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“Recuerda siempre que el Reino de Cristo se está haciendo realidad y tú eres parte de ese Reino” -comentó Monseñor Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, durante su mensaje semanal, esta vez enfocado en el Reino de Dios.

El Reino de Dios no es de carácter político

Mons. Ricardo Rodríguez inició su mensaje indicando que muchas personas entienden el Reino de Dios desde una perspectiva reducida y encerrada en el tiempo – «un reino social, político, un arreglo de las cosas» – explicó:

“Mi Reino no es de este mundo” dijo Jesucristo a Pilatos; pero al mismo tiempo, en otro pasaje, cuando le dicen “¿Dónde está el Reino para verlo?” Cristo responde: “el Reino ya ha llegado, pero no es de este mundo, el Reino ha llegado y está entre ustedes”.

El Reino de Dios comienza a edificarse y se hace presente aquí

¿Qué podemos entender entonces como Reino de Dios? – «es el Reino que a él le pertenece, que él estructura, pero nosotros somos ciudadanos del Reino. El Reino no es una realidad que se impone al hombre, que no cuente con el hombre».

El Reino de Dios “comienza a edificarse y se hace presente aquí, se hace patente con la presencia de Cristo, por eso es que dice “el Reino de Dios ha llegado” ha comenzado, y aquí está, pero no termina, no se consuma aquí, el Reino de los Cielos es un proyecto que se está haciendo” y debemos recordar que Cristo nos anuncia este Reino que no es “un Reino entre las nubes, el Reino aquí se comienza a vivir.”

El Reino de Dios está en las cosas pequeñas

Mons. Ricardo Rodríguez – Obispo Auxiliar de Lima

«Nosotros en la Iglesia no predicamos el Reino de los Cielos como una realidad pos mortis» – dijo en otro momento – Justificar el sufrimiento como una condición para alcanzar la salvación sería «un engaño», porque el Reino de Dios se hace realidad en este mundo a través de valores como la justicia, la verdad, y la vida:

«El Reino de Dios está en una mesa donde se juntan los hijos con los papás y comparten los alimentos con mucha alegría, con entusiasmo, ahí está Reino de Dios, cuando alguien perdona al otro una gran ofensa, ahí está el Reino de Dios», añadió.

Cristo vino y predicó el Reino, anunció, pero lo hizo realidad. Cristo anuncia y hace realidad el Reino

Por eso, la misión de la Iglesia es «hacer presente el Reino de Dios en medio de los hombres», entre la gente sencilla y humilde: «Pensemos siempre que el Reino de Dios está en las cosas más pequeñas. Ahí donde los necios y los grandes sabios de este mundo no pueden descifrar, lo pueden descifrar los humildes y los sencillos», acotó.

«Que Dios nos bendiga y recuerda siempre que el Reino de Cristo se está haciendo realidad y tú eres parte de ese Reino», concluyó.

Mons. Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, presidió la celebración eucarística en la Basílica Catedral de Lima este domingo XXX del Tiempo Ordinario – «No hay posibilidad de que alguien esté cerca de Dios y esté lejos del prójimo» – explicó durante su homilía.

«Nos congregamos para celebrar esta eucaristía en el marco de octubre, un mes marcado no solamente por la devoción al Señor de los Milagros, sino por la cercanía, la cercanía hacia el prójimo, hacia el otro», comentó al inicio.

Sentirse justos pero despreciar al prójimo

Refiriéndose al Evangelio de Lucas (18,9-14), Mons. Rodríguez hizo un llamado a «voltear la mirada» por el otro y no «mirar por arriba o los costados»: «no hay posibilidad de que alguien esté cerca de Dios y esté lejos del prójimo ¿Cómo puede decir que amas a Dios, a quien no ves, si no amas al prójimo a quien ves?» – reflexionó.

«¿Debemos de dar gracias a Dios por no ser como el resto? – se preguntó el obispo auxiliar de Lima – ¿Es que nos vamos a pasar la vida tomando como referencia el actuar del otro? La única referencia que debemos de tener es Cristo, no tenemos porque está compitiendo entre nosotros», señaló.

No basta el cumplimiento frío de la Ley

En otro momento explicó que «la gratitud» a Dios no se puede justificar «sólo en el cumplimiento de la norma», porque nuestras actitudes deben «tener alma, una motivación interior» que nos da el Señor.

«¿Podemos decir que la ley está escrita en el corazón del hombre o sigue en piedra? – preguntó en otro momento – nosotros tenemos que pasar de la piedra a la carne, y lo que este fariseo está haciendo es justificar en una ley escrita en piedra».

Por eso es que Cristo «voltea la mirada» en la parábola y nos presenta al personaje que está al final, un publicano de rodillas y con la cabeza baja: «Al fariseo le ganó la soberbia, por eso ora así, y atrás al publicano le ganó la pobreza, se dio cuenta de su iniquidad» – resaltó.

