlo claro, nosotros somos pilares,
paz y fortaleza en muchos lugares,
en cinco continentes y por los siete mares.
Para Él valemos igual, seamos pares o impares
Es hora de encender su fuego en tu alma
Hacerlo con acciones no solo con palabras
Dar para recibir como él nos recibe,
Yo soy de Cristo y Él vive.

¡Él Vive! – Himno oficial del XX ELARNPJ Perú 2019

XX ELARNPJ 2019 es convocado por el Departamento de Familia, Vida y Juventud del CELAM. Hasta la fecha se han organizado 19 encuentros internacionales en los casi 50 años de camino recorrido por la Pastoral Juvenil en el continente.

Al final de la mañana de este 10 de noviembre, el Papa Francisco ha realizado en la Plaza de San Pedro la reflexión previa a la oración del Ángelus. “Dios no es el dios de los muertos, sino de los vivos; porque todos viven por él”, afirmó.

Esta mañana, el Papa Francisco, reunido con los peregrinos en la Plaza de San Pedro, reflexionó sobre el Evangelio de Lucas 20, 27-38, que “nos ofrece una maravillosa enseñanza de Jesús sobre la resurrección de los muertos”.

El Papa describe la situación en la que se ve implicado Jesús: “es interrogado por algunos saduceos, los cuales no creían en la resurrección y por lo tanto lo provocan con una pregunta insidiosa. Se trata de un caso paradójico, basado en la Ley de Moisés: ¿de quién será esposa, en la Resurrección, una mujer que tuvo siete maridos sucesivos, todos hermanos entre sí, que murieron uno tras otro?”.

La respuesta de Jesús, afirma el Papa, le permite no caer en la trampa “y responde que los resucitados en el más allá ‘no toman ni mujer ni marido: porque, de hecho, no pueden morir más, porque son iguales a los ángeles y, porque son hijos de la resurrección, son hijos de Dios’ (vv. 35-36)”.

La vida pertenece a Dios

Francisco profundiza afirmando: “Con esta respuesta, Jesús invita en primer lugar a sus interlocutores – y a nosotros también – a pensar que esta dimensión terrena en la que vivimos ahora no es la única, sino que hay otra, ya no sujeta a la muerte, en la que se manifestará plenamente que somos hijos de Dios. Es un gran consuelo y esperanza escuchar esta palabra sencilla y clara de Jesús sobre la vida más allá de la muerte; la necesitamos mucho sobre todo en nuestro tiempo, tan rico en conocimientos sobre el universo, pero tan pobre en sabiduría sobre la vida eterna”.

“Jesús responde que la vida pertenece a Dios, que nos ama y se preocupa tanto por nosotros, hasta el punto de vincular su nombre al nuestro: es “el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Dios no es el dios de los muertos, sino de los vivos; porque todos viven por él”. (vv. 37-38).

La vida subsiste donde hay vínculo, comunión y fraternidad

El Papa prosigue: “Aquí se revela el misterio de la resurrección, porque se revela el misterio de la vida: la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se construye sobre relaciones verdaderas y vínculos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida si se tiene la presunción de pertenecer sólo a uno mismo y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte”.

Finalizó la reflexión pidiendo “Que la Virgen María nos ayude a vivir cada día en la perspectiva de lo que afirmamos en la parte final del Credo: “Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo que vendrá”.

Durante su mensaje del miércoles 6 de noviembre, el Papa reflexionó sobre el libro de los Hechos de los Apóstoles, específicamente en el pasaje que habla sobre la vivencia de San Pablo en Atenas, “la gran ciudad de la cultura griega”.  Al llegar a Atenas, comentó el Papa, el espíritu del Apóstol “se enardeció al ver que la ciudad estaba entregada a la idolatría”. Sin embargo, eligió «familiarizarse”, con ella, comenzando a frecuentar «los lugares y las personas más significativas”.

