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La Iglesia de Lima se alegra en anunciar la ordenación presbiteral de los diáconos Luis Caldas, Diego Ordoñez y Manuel Yataco. La Eucaristía se celebrará este jueves 7 de diciembre en la Catedral de Lima y se transmitirá por las redes sociales del Arzobispado de Lima desde las 7:00 pm.

Nuestro arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, presidirá la Misa de Ordenación de tres jóvenes diáconos de nuestra Arquidiócesis: Luis Caldas, Diego Ordoñez y Manuel Yataco.

Ellos fueron ordenados diáconos en septiembre de 2022 y, desde entonces, se han dedicado con esmero a la vida parroquial y pastoral de nuestra Iglesia de Lima. Todo este camino de preparación y perseverancia, iniciado en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, finalmente ha dado sus frutos.

La Ordenación Sacerdotal de Luis, Diego y Manuel tendrá lugar este jueves 7 de diciembre, vísperas de la Solemnidad Inmaculada Concepción, en la Basílica Catedral de Lima, desde las 7:00 pm.

Hacemos extensiva la invitación a todo el Pueblo de Dios. Sigue nuestra cobertura especial desde la página de Facebook del Arzobispado de Lima.

Al iniciarse el Tiempo de Adviento, Monseñor Carlos Castillo explicó que la actitud esencial propia del cristiano es mantener los «ojos abiertos» y estar vigilantes a la llegada del Señor, leyendo permanentemente la realidad para rastrear a Dios en el corazón de las situaciones. «Todos estamos llamados a hospedar en nuestras vidas al Señor en distintas circunstancias», expresó en su homilía.

En el Evangelio de hoy (Marcos 13,33-37), el Señor nos invita a «estar despiertos y vigilantes» a través de la parábola de los criados que esperan a su amo sin miedo, pero sintiendo un fuerte deseo de encontrarse con él. En palabras de Francisco, esta imagen familiar nos ayuda a comprender que la venida de Jesús «no es como si un meteorito estuviera a punto de caer del cielo», sino es la venida de un padre que viene a ver a sus hijos.

En ese sentido, el arzobispo de Lima afirmó que nuestra acogida al Señor requiere la misma actitud de apertura que tenemos al recibir a un huésped en casa: «Esta imagen del hospedaje es fundamental porque todos estamos llamados a hospedar en nuestras vidas al Señor en distintas circunstancias».

El Prelado aseveró que nuestras actitudes humanas y cristianas no deben condicionarse a algún tipo de interés particular o beneficio propio. «Necesitamos aprender a renunciar a ciertas ambiciones que conducen a la corrupción y que no significan esperar al Señor, porque únicamente se hace para usarlo según nuestros intereses», reiteró.

A veces, los cristianos creemos que, para hospedar al Señor en nosotros, tenemos que cerrar los ojos y centrarnos en el interior. Si bien el interior es importante, podemos correr el riesgo de “cerramos” a la realidad.

Donarnos unos a otros porque la vida es un regalo

El Monseñor señaló que el Adviento y la Navidad son tiempos propicios para recordar que «la vida es un regalo» y, por tanto, todos debemos «regalarnos y ayudarnos unos a otros gratuitamente, solidariamente», porque ése es el «fundamento de la vida cristiana».

Y a ejemplo de María, quien supo esperar la venida del Señor y lo hospedó en su ser, el Primado del Perú exhortó a dejarnos interpelar por la fragilidad y humildad del Niño que está por nacer para «servir a nuestros pueblos en sus necesidades».

«En medio de las tragedias cotidianas de nuestra Patria, tenemos que saber esperar como peruanos, cristianos y no cristianos, creyentes o ateos… todos tenemos que prepararnos y mantener los ojos abiertos. Y eso requiere un acuerdo conjunto para que las cosas que nos dañan, especialmente, los elementos de corrupción, los elementos de violencia, los elementos de prejuicios y de odios, puedan reducirse al mínimo y permitir que crezca entre nosotros la hermandad», es la reflexión que nos deja Monseñor Castillo.

Charles de Foucauld: testimonio de amor por la gente sencilla

En otro momento, el arzobispo de Lima recordó a San Carlos de Foucauld, al cumplirse un aniversario más de su muerte en el África. «Fue capaz de mirar la realidad cara a cara como lo hizo el Señor, y se fue a vivir a Argelia para dar un signo de que había que hacer una relación de hermanamiento, no de dominación», sostuvo.

Foucauld, nuestro «hermano universal», se mezcló entre los musulmanes y dio testimonio de amor por la gente sencilla hasta su muerte, sin oponer resistencia a la injusticia que se cometía contra él. Esa humildad es también una manera de esperar al Señor, entregando la vida para dejar un legado moral y espiritual.

