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En este mensaje quiero invitarlos a que nos recojamos en oración para inspirarnos y ahondar en lo que estamos viviendo, para soñar juntos, la sociedad y el Perú que hemos de vivir en tiempos de pandemia

En su tercer podcast desde que se decretó el aislamiento social obligatorio, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, se dirige a todos los peruanos y peruanas que vienen afrontando la pandemia del coronavirus: «la humanidad entera está viviendo una noche oscura de dolor, y lo primero que nos queda es la solidaridad, saber comprender y ayudarnos mutuamente en esta situación difícil» – comentó.

El Obispo de Lima también se refirió a los primeros fallecidos a causa del coronavirus: «nos unimos a todos los familiares y a todo el pueblo peruano, llorando juntos, sabiendo que a cualquiera de nosotros nos puede haber tocado, y unidos también a toda la humanidad doliente, a los miles y miles que están muriendo en el mundo» – expresó.

«Una primera actitud ante el dolor y la impresión de esta pandemia es el miedo, que puede transformarse en pánico – explicó Monseñor Castillo – pedimos a todos sabernos controlar mutuamente y ayudarnos a comprender las cosas con racionalidad. Hay que evitar todo tipo de desesperación que conduce luego a la acaparación, a buscar recetas que no son solución para las cosas o hacer cosas que no son convenientes».

El sentido de un silencio respetuoso, prudente y meditativo

El Primado del Perú reiteró que estos nuevos desafíos requieren también del silencio prudente y sabio, sin realizar ningún tipo de manifestación o aglomeración que represente un riesgo de contagio: «pido a todos los hermanos sacerdotes y en general a los que oran, a hacerlo con discreción y sin arriesgarnos».

Monseñor Castillo resaltó que, ante esta situación, «no podemos estar mudos y simplemente proteger nuestras antiguas costumbres, nuestra mentalidad cerrada y nuestro pequeño mundo al cual estamos acostumbrados, nosotros tenemos que hablar luego de un callar».

«Siempre cuando nos sucede una grave desgracia, es importante guardar un silencio respetuoso, ese silencio respetuoso, por ejemplo, lo están viviendo en este momento todos los hermanos que trabajan arduamente para que la epidemia no se extienda, todas las autoridades que realizan esfuerzos inmensos con limpidez y claridad, los enfermeros y enfermeras, personales de vigilancia, policías, el ejército, los alcaldes, el personal de limpieza, los choferes de las ambulancias, los comunicadores y la prensa. Todos están mostrando coraje, inteligencia y sensibilidad solidaria de amor al Perú y a la humanidad» – agregó el Pastor de Lima.

Este silencio respetuoso se hace para comprender juntos la hondura de lo que está ocurriendo, y ello nos ayuda a ponernos en sintonía para buscar, en silencio, soluciones adecuadas.

Aceptar la novedad para comprender los nuevos desafíos que vivimos

Refiriéndose al Evangelio de este IV Domingo de Cuaresma, que narra la sanación de un hombre ciego, el Arzobispo de Lima indicó que la actitud de los fariseos, preocupados más en el cumplimiento de la ley del sábado, nos exhorta a cambiar de mentalidad, especialmente de quienes piensan que «todo está medido y sacramentado», corriendo el peligro de «no comprender los nuevos desafíos, de no aceptar que estamos ante una novedad».

«Jesús va a cambiar esa mentalidad y va a decir que este enfermo, este ciego de nacimiento, es un desafío a actuar las obras de Dios, a dar Gloria a Dios. La mentalidad del templo en aquella época era la de decir: “bueno, aquí nadie cura porque es sábado”, por eso Jesús va a pasar en el Evangelio de Juan como un pecador, porque no atiende a la ley del sábado sino a la del ser humano, porque tiene sensibilidad por el dolor humano» – acotó.