“El apóstol frecuenta la sinagoga, símbolo de la fe en Dios; la plaza, centro de la vida ciudadana, y el Areópago, corazón de la vida cultural y política. El contacto con el paganismo no le asusta, sino que lo empuja a crear un puente para dialogar con aquella cultura. Con mirada contemplativa, Pablo descubre que Dios habita en las casas de los atenienses, en sus calles, en sus plazas; no mira el paganismo con hostilidad, sino que, en un ejemplo extraordinario de inculturación, anuncia a Cristo partiendo de su fe en un “Dios desconocido”, al que han construido un ídolo.”

El Apóstol Pablo, constructor de puentes

Pablo observa la ciudad de Atenas “con los ojos de la fe” y hace que preguntemos sobre “nuestra forma de ver nuestras ciudades”, planteó Francisco. «¿Las observamos con indiferencia? ¿Con desprecio? ¿O con la fe que reconoce a los hijos de Dios en medio de las multitudes anónimas?, cuestionó. Y señaló la estela dejada por el Apóstol al elegir «la mirada que lo lleva a abrir una brecha entre el Evangelio y el mundo pagano”.

“En el corazón de una de las instituciones más famosas del mundo antiguo, el Areópago, realiza un ejemplo extraordinario de inculturación del mensaje de la fe: proclama a Jesucristo a los adoradores de ídolos, y no los hace agrediéndolos, sino haciéndose pontífice, constructor de puentes».

Dios no se esconde de los que lo buscan con corazón sincero

Luego de captar su benevolencia desde este puente, continuó el Papa, Pablo «comienza a explicar paso a paso la revelación, desde la creación hasta la resurrección de Cristo». Comienza por el altar de la ciudad, dedicado a “un dios desconocido”. A partir de esa “devoción”, y para entrar en empatía con sus oyentes, proclama que Dios “vive entre los ciudadanos” y “no se esconde de los que lo buscan con corazón sincero, aunque lo hagan a tientas”:

“Es precisamente esta presencia la que Pablo quiere revelar: yo vengo a anunciarles a Aquel que ustedes adoran sin conocer”.

La semilla del Evangelio arraiga, aún cuando no lo esperamos

El Santo Padre también comentó que Pablo, “para revelar la identidad del dios” que adoraban los atenienses, muestra la desproporción “entre la grandeza del Creador y los templos construidos por el hombre”. Anuncia a Cristo, a “aquel a quien los hombres ignoran, pero que sin embargo conocen”. Y alude a Cristo, definiéndolo como “el hombre a quien Dios ha designado, dando a todos una prueba segura al resucitarlo de entre los muertos”. Es allí cuando se presenta «el problema», dijo el Pontífice:

“Aparentemente este camino no dio el resultado esperado, por un tiempo escucharon con simpatía, pero la muerte y resurrección de Cristo se reveló como un escándalo para los judíos y necedad para los paganos, suscitando desprecio y burlas. Pero no es así, algunos se convirtieron y quedaron como semilla de la fe también en Atenas. Incluso en Atenas el Evangelio arraiga y puede correr a dos voces: ¡la del hombre y la de la mujer! ”

Construyamos puentes con quienes no creen, sin agresividad

Para finalizar, el Papa Francisco hizo un llamado a “construir puentes”, tanto con la cultura, con los que no creen o con quienes tienen un credo distinto al nuestro, y a hacerlo “sin agresividad”:

“Pidamos hoy al Espíritu Santo de enseñarnos a construir puentes con quienes no creen o tienen otra fe distinta a la nuestra. Pidamos la capacidad de inculturar con delicadeza el mensaje de la fe. Que el fuego de su amor que es capaz de inflamar el corazón más endurecido abra los ojos de los que todavía no conocen a Cristo.”

En el Ángelus de este primero de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos, el Papa Francisco recuerda que la santidad es un Don y una llamada e invita a seguir el ejemplo de los Santos y las Santas: “esas personas que han encontrado en el Señor la fuerza para levantarse una y otra vez”.