Que en este Tiempo de Adviento, el perdón y la ayuda de Dios nos visiten. Y que nosotros también podamos visitar a otros para regalarnos unos a los otros, practicando el valor extraordinario de la humildad, del esperar y visitar.

La Eucaristía de este I domingo de Adviento contó con la presencia del grupo de niños acólitos y coro del Colegio Santísimo Nombre de Jesús. También participaron los jóvenes de la Confirmación de la Parroquia El Sagrario

Nuestra Arquidiócesis de Lima, en sintonía con el Plan Pastoral, ha propuesto una serie de gestos y acciones significativas para preparar nuestro camino de conversión y esperar la llegada de Jesús escuchando la realidad.

En este mes de diciembre, caminemos juntos y preparémonos para vivir este Tiempo de Adviento inspirados en el lema «¡Es Él, Jesús, nuestra única esperanza!». Pidamos a la Virgen María, que nos enseñe a prepararnos para recibir a su Hijo y nos ayude a transformar nuestro corazón en un blando pesebre para acoger a Jesús.

Acción significativa en todo el Adviento

La acción significativa consistirá en participar comunitariariamente del encendido de velas de la Corona de Adviento. Para ello, los invitamos a reunirse en los templos, grupos parroquiales, desde el hogar, en el centro de trabajo o estudios, en las universidades, escuelas y barrios.

Cada domingo es una oportunidad a permanecer en vigilancia y esperar al Dios de la salvación, viviendo nuestra fe con una actitud de lectura permanente de la realidad para rastrear a Dios en el corazón de las situaciones.

Estemos vigilantes, mantengamos la esperanza, recibamos la luz para iluminar y preparémonos para recibir con alegría al Salvador. Y recordemos, en este Tiempo de Adviento «¡Es Él, Jesús, nuestra única esperanza!».

Al llegar la Solemnidad de Cristo Rey, celebrada en Catedral de Lima junto a los jóvenes de nuestra Arquidiócesis, Monseñor Carlos Castillo presentó la «Segunda Carta Pastoral del Arzobispo a la juventud de Lima», fruto de la II Asamblea Juvenil y II Jornada Arquidiocesana de la Juventud (JAJ).

El documento, disponible en formato digital para su libre difusión, anuncia una renovación general en la organización de la Pastoral Juvenil de Lima, que desde ahora centrará sus acciones en la recién constituida «Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima». (Leer documento completo)

Una nueva etapa ha comenzado en la vida de la Iglesia y de los jóvenes. Y con ello, una segunda carta pastoral acompaña este «paso decisivo de constituir la Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima» como el «organismo centralizador y promotor de toda la Pastoral Juvenil en sus distintos aspectos».

«Hoy mismo comenzamos la gran tarea de construir, de modo ordenado y sistemático, la Vicaría de la Juventud, establecida mediante Decreto Arzobispal. Por ello, cesan todos los cargos de Pastoral Juvenil tenidos hasta este momento y comenzamos la estructuración de esta Vicaría de la Juventud, que dará solidez, unidad, y múltiple organización a las Pastorales Juveniles en los próximos años», se indica.

La nueva carta pastoral recoge la voz de sus principales actores: los jóvenes. Ellos y ellas han dialogado en constantes asambleas para iniciar un periodo de renovación en la Iglesia Joven, desde una «abundancia de propuestas y aportes sugeridos» que Monseñor Castillo destaca en cuatro claves:

1) La joven María, sus problemas y los de ustedes
2) Las inspiradas actitudes y acción de María.
3) ¿Hacia qué realidades salir presurosos hoy?
4) La gran tarea: la vicaría de la juventud

En el primer punto, el arzobispo profundiza en las actitudes en la juventud de María, tema que también fue desarrollado en la Jornada Mundial de la Juventud celebrado este año en Lisboa: «María se nos muestra toda una jovencita que no se mira a sí misma ni se engríe, y que cuida de Jesús con diligencia, pero sin dejar su solidaridad urgente hacia su prima Isabel», relata el documento.

Leer Segunda Carta Pastoral del Arzobispo a la Juventud de Lima

Problemas y sufrimientos juveniles

Un apartado especial del documento se centra en los problemas y sufrimientos de los jóvenes que requieren «ser atendidos con urgencia»:

La agresión y la discriminación, especialmente hacia las mujeres; el rechazo hacia los jóvenes y entre jóvenes; problemas psicológicos y de salud mental; falta de comunicación en el hogar; relaciones humanas superficiales entre los jóvenes; adicciones y pobreza juvenil. Pero también han manifestado su preocupación por la «desigualdad social, económica y cultural dentro de nuestro país».