Todo lo que sucede siempre es un desafío a nuestra consciencia para hacer algo, de tal manera que el que cree que todas las cosas las tiene claras, en realidad es como un ciego, no porque no quiere ver, sino porque cree que ve y en realidad no ve. Necesitamos de una Iglesia que salga de la ceguera, de un país que salga de la ceguera.

«Dios siempre eligió a los que son ‘nada’ en el mundo para ayudarnos a ver de otra manera las cosas», recordó Monseñor Castillo citando el Libro de Samuel que se leerá este domingo: «Dios eligió a David como rey porque era el último, el que sobraba. La pregunta de Samuel para elegirlo como rey es: ¿Ya no te quedan más muchachos? ¿no te sobra uno por allí? – Dios elige al que no tiene apariencia ni presencia».

Comprender de otro modo la vida y la fe

Monseñor Carlos Castillo precisó que la pandemia del coronavirus nos obliga a «comprender de otro modo la vida y la fe. Según las últimas investigaciones, podemos decir que no volveremos a la normalidad anterior y, por eso, es importante que tengamos en cuenta que la vida no será igual».

Necesitamos cambiar nuestra mentalidad sobre cómo se debe vivir, no debemos comprender este problema como una anécdota pasajera y sin importancia. Es un desafío que nos abre el horizonte humano para pensar las cosas de otra manera, para inventar una forma distinta de vivir, y como bien ha dicho el Papa Francisco, nos corresponde a todos enfrentarla comunitariamente, en solidaridad y con responsabilidad creadora.

El Arzobispo de Lima dijo que nos encontramos en un camino de reeducación humana y espiritual de gran importancia: «ante nuevos desafíos, tenemos que pensar en nuevas maneras de reaccionar, hablamos de una conversión pastoral que pueda ayudarnos a salir de situaciones difíciles, y responder a ellas con una nueva manera de vivir y ser cristiano, creando nuevas costumbres».

Iglesia de testigos: repensar la manera de vivir personal y social

«Hoy día estamos llamados a reconocer que todos los esfuerzos que se hagan por actuar creativamente, necesitan ser alentados – insistió el Arzobispo de Lima – y cada uno de nosotros tiene que repensar su manera de vivir personal y socialmente, juntos tenemos que inventar una forma de vivir nueva».

Los gestos humanos y solidarios que los peruanos hemos tenido en este tiempo de cuarentena son también una nueva forma de Iglesia que está surgiendo: «debemos prestar atención a lo que está ocurriendo, una Iglesia de testigos, estos testigos nos llevan la delantera como verdaderos humanos, como verdaderos cristianos y católicos» – subrayó Monseñor Castillo.

Quisiera en esta reflexión pedirles a todos, como cristianos, como católicos de nuestra ciudad de Lima, que hagamos de este tiempo, un momento de preparación en nuestras casas, sabiendo ya que la normalidad anterior no va a volver. Tenemos que preocuparnos porque la nueva normalidad que creemos, que será diferente, elimine la indiferencia, la falta de solidaridad, la falta de cuidado y de delicadeza, elimine la actitud corrupta, las actitudes de escape para encubrir y tapar robos, maltratos, dominaciones, pedofilia y distintas cosas que se han hecho en la sociedad y en la Iglesia. No podemos regresar a la normalidad que está contaminada por esas cosas, y no regresaremos jamás, debemos crear una normalidad nueva, llena de preocupación, de servicio, de cuidado entre todos.

Por último, Monseñor Castillo recordó la importancia de comprender la vida como «interpelada por la situación y por los otros, sabiendo comprender los problemas profundos que nos plantea y convertirlos en desafíos, porque en medio de esos desafíos, está interpelándonos y llamándonos el Señor».

Ahora que no podemos ir al templo, que reunirnos puede llevar a contagios y puede desarrollar la epidemia, necesitamos una forma de ser cristiano en espíritu y en verdad como testigos, que nos permita vivir nuestra fe en la vida cotidiana profundamente, con el Espíritu Santo, guiados por Él, en forma más flexible y creativa, menos rígida, capaz de inspirarse en el Señor a través de los desafíos.

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