El Papa en el Ángelus

En el día en el que la Iglesia Católica celebra la Fiesta de Todos los Santos, el Papa Francisco recuerda que los Santos y las Santas que hoy se celebran “no son simplemente símbolos, seres humanos lejanos e inalcanzables” sino “personas que han vivido con los pies en la tierra y han experimentado el trabajo diario de la existencia con sus éxitos y fracasos, encontrando en el Señor la fuerza para levantarse una y otra vez y continuar el camino”. En este sentido, el Pontífice además explicó que si se entiende esto, “se comprende que la santidad es una meta que no se puede alcanzar solo con las propias fuerzas, sino que es fruto de la gracia de Dios y de nuestra libre respuesta a ella”.

La santidad es Don y llamada

Antes de rezar a la Madre del cielo, Francisco también aseguró que “todos estamos llamados a la santidad” y que ésta es “un Don y una llamada”: Es Don – explica – porque es algo “que no podemos comprar ni intercambiar” sino “acoger”, participando así en la misma vida divina a través del Espíritu Santo que vive en nosotros desde el día de nuestro Bautismo. Esto significa – dice el Papa – “ser cada vez más conscientes de que estamos injertados en Cristo, cómo la rama está unida a la vid, y por lo tanto podemos y debemos vivir con Él y en Él como hijos de Dios”.

Pero la santidad, además de ser un don, “también es una vocación común de los discípulos de Cristo” señaló el Papa, “es el camino de plenitud que cada cristiano está llamado a seguir en la fe, avanzando hacia la meta final: la comunión definitiva con Dios en la vida eterna”. En este sentido, el Santo Padre puntualizó que la santidad es, por tanto, “una respuesta al Don de Dios” y se manifiesta “como una asunción de responsabilidad”, por ello es importante que todos asumamos un compromiso serio y diario de santificación “tratando de vivir todo con amor y con caridad”.

El ejemplo de los Santos nos ayuda a enfrentar los problemas de la vida

Durante su alocución, Francisco también explicó que los Santos que celebramos hoy “son hermanos y hermanas que han admitido en sus vidas que necesitan esta luz divina, abandonándose a ella con confianza y ahora, ante el trono de Dios, cantan su gloria eternamente”. Además, “mirando sus vidas – continúa – estamos estimulados a imitarlos” pues entre ellos “hay muchos testigos de una santidad de la puerta de al lado, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios”. En sus palabras finales, el Papa señaló que al recordar a los Santos levantamos la mirada al cielo “no para olvidar las realidades de la tierra, sino para enfrentarlas con más coraje y esperanza”.

El Papa Francisco ha celebrado la mañana de este 20 de octubre la misa del día mundial de las misiones en la Plaza de San Pedro. Subrayó que “El testigo de Jesús va al encuentro de todos, no sólo de los suyos”.

El Papa Francisco desarrolla la homilía en torno a tres palabras presentes en las lecturas: un sustantivo, un verbo y un adjetivo: monte, subir y todos.

El monte

Para el Papa Francisco, el sustantivo es el monte: “Es el lugar donde a Dios le gusta dar cita a toda la humanidad. Es el lugar del encuentro con nosotros, como muestra la Biblia, desde el Sinaí pasando por el Carmelo, hasta llegar a Jesús, que proclamó las Bienaventuranzas en la montaña, se transfiguró en el monte Tabor, dio su vida en el Calvario y ascendió al cielo desde el monte de los Olivos. El monte, lugar de grandes encuentros entre Dios y el hombre, es también el sitio donde Jesús pasa horas y horas en oración (cf. Mc 6,46), uniendo la tierra y el cielo; a nosotros, sus hermanos, con el Padre”.