Por otro lado, los jóvenes expresaron sentir «una Iglesia carente de estrategias para llegar a los jóvenes y desinteresada por acercarse a ellos». “Son pocos los lugares para los jóvenes y son restringidos”, “las iglesias muchas veces se les cierran”. “Y si se les abre, existe falta de apertura y participación.”

De allí que ellos acusen una “falta de motivación espiritual” y sientan “tener dificultades para elegir con libertad”, como si, ante la “necesidad de consejería espiritual” (por ejemplo, en las parejas) encontraran una falta de “consejería evangelizadora”.

¿Hacia qué realidades salir presurosos hoy?

Como parte del proceso de escucha vivido en la II Asamblea Juvenil y en la II Jornada Arquidiocesana de la Juventud (JAJ), nuestros jóvenes identificaron los lugares o realidades a los que debemos salir presurosos:

1. Atender a nuestros hermanos y hermanas provenientes de provincias del Perú y a los provenientes de países hermanos, en especial a aquellos que se encuentran en situación de extrema pobreza.

2. Hay dos atenciones a realizar: a) La especial sensibilidad de nuestros jóvenes propia de su generación, b) una mayor dedicacion y fortalecimiento a la familia como núcleo básico de nuestra sociedad. 

3. Mirando la realidad juvenil, atender situaciones como el desempleo, la situación de la calle y los riesgos que ello implica.

Estas reflexiones representan, afirma Monseñor Castillo, una necesidad de «replantear la pastoral educativa en sus niveles escolar y universitario, impulsando el trabajo misionero y voluntario de los jóvenes para los jóvenes».

Leer Segunda Carta Pastoral del Arzobispo a la Juventud de Lima

La gran tarea: la Vicaría de la Juventud

Esta segunda carta pastoral también nos recuerda que los jóvenes de la Iglesia Arquidiocesana de Lima, motivados por su vocación de servicio, «se han ido levantando y saliendo a diversas experiencias con otros jóvenes en diversos espacios de nuestro pueblo, para anunciar, en nuestra época, el Evangelio de Jesús a los jóvenes».

Considerando la voluntad y el deseo de la juventud limeña, desde hoy comienza «la gran tarea de construir, de modo ordenado y sistemático, la Vicaría de la Juventud». Este es, indica el Primado del Perú, «el mejor modo de implementar eficazmente la carta pastoral».

Mediante Decreto Arzobispal, se anuncia la reinstitución de la Vicaría de la Juventud en la Arquidiócesis de Lima. El documento fue publicado en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, celebrado en Catedral de Lima con la presencia de cientos de jóvenes.

Una nueva etapa ha iniciado en la vida de los jóvenes y de la Iglesia de Lima. Este domingo 26 de noviembre fue publicado el Decreto Arzobispal Canc. 206/Arz/23 (leer aquí) que anuncia una renovación general en la organización de la Pastoral Juvenil de Lima, que desde ahora centrará sus acciones en la recién constituida «Vicaría de la Juventud».

Según lo establecido, la estructura de la organización de la Vicaría de la Juventud se compone de la siguiente manera:

1. Comisión Promotora de la Vicaría de la Juventud
2. Mesa de Asesores de la Vicaría de la Juventud
3. Pre-Vicario de la Juventud (hasta la constitución del Vicario)
4. Promotores Vicariales Territoriales de la Pastoral Juvenil
5. Grupos y Movimientos juveniles

El decreto también especifica que «cesan en funciones definitivamente la Comisión Central Promotora de la Pastoral Juvenil, los coordinadores generales de la Pastoral Juvenil, los coordinadores y asesores decanales de pastoral juvenil».

Desde este momento, la organización de la Pastoral Juvenil en la Arquidiócesis de Lima «será realizada mediante la organización de Promotores Vicariales Territoriales de la Pastoral Juvenil», conformados por jóvenes líderes fruto del proceso de estos años de trabajo pastoral.

Segunda carta pastoral del Arzobispo a la Juventud de Lima

El anuncio de la reinstitución de la Vicaría de la Juventud fue acompañado de la publicación de una nueva carta pastoral a los jóvenes. El documento, disponible en formato digital para su libre difusión, recoge la voz de sus principales actores: los jóvenes. Ellos y ellas han dialogado en constantes asambleas para iniciar un periodo de renovación en la Iglesia Joven, desde una «abundancia de propuestas y aportes sugeridos».

La carta pastoral explica que se ha considerado la voluntad y el deseo de la juventud limeña en la gran tarea de construir, de modo ordenado y sistemático, la Vicaría de la Juventud: «Comenzamos la estructuración de esta Vicaría de la Juventud que dará solidez, unidad, y múltiple organización a las Pastorales Juveniles en los próximos años».