El Papa se pregunta ¿Qué significado tiene para nosotros el monte? El monte es un lugar donde tomamos distancia, para acercarnos a Dios y a los demás: el silencio, la oración nos acercan a Dios, pero nos distancian de las habladurías. Igual con los demás: “El monte nos recuerda que los hermanos y las hermanas no se seleccionan, sino que se abrazan, con la mirada y, sobre todo, con la vida. El monte une a Dios y a los hermanos en un único abrazo, el de la oración”.

Para Francisco, “La misión comienza en el monte: allí se descubre lo que cuenta. En el corazón de este mes misionero, preguntémonos: ¿Qué es lo que cuenta para mí en la vida? ¿Cuáles son las cumbres que deseo alcanzar?”

Subir

El Papa cita al profeta Isaías cuando nos anima: «Vengan, subamos al monte del Señor» (2,3), y continúa: “No hemos nacido para estar en la tierra, para contentarnos con cosas llanas, hemos nacido para alcanzar las alturas, para encontrar a Dios y a los hermanos. Pero para esto se necesita subir: se necesita dejar una vida horizontal, luchar contra la fuerza de gravedad del egoísmo, realizar un éxodo del propio yo. Subir, por tanto, cuesta trabajo, pero es el único modo para ver todo mejor, como cuando se va a la montaña y sólo en la cima se vislumbra el panorama más hermoso y se comprende que no se podía conquistar sino avanzando por aquel sendero siempre en subida”.

La acción de subir está acompañada por un elemento no siempre evidente: “no se puede subir bien si se está cargado de cosas”. Por tanto, el secreto de la misión es la renuncia: “para anunciar se necesita renunciar”.  E insiste: “una vida de servicio, que sabe renunciar a muchas cosas materiales que empequeñecen el corazón, nos hacen indiferentes y nos encierran en nosotros mismos”.

El Papa luego cuestiona a su auditorio: “¿Cómo es mi subida? ¿Sé renunciar a los equipajes pesados e inútiles de la mundanidad para subir al monte del Señor?”

Todos

El Papa recuerda a San Pablo: Dios quiere «que todos los hombres se salven», escribe (1 Tm 2,4). Luego insiste: “El Señor es obstinado al repetir este todos. Sabe que nosotros somos testarudos al repetir “mío” y “nuestro”: mis cosas, nuestra gente, nuestra comunidad…, y Él no se cansa de repetir: “todos”. Todos, porque ninguno está excluido de su corazón, de su salvación…”

Seguidamente subraya: “Esta es la misión: subir al monte a rezar por todos y bajar del monte para hacerse don a todos”.

Estar siempre en salida

Subir y bajar: el cristiano, por tanto, está siempre en movimiento, en salida, afirma el Papa. A esto añade: “El testigo de Jesús jamás busca ser destinatario de un reconocimiento de los demás, sino que es él quien debe dar amor al que no conoce al Señor”.

Instrucciones para ir al encuentro de todos

Para el Papa Francisco hay una sola: “Una sola, muy sencilla: hagan discípulos. Pero, atención: discípulos suyos, no nuestros. La Iglesia anuncia bien sólo si vive como discípula. Y el discípulo sigue cada día al Maestro y comparte con los demás la alegría del discipulado. No conquistando, obligando, haciendo prosélitos, sino testimoniando, poniéndose en el mismo nivel, discípulos con los discípulos”.

El Papa finalizó la homilía diciendo: “Estamos aquí para testimoniar, bendecir, consolar, levantar, transmitir la belleza de Jesús. Ánimo, ¡Él espera mucho de ti! El Señor tiene una especie de ansiedad por aquellos que aún no saben que son hijos amados del Padre, hermanos por los que ha dado la vida y el Espíritu Santo. ¿Quieres calmar la ansiedad de Jesús? Ve con amor hacia todos, porque tu vida es una misión preciosa: no es un peso que soportar, sino un don para ofrecer. Ánimo, sin miedo, ¡vayamos al encuentro de todos!”

Este domingo 6 de octubre se inicia la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. En este importante evento que se desarrollará hasta el 27 de octubre participarán 14 obispos peruanos representando a nuestro país.

El Sínodo para la región Amazónica tiene el objetivo de encontrar nuevos caminos para la evangelización de los indígenas, a menudo excluidos, pobres y olvidados, y también para elevar la voz de la Iglesia, debido a la grave situación de crisis que enfrenta hoy la Amazonía, pulmón y fuente de vida de nuestro planeta.

En este encuentro promovido por el Papa Francisco participarán 184 padres sinodales: 28 cardenales, 29 arzobispos, 62 obispos Residentes, 7 obispos auxiliares, 27 vicarios apostólicos, 10 obispos Prelados y 21 miembros que no son Obispos, entre diocesanos y religiosos. La mayoría de participantes proceden de las diversas circunscripciones eclesiásticas Panamazónicas: Antillas, Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil, Bolivia y Perú.

Según la Secretaría Especial para el Sínodo de los Obispos, los representantes del Episcopado Peruano que participan son:

  1. Monseñor Miguel Cabrejos, Arzobispo de Trujillo, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)
  2. Cardenal Pedro Barreto, Arzobispo de Huancayo, uno de los tres presidentes delegados nombrados por el Santo Padre para el Sínodo y Vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM)
  3. Monseñor Antonio Cisneros, Obispo de Chachapoyas
  4. Monseñor Rafael Escudero, Obispo Prelado de Moyobamba
  5. Monseñor David Martínez de Aguirre, Obispo Vicario Apostólico de Puerto Maldonado y secretario especial para el Sínodo
  6. Monseñor Neri Menor, Obispo de Huánuco
  7. Monseñor Miguel Olaortúa, Vicario Apostólico de Iquitos
  8. Monseñor Juan Bautista Oliver, Obispo Vicario Apostólico de Requena
  9. Monseñor Augusto Quijano, Obispo Vicario Apostólico de Pucallpa
  10. Monseñor Javier Travieso, Obispo Vicario Apostólico de San José del Amazonas
  11. Monseñor Alfredo Vizcarra, Obispo Vicario Apostólico de Jaén
  12. Monseñor Antón Zerdín, Vicario Apostólico de San Ramón
  13. Monseñor Gaetano Galbucera, Obispo Emérito Vicario Apostólico de Pucallpa
  14. Monseñor Jesús María Aristín, Administrador Apostólico del Vicariato Apostólico de Yurimaguas.

En el Sínodo para la Amazonía estarán presentes también 17 representantes de diferentes pueblos originarios y grupos étnicos indígenas.

Puntos claves del Sínodo

Según se informó en la Conferencia de Prensa donde se presentaron los alcances de este evento, el Sínodo se desarrolla en un contexto marcado por tres aspectos:

  1. La crisis climática, es decir, el calentamiento global debido al efecto invernadero
  2. La crisis ecológica como consecuencia de la degradación, contaminación, depredación y devastación del planeta, especialmente en la Amazonia
  3. La creciente crisis social de pobreza y miseria flagrante que afecta a gran parte de la Amazonia, especialmente a los indígenas, a los ribereños, a los pequeños agricultores y a los que viven en las afueras de las ciudades amazónicas.

Por eso, según el Instrumentum laboris, el documento que tendrán los padres sinodales durante las tres semanas que durará el Sínodo para la Amazonía, los temas a tratar en el Sínodo se dividen en tres ejes: La voz de la Amazonía; la ecología integral: el clamor de la tierra y de los pobres, e Iglesia profética en la Amazonía: desafíos y esperanzas.

Del 29 de septiembre al 3 de octubre se lleva a cabo en Ciudad de México el encuentro fundacional entre los obispos de la región para la creación de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REEMAM). Video Mensaje del Presidente del Celam a los participantes.

El presidente del CELAM, Mons. Miguel Cabrejos envió un mensaje a los participantes, entre ellos al equipo animador de la Asamblea Fundacional de la REEMAM.