En la Parroquia Virgen Milagrosa, la comunidad miraflorina celebró la Fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, Patrona del distrito, en una Eucaristía oficiada por Monseñor Juan José Salaverry.

La Santa Misa contó con la presencia del Alcalde de Miraflores, Carlos Canales Anchorena y algunos regidores municipales; el Visitador Provincial de la Congregación de Padres Vicentinos, Jesús García Matta, CM; el Párroco de la comunidad de La Virgen Milagrosa, el Padre Francisco Amésquita CM; algunos Padres Vicentinos, Hijas de la Caridad en el Perú, miembros de diversas Asociaciones de la Medalla Milagrosa y una gran multitud de fieles que colmaron el templo parroquial.

En su homilía, nuestro obispo auxiliar afirmó que la gran devoción mariana de nuestro pueblo nos ha conducido a la vivencia del Evangelio: “Nuestro pueblo ha conocido el Evangelio desde los brazos de María”, agregó.

En ese sentido la advocación de la Medalla Milagrosa es un signo que marca nuestros pechos no solo con el uso de la Medalla, sino con la imagen de Cristo y María en lo más profundo de nuestros corazones.

María nos muestra el camino de Jesús

«La unidad entre María y Jesús, no es solo la unidad entre la Madre y el Hijo, sino la comunión entre el Maestro y la discípula; Ella es la auténtica discípula que sabe vivir el Evangelio y como Madre y discípula, es la gran mediadora de la Gracia. La imagen de la Virgen Milagrosa con las manos abiertas distribuyendo rayos de luz, es la representación de Aquella que es distribuidoras de las gracias de Cristo, regalándonos los auxilios que, con tanta fe, imploramos de ella», refirió.

Monseñor Salaverry profundizó en la figura de María, evangelizada y evangelizadora, que sabe captar la Palabra de Dios y la pone en práctica. Es decir, no solamente es Madre, también es discípula fiel de Jesús y lo acompaña en toda la travesía de su vida pública y después de su muerte y Resurrección:

«María unida al proyecto de Cristo, desde su “sí” inicial en la Anunciación hasta el compromiso de la maternidad sobre la Iglesia al pie de la cruz, nos muestra a la mujer que hizo suya la predicación e instauración del Reino», cometó.

«Antes de fijarnos en esta devoción a la Medalla Milagrosa, debemos ir a la fuente, a la raíz de estos prodigios que ha obrado el Señor a través de María y a través del símbolo de la Medalla: la unidad entre Cristo y María, la unidad entre el Hijo y la Madre, la unidad entre el maestro y la discípula. Esta es la primera enseñanza que nos presenta Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa», reflexionó el obispo.

La misión de María es una misión de fecundidad

La Liturgia de esta fiesta también nos recuerda la imagen portentosa de María que narra el texto del Apocalipsis (12, 1-9). Monseñor Juan José explicó que la figura de María vestida de sol y coronada de estrellas, es también la de una mujer que está alumbrando el misterio más grande que el Señor ha podido confiar a su Madre: la fecundidad.

Por ello, no debemos olvidar que «la misión de María es una misión de fecundidad», de «dar vida a un pueblo necesitado de vida» porque estaba rodeado de signos de muerte. Aquí radica la imagen portentosa que se luce en la Medalla Milagrosa, que es la imagen de la Madre capaz de fecundar la tierra. La devoción a la Virgen de la Medalla Milagrosa no significa solo la protección que se recibe sino el compromiso por ser fecundos en la familia, en la sociedad y en la Iglesia.

Otro aspecto a destacar se relaciona con el Evangelio de Mateo (25, 31-46), que nos habla sobre el juicio final y la importancia de ser fecundos en la caridad como lo fue María: «No vamos a vivir en unidad con Jesús ni vamos a ser fecundos si nos olvidamos del prójimo y de la caridad. Nuestra vida será fecunda y será una vida según el proyecto de Jesús, si nos damos a los demás, si gastamos nuestra vida por los otros», exhortó.

Tenemos que ser discípulos de Jesús, como lo fue María. Y el emblema que llevamos de la Medalla Milagrosa es la identidad que nos recuerda cómo María vivió su discipulado.

Monseñor Salaverry reiteró que todos estamos llamados a asumir el compromiso de ser verdaderos discípulos de María, capaces de fecundar esta tierra para dar vida, luz y esperanza; capaces de llevar a los demás las gracias que María nos regala.

«Los que llevamos la Medalla Milagrosa, debemos de llevar la marca de Jesús en nuestros corazones, que seamos portadores del Evangelio, portadores de gracia, portadores de la Palabra de vida. Y que así vivamos nuestra devoción y la fe de nuestro pueblo se mantenga firme en Cristo y en María, su primera discípula».