Después de haber estudiado y participado en talleres, y analizado la importancia de la creación de un corredor biológico mesoamericano, se ha pedido a los participantes de cada país, que se reúnan durante 3 días para profundizar en el mensaje de la Encíclica Laudato Si y su aplicación en el contexto nacional y regional, a partir de la propuesta de impulsar acciones evangelizadoras en el contexto del corredor biológico.

Han convocado a seis personas, representantes cualificados de los equipos nacionales, al primer taller mesoamericano de Ecología Integral-REMAM, en México, con la intención de celebrar la fundación de la Red Eclesial Mesoamericana (REMAM). En el encuentro discernirán y decidirán juntos la creación de la REEMAM y los siguientes pasos, la hoja de ruta.

Se han formado equipos nacionales de Ecología Integral-REEMAM, que acompañan el proceso de cada país hacia la fundación de la REEMAM. Participarán y harán parte del equipo REEMAM, las Iglesias locales, caritas diocesanas, líderes comunitarios y de los pueblos indígenas, comisiones de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de congregaciones religiosas relevantes por su trabajo regional, animadores del Movimiento Católico Mundial por el Clima (MCMC), miembros de la Red Iglesias y Minería, algunas redes teológicas como AMERINDIA, Universidades Católicas y centros de Investigación de inspiración católica.

Objetivos de la REEMAM:

Según documentos del equipo animador de la asamblea fundacional, en la creación de la REEMAM se ha tenido como referencia la experiencia de la Red Eclesial PanAmazónica (REPAM), así como la mirada desde la Ecología Integral propuesta por el Papa Francisco.

Se ha creado un “Corredor Biológico Mesoamericano (CBM)”.  Según el secretario de la REEMAM,  el padre Patricio Sarlat, la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana pretende articular, en procesos de pastoral de conjunto, las iniciativas eclesiales que cuidan la casa común en las condiciones específicas de dicho corredor biológico, que interconecta a los ocho países.

Como dijo en su mensaje, el presidente del Celam «la Laudato Si recuerda que “todo está relacionado”, y por tal razón, la conectividad de pueblos originarios ancestrales, con bosques y agua, en la estructura ecológica principal de esta parte del continente, la necesidad de actuar en conjunto frente al cambio climático, la conciencia de compartir riquezas comunes en biodiversidad y tradición cultural, pero a la vez afrontar graves problemas ambientales comunes, respalda la iniciativa de trascender fronteras y como Iglesia en salida, propiciar una cultura del encuentro en esta porción de la Casa Común”.

El Corredor biológico nace también después de haberse reunido la familia Caritas en el XIX Congreso latinoamericano en febrero de este año en Honduras donde se fortaleció el camino de la Iglesia en el continente, “viviendo la alegría del Evangelio y su compromiso con el cuidado de la Casa Común”.

Aspectos importantes de la REEMAM

La Red Eclesial Ecológica Mesoamericana deberá tener tres aspectos importantes: la trasnacionalidad, la eclesialidad y el compromiso por la tutela de la vida. Estas serían las características principales y con ello unir esfuerzos para tutelar los derechos fundamentales de quienes viven en el corredor biológico mesoamericano.

Como dijo en su saludo a los participantes el presidente del Celam, Mons. Miguel Cabrejos, el proceso de creación de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana está animado por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas (SELACC) y el equipo zonal de Cáritas Centroamérica-México (CAMEX).

La REEMAM se concibe, de tal manera, que pueda convertirse en un instrumento que se puede usar en diferentes ámbitos, como la búsqueda de la justicia, la legalidad, la promoción y tutela de los derechos humanos; también fomentando la cooperación entre iglesias e Instituciones públicas en diversos niveles; la prevención de conflictos; el estudio y la difusión de la información; el desarrollo económico inclusivo y equitativo; el uso responsable y solidario de los recursos naturales, la preservación de culturas y modos de vida tradicional de varios pueblos.