Fotografías: Vicaría de la Juventud

Cientos de jóvenes de las diversas parroquias, colegios, universidades y comunidades, se congregaron para celebrar la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. En su homilía, Monseñor Carlos Castillo anunció la publicación de una nueva carta pastoral a los jóvenes y la renovación general en la organización de la Pastoral Juvenil de Lima que, desde ahora, centrará todas sus acciones en la «Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima».

Haciendo eco a las palabras de Francisco en el Ángelus de hoy, el Prelado hizo un llamado a seguir el camino de Jesús, nuestro Rey, que se ha identificado con los más desheredados de la tierra y que instala su ‘salón real’ en el corazón de los que más sufren y necesitan ayuda. Es un Rey completamente diferente que llama ‘hermanos’ a los pobres, se identifica con los hambrientos, los extranjeros, los enfermos y los encarcelados.

La juventud de Lima se hizo presente este domingo en Catedral de Lima. En compañía de los vicarios pastorales de nuestra Arquidiócesis, Monseñor Carlos presidió una Eucaristía que tuvo muy presente la palabra de Francisco.

Como se sabe, esta mañana el Santo Padre no pudo asomarse a la ventana en la Plaza de San Pedro por aquejar una inflamación en los pulmones. Pero su voz ‘se escuchó’ en todos los rincones del planeta a través de Monseñor Paolo Braida, encargado de los documentos papales en la Secretería de Estado.

En ese mismo espíritu, el arzobispo de Lima ha querido ‘prestar’ su voz para que toda la Iglesia de Lima pueda escuchar el comentario del Papa en alusión al Evangelio de Mateo (25,31-46), que nos habla de la caridad y del juicio final.

Dice el Papa:

La escena que nos presenta es la de una sala real, en la que Jesús, «el Hijo del hombre» (v. 31), está sentado en un trono. Todos los pueblos están reunidos a sus pies y entre ellos están «los bienaventurados» (v. 34), los amigos del Rey.

(…) Según el criterio de Jesús, los amigos del Rey son los que le han servido en las personas más débiles. Eso se debe a que el Hijo del hombre es un Rey completamente diferente, que llama «hermanos» a los pobres, que se identifica con los hambrientos, los sedientos, los extranjeros, los enfermos, los encarcelados.

(…) el Evangelio de hoy nos dice que somos «bienaventurados» si respondemos a estas pobrezas con amor, con servicio: no apartándose, sino dando de comer y de beber, vistiendo, acogiendo, visitando, en una palabra, estando cerca de los necesitados.

Se anuncia la Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima

En el día que también celebramos la 38ª Jornada Mundial de la Juventud Diocesana, Monseñor Castillo comunicó un «paso decisivo» en la vida de la Iglesia de Lima: la constitución de la Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima como el «organismo centralizador y promotor de toda la Pastoral Juvenil en sus distintos aspectos».

El Prelado compartió la «Segunda Carta Pastoral del Arzobispo a la Juventud de Lima», documento que recoge los frutos de la II Asamblea Juvenil y II Jornada Arquidiocesana de la Juventud (JAJ). «Ustedes han dicho cosas preciosas que tienen que ver con su solidaridad como muchachos y muchachas, con las necesidades de nuestros pueblos, de nuestra gente sencilla, de los jóvenes que pasan desdichas y dificultades», indicó el arzobispo.

El documento, disponible en formato digital para su libre difusión, aborda una serie de temas relacionados a las dificultades y realidades de los jóvenes, recogiendo una «abundancia de propuestas y aportes sugeridos» para renovar la Iglesia Joven.

La nueva carta pastoral también adelanta la gran tarea de construir, de modo ordenado y sistemático, la Vicaría de la Juventud, establecida mediante Decreto Arzobispal. Por ello, «cesan todos los cargos de Pastoral Juvenil tenidos hasta este momento y comenzamos la estructuración de esta Vicaría de la Juventud, que dará solidez, unidad, y múltiple organización a las Pastorales Juveniles en los próximos años».

Momento en que se lee Decreto Arzobispal y anuncia la constitución de la Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima

La Santa Misa de este domingo contó con la presencia del Colegio de Biólogos del Perú. También participó con su entusiasmo y alegría el Coro Juvenil Arquidiocesano.

Al término de la Eucaristía, todos los jóvenes de las delegaciones parroquiales se unieron a nuestro arzobispo y sus vicarios pastorales para decir en un efusivo grito: «¡Esta es la juventud de Lima!».

Escribe: Jessica Laurente

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Según la ONU, la violencia contra las mujeres, las niñas y los niños se ha vuelto una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas en el mundo. Se sabe que, a nivel mundial, 736 millones de mujeres, 1 de cada 3, han sido víctimas de violencia física y/o sexual, entre otros tipos, al menos una vez en su vida.

Asimismo, en nuestro país, la violencia contra la mujer no cesa y cada vez va en aumento. Según el INEI (2023) en el año 2022 se registraron a nivel nacional 147 feminicidios, cifra mayor a la del 2021, generandose, al menos, 3 muertes violentas de mujeres por razón de género y del total de estas, el 44,2% de las víctimas han sido menores de 30 años de edad.

En tal sentido, el Papa Francisco, en representación de la Iglesia Universal, viene haciendo un llamado constante a la humanidad para valorar y respetar la vida de las mujeres en el mundo: «¿Qué pasa con las muchas mujeres a las que se les ha arrebatado injustamente la vida? Pidámosle a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las lágrimas, pidámosle tener el corazón abierto, como los ninivitas, a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres. ¡No más muerte ni explotación!».

Iniciativas de Cáritas Lima para prevenir la violencia

En nuestra Arquidiócesis, Cáritas Lima, inspirada en el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, reconoce la problemática social que aqueja a muchas mujeres de nuestro país y del mundo. Para ello, desde este año, ha desarrollado una línea de intervención denominada “Entorno libre de violencia y atención al migrante”.

La iniciativa busca promover espacios en los cuales se brinden herramientas para la identificación de situaciones de violencia, con el objetivo de establecer una red de prevención y protección para mujeres, niños, niñas, adultos mayores y víctimas de violencia que se encuentran en situación vulnerable en pobreza y extrema pobreza. Es así como el ámbito de intervención está conformada por las 127 parroquias de los 21 distritos que integran la Arquidiócesis de Lima.

En lo que va del año, Cáritas ya ha realizado dos intervenciones de la mano de profesionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú. La primera intervención estuvo dirigida a estudiantes de los colegios parroquiales Virgen del Rosario, en Manchay, y Nuestra Señora de Montserrat, en Cercado de Lima. La segunda intervención fue un taller de primeros auxilios psicológicos, dirigido a los agentes pastorales de 5 parroquias, con el fin brindarles estrategias y herramientas para el fortalecimiento de la atención y contención a la población vulnerable expuesta a situaciones de crisis y/o emergencia.

De este modo, Cáritas Lima anunció que el proyecto está en su primera fase de implementación y tiene el deseo de que se pueda extender hacia más personas para el siguiente año, como las madres de las ollas comunes, entre otros grupos humanos, para sumar esfuerzos en favor de la prevención contra la violencia.

Testimonio de la Red Kawsay Perú

La hermana Rosario Casas Martínez es Carmelita Misionera y miembro de la red Kawsay, cuya misión es la prevención de la trata de personas. Desde su amplia experiencia, la religiosa nos explicó que una forma de violencia de género ocurre en la trata de mujeres y niños. Es por eso que la Red Kawsay Perú desarrolla campañas de sensibilización y concientización a través de charlas y talleres en colegios, universidades y otros grupos interesados.

“En la Red Kawsay impulsamos un trabajo de prevención para que no siga habiendo más víctimas y personas dañadas por este flagelo humano que convierte a la mujer y a todo ser humano en objeto y mercancía”, comentó.

Es necesario que actuemos juntos, de lo contrario, esto va a seguir creciendo y viviremos en una sociedad más herida y dañada por la trata de personas.

La hermana Rosario reflexionó sobre la importancia de la prevención en el cuidado de la vida de la mujer y los niños: «Todos somos responsables unos de otros, como lo hizo Jesús. Cambiemos la violencia por la ternura, el dolor por una caricia, el maltrato por el cariño y el golpe por el abrazo”.

Este 20 de noviembre celebramos el Día Mundial del Niño, fecha creada por las Naciones Unidas a fin de concientizar a los estados y a la sociedad sobre la necesidad de unir esfuerzos en favor del respeto de los derechos de los niños y niñas, especialmente, el derecho a la vida, la educación, a la recreación, la vida familiar, la seguridad y, sobre todo, a ser escuchados.

Recientemente, el Papa Francisco recibió en audiencia a más de siete mil niños y niñas de diferentes partes del mundo para escucharlos y responder a sus preguntas. Y entre las reflexiones más importantes, destacó: «La presencia de estos niños es un signo que llega directo al corazón de todos nosotros adultos. Y nosotros, las personas grandes, debemos mirar su espontaneidad y escuchar su mensaje».