El Santo Padre Francisco, dijo el presidente del Celam, nos ha impulsado mucho en esta dirección. “Nuestro corredor biológico mesoamericano es un desafío para la Iglesia y la sociedad, es un fuerte llamado al respeto y al cuidado de toda la creación, pues está constituido por un bioma (un sistema vivo) en el cual se manifiesta la vida en su mega diversidad como un don de Dios para todos, pero lamentablemente, se trata también de un territorio devastado y amenazado”.

Al igual que la Amazonía, el corredor biológico mesoamericano es un territorio devastado y amenazado por las concesiones de los Estados a las corporaciones transnacionales. Los grandes proyectos extractivos, los monocultivos y el cambio climático ponen en grave riesgo sus tierras y el entorno natural. Destruyen su cultura, la autodeterminación de los pueblos y sobre todo afectan a Cristo encarnado en las personas que lo habitan (pueblos originarios, ribereños, campesinos, afro descendientes y poblaciones urbanas).

La REEMAM busca

  • Promover un trabajo de conjunto, la colaboración en clave territorial, y la dinamización de acciones articuladas desde la visión común Mesoamericana como Iglesia.
  • La promoción integral de las poblaciones, para que ellas sean sujetos de transformación en la Iglesia y en la sociedad.
  • El respeto a las culturas, tradiciones, costumbres, creencias, organizaciones y ritmos de los pueblos y sus pobladores. Hacer una opción preferencial por los más pobres y excluidos de estos territorios.
  • Buscar la liberación de las poblaciones del corredor mesoamericano, signo del Reino de Dios.
  • La defensa de los derechos humanos y particularmente de los derechos de los pueblos indígenas, ribereños, pobladores urbanos y afro-descendientes.
  • El respeto y cuidado por el medio ambiente.
  • La incidencia en políticas públicas de carácter local, nacional e internacional a favor de los que viven en Centroamérica y México y de sus diversos desafíos.
  • La reflexión profunda sobre la realidad de este corredor biológico, con el fin de buscar, junto a nuestras comunidades y pueblos, soluciones que dignifiquen sus vidas.
  • Desarrollar procesos de investigación y caracterización de las problemáticas y potencialidades territoriales que nos ayuden a fortalecer el trabajo de transformación del imaginario consumista en la zona.
  • Establecer mecanismos sistemáticos y con relevancia en el ámbito comunicacional.

La Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REEMAM) está llamada a ser una verdadera experiencia de fraternidad, una caravana solidaria y una peregrinación sagrada, para responder de manera eficaz y orgánica a los clamores del pueblo.

Para su creación se formaron talleres:

Para la formación de la REEMAM se llevaron a cabo talleres de Ecología Integral, uno por país de la zona CAMEX, Centro América y México. Ahí se ha formado, motivado y se ha realizado la convocación para integrarse en red, como zona: Los talleres comenzaron desde 2017 en Honduras y concluyeron en julio de este año en Panamá.  

Objetivo General de estos talleres, es propiciar un escenario de diálogo y discernimiento pastoral a partir de la mirada de ecología integral propuesta por la Encíclica Laudato Si, para identificar criterios comunes e itinerarios de acción conjunta en aras a constituir la red eclesial que promueva una cultura de la Vida en el bioma mesoamericano.

Y en lo especifico, comprender la estructura y dinámica del corredor biológico mesoamericano y sus implicaciones para la acción evangelizadora;  Identificar participativamente los problemas que interpelan la respuesta profética de la Iglesia en el contexto mesoamericano; profundizar las categorías centrales de la Encíclica Laudato Si como marco referencial de la acción eclesial en el contexto del bioma mesoamericano; estudiar la experiencia de la Red Eclesial PanAmazónica (REPAM) como modelo de referencia para impulsar la Red Eclesial Ecológica en Mesoamérica y establecer acuerdos y compromisos sobre el camino a seguir para constituir la Red Eclesial Mesoamericana a la luz del mensaje de Laudato Si´.

Central telefónica
(511)2037700