En ese mismo espíritu, nuestra Iglesia de Lima, a través de sus comunidades parroquiales, viene promoviendo una serie de iniciativas para acompañar el desarrollo y crecimiento de cientos de niños. Este es el caso de la Parroquia Santa Magdalena Sofía Barat, que desde hace 16 años implementó el programa «Cunas Parroquiales».

Su Párroco, el Padre Arturo Alcos, nos explica el fin de este proyecto: “La idea surgió mientras visitábamos a las familias del cerro El Agustino. Me había percatado que en la calle y los parques, los niños estaban libres y expuestos a peligros. Entonces, decidimos ir creando las cunas parroquiales para que tengan un espacio donde puedan ser acogidos con amor y reciban alimentación”, señaló.

Acompañar en el desarrollo de la primera infancia

En la actualidad, la comunidad cuenta con cinco cunas parroquiales dedicadas al cuidado de más de un centenar de niños y niñas entre 0 y 3 años de edad. Los menores son acogidos por madres cuidadoras, quienes desarrollan una crianza con ternura sobre la base de tres aspectos fundamentales: la nutrición, la salud y el aprendizaje.

Vanessa Silvera es madre cuidadora de la cuna parroquial «Niña María», quien compartió su testimonio de servicio en la comunidad: “Me siento muy feliz durante todos los años que he trabajado. Lo he dado todo por los niños porque me gusta servir al indefenso. Es verdad que el camino no es fácil y el trabajo es duro, pero uno lo da todo por amor”, comentó emocionada.

En tanto, el Padre Alcos aseguró que en nuestro país se necesitan mayores iniciativas para proteger a los niños y las niñas. Y la Iglesia también tiene un rol importante en la promoción de estas acciones:

“La Iglesia, en El Agustino, siempre ha estado comprometida con las familias. No solamente podemos educar la fe de las personas, porque el ser humano no solamente tiene la dimensión espiritual, también tiene la dimensión corporal. Por eso, nosotros tenemos la misión de acompañar a nuestro pueblo, sobre todo, a los niños que están en la calle, ofreciéndoles espacios seguros para que puedan ser educados y recibir amor», agregó.

Como comunidad parroquial es importante que demos testimonio de Jesús desde el servicio a los demás. Cada día nos esforzamos para que en nuestros niños reciban una alimentación nutritiva en los comedores y ollas comunes.

PADRE ARTURO ALCOS

Entre las principales actividades que se realizan en las cinco cunas parroquiales de El Agustino, Vanessa Silvera explicó que los niños llegan desde muy temprano y reciben su desayuno. Posterior a la oración y las dinámicas de inicio, se desarrolla el contenido pedagógico del día. “Es necesario trabajar en el derecho a una educación temprana y el derecho a la salud. En nuestras cunas, por ejemplo, hablamos sobre la importancia de las vacunas y el control de crecimiento de los pequeños», precisó.

La mejor satisfacción que uno puede tener es ver que estos niños logran cosas. Esa es mi mayor satisfacción, que sean niños de bien en el futuro.

VANNESA SILVERA

Finalmente, en el marco del Día Mundial del Niño, el Padre Alcos hace un llamado a pensar en el futuro de las nuevas generaciones que guiarán el camino de la sociedad: «Necesitamos centrarnos más en las políticas de la niñez. Como sociedad y como Iglesia, tenemos que pensar también en nuestro futuro y en aquellos que, luego, van a seguir el camino que estamos forjando juntos».

El Pontífice celebra la Santa Misa con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra este XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario y hace reflexionar sobre nuestra conducta: “podemos multiplicar lo que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás, o podemos vivir bloqueados, pensando sólo en nosotros mismos, sin comprometernos”.

Fuente: Vatican News

En el día en el que se celebra la Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa desde la Basílica de San Pedro centrando su homilía en el evangelio hodierno, en el que el evangelista San Mateo nos presenta “la parábola de los talentos”. Dicha parábola nos habla de tres hombres que se encuentran con una enorme riqueza entre las manos, gracias a la generosidad de su señor que parte para un largo viaje. Ese patrón, sin embargo, un día volverá y llamará de nuevo a aquellos siervos, con la esperanza de poder gozar con ellos, por la forma en que, durante ese tiempo, hicieron fructificar sus bienes. Esta parábola “nos invita a detenernos en dos itinerarios: el viaje de Jesús y el viaje de nuestra vida” ha dicho el Papa Francisco.

El viaje de Jesús

Al inicio de la parábola, Él habla de «un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes». “Este “viaje” evoca el misterio mismo de Cristo, Dios hecho hombre, su resurrección y ascensión al cielo” ha explicado el Papa y continúa: “Al concluir su jornada terrena, Jesús emprende su “viaje de regreso” hacia el Padre. Pero, antes de partir nos entregó sus bienes, un auténtico “capital”: nos dejó a sí mismo en la Eucaristía, su Palabra de vida, a su Madre como Madre nuestra, y distribuyó los dones del Espíritu Santo para que nosotros podamos continuar su obra en el mundo”.

El viaje de nuestra vida

La parábola nos dice que cada uno de nosotros, según las propias capacidades y posibilidades, ha recibido los “dones del Espíritu Santo” o como ha dicho el Papa: “los talentos para una misión personal que el Señor nos confía en la vida cotidiana, en la sociedad y en la Iglesia”. Francisco nos pregunta hoy: ¿Qué camino seguimos en nuestra vida, el de Jesús que se hizo don o el del egoísmo? ¿El de las manos abiertas hacia los demás, para dar, para darnos, o el de las manos cerradas para tener más y quedarnos sólo con nosotros mismos? Y después advierte: “Cuidado, no nos dejemos engañar por el lenguaje común, aquí no se trata de capacidades personales, sino, como decíamos, de los bienes del Señor, de aquello que Cristo nos dejó al volver al Padre. Con esos bienes Él nos ha dado su Espíritu, enel cual fuimos hechos hijos de Dios y gracias al cual podemos gastar la vida dando testimonio del Evangelio y edificando el Reino de Dios”. De hecho – detalla – “el gran “capital” que ha sido puesto en nuestras manos es el amor del Señor, fundamento de nuestra vida y fuerza de nuestro camino”.

¿Qué camino recorremos nosotros: el de Jesús que se hizo don o el del egoísmo?

La parábola nos dice que los primeros dos servidores multiplicaron el don recibido, mientras el tercero, más que fiarse de su señor, le tuvo miedo y permaneció como paralizado, no arriesgó, no se involucró, y terminó por enterrar el talento. “Y esto vale también para nosotros, podemos multiplicar lo que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás, o podemos vivir bloqueados por una falsa imagen de Dios y, a causa del miedo, esconder bajo tierra el tesoro que hemos recibido, pensando sólo en nosotros mismos, sin apasionarnos más que por nuestras propias conveniencias e intereses, sin comprometernos” expresa el Papa.

“La cuestión es muy clara – insiste el Papa – los dos primeros negocian con los talentosos, arriesgan. Y la pregunta que me hago: ¿arriesgo yo, en mi vida? ¿Arriesgo con la fuerza de mi fe? ¿Sé yo, como cristiano, arriesgar, o me encierro en mí mismo por miedo o pusilanimidad?”

Colmados de dones, estamos llamados a hacernos don

“La parábola de los talentos nos sirve de advertencia para verificar con qué espíritu estamos afrontando el viaje de la vida – dice el Papa – pues hemos recibido del Señor el don de su amor y estamos llamados a ser don para los demás”. “Colmados de dones, estamos llamados a hacernos don” puntualiza, y explica que, las imágenes usadas por la parábola son muy elocuentes: “Si no multiplicamos el amor alrededor nuestro, la vida se apaga en las tinieblas; si no ponemos a circular los talentos recibidos, la existencia acaba bajo tierra, es decir, es como si estuviésemos ya muertos”. “¡Cuántos cristianos enterrados! ¡Cuántos cristianos viven la fe como bajo tierra!” exclama.

El Papa pide compartir nuestro pan y multiplicar el amor

Al final de su homilía, el Papa Francisco pide pensar en tantas pobrezas materiales, culturales y espirituales de nuestro mundo, en las existencias heridas que habitan en nuestras ciudades, en los pobres que se han convertido en invisibles, cuyo grito de dolor es sofocado por la indiferencia general de una sociedad muy ocupada y distraída. “Cuando pensamos en la pobreza, no debemos olvidar el pudor: la pobreza es recatada, se esconde. Debemos ir a buscarla, con valentía”.

Por último, pide pensar en “cuántos están oprimidos, cansados, marginados, en las víctimas de las guerras y en aquellos que dejan su tierra arriesgando la vida, en aquellos que están sin pan, sin trabajo y sin esperanza”. “Tantas pobrezas cotidianas. Y no son uno, dos o tres: son una multitud. Los pobres son una multitud” puntualiza. Y pensando en esta inmensa multitud de pobres, el mensaje del Evangelio es claro, ha concluido: “¡no enterremos los bienes del Señor! Hagamos que circule la caridad, compartamos nuestro pan, multipliquemos el amor. La pobreza es un escándalo”. Además, exhorta a rezar “para que cada uno de nosotros, según el don recibido y la misión que le ha sido confiada, se comprometa a “hacer fructificar la caridad” y a hacerse cercano a algún pobre”.

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