«No duden del amor de Dios, no dudes de que tu oración es escuchada. No dudemos de que la palabra del hombre también llega a Dios, porque le importamos, nos escucha siempre, y nosotros estamos invitados, a hablar con Él y con el prójimo», concluyó.

«¿Cuál es mi reacción y mi actitud frente a hermanos de otra religión? ¿Cuál es la relación que establezco con personas que no comparten mi fe?» – se pregunta Mons. Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, en su reciente mensaje sobre el ecumenismo.

«Hoy es frecuente encontrarnos con muchas personas preocupadas sobre las diversas religiones y la relación que debemos establecer con estos hermanos. Esa relación no tiene por qué ser punzante, difícil de sobrellevar» – dijo al inicio de su mensaje – “a esa relación muy estrecha, a esa motivación que se tiene para restablecer la unidad entre cristianos llamamos ecumenismo”.

Restablecer la unidad entre cristianos

¿Entonces qué entendemos por ecumenismo? «Es la motivación, la inclinación, el deseo y todo el trabajo que se hace para restablecer la unidad entre cristianos, la unidad original que teníamos” – explica Mons. Ricardo.

“El ecumenismo es una tarea que todos deberíamos asumir: aprender a convivir entre cristianos, colaborar entre cristianos, pero buscando la unidad, revisar nuestra doctrina pero sobre todo nuestro estilo de vida”, añadió.

Conversión mediante el diálogo y la escucha

Y recordando el camino de San Pablo que atravesó fronteras para entrar en diálogo con otras culturas, Mons. Ricardo subrayó que también es posible buscar la conversión mediante el diálogo. Es por eso que debemos preocuparnos porque la persona «se convierta al Señor» y no tanto en el «seguimiento y el proselitismo ciego obstinado».

El ecumenismo tampoco consiste en buscar a alguien «para que se haga cristiano como yo», el ecumenismo es el diálogo entre cristianos que, por circunstancias históricas, se separaron: «su objetivo fundamental es restablecer la unidad, recordando que en el Evangelio de Juan el Señor decía: Padre que todos sean uno, como tú y yo somos uno»

Dar testimonio con nuestra forma de vivir

Mons. Rodríguez también hace tres recomendaciones concretas para vivir el ecumenismo:

“Primero, no ver lo que nos separa, es interesante ver lo que nos une; segundo elemento, la biblia como un eje que nos convoca, la biblia como una realidad que nos puede unir de manera muy intensa y bella; y tercero, la paciencia y la tolerancia que van de la mano hacia personas que quizás no comparten nuestra fe”.

Por último, el obispo auxiliar hizo un llamado a revisar nuestra actitud frente a cristianos y no cristianos: “en ambos casos se trata de una actitud testimonial, debemos dar testimonio con nuestra forma de vivir».

«Lo que más convierte no es la explicación de la doctrina, lo que mueve la conversión no es la formulación del dogma, de la doctrina, lo que mueve la conversión en la Iglesia y lo ha movido desde el inicio del cristianismo ha sido el estado de vida, la forma en que se vivía. Dice la escritura: “la gente se admiraba de cómo vivían”, no solamente se admiraban de cómo hablaban, la escritura dice: “miren como se aman”, el estilo de vida era lo que convirtió en el inicio, lo que hizo posible una Iglesia fuerte, sólida».

«No trabajamos para la gloria de ningún ser humano, sino para glorificar el nombre de Dios», fueron las palabras de Mons. Guillermo Elías a los trabajadores del Arzobispado de Lima que asistieron a la celebración eucarística en el Santuario del Señor de los Milagros.

«Queridos hermanos en el Señor, Jesús nos invita a la vigilancia, especialmente a los pastores de la Iglesia, a los responsables de las comunidades, a todos los que el Señor les ha encargado una misión particular en favor de nuestro pueblo», comentó.

Trabajamos para la gloria de Dios

Y dirigiéndose al personal del Arzobispado de Lima dijo: “Tenemos el encargo especial de velar por el rebaño».

“A quienes trabajamos en el Arzobispado de Lima el Señor nos ha dotado con una presencia constante, con una certeza de que no trabajamos para la gloria de ningún ser humano, sino para glorificar el nombre de Dios.”

«Quien no vive para servir no ha entendido realmente la dimensión del don de su vida cristiana – expresó el obispo auxiliar de Lima en otro momento – nuestra vida es un don para simplemente ser administrado, y desde la oportunidad o desde el lugar en el que estemos, lo importante es servir».

«Que el Señor de los Milagros que todo lo puede y todo lo sabe, inunde nuestro arzobispado de su presencia. Te encomendamos Señor la vida de todos y cada uno de los que trabajamos en el arzobispado de nuestra ciudad de Lima», concluyó.

«Para orar hay que tener fe» – comenta Monseñor Guillermo Elías – «la fe queridos no es automática ni dada para siempre, sino que la fe se alimenta, la fe crece, la fe madura tanto por la oración como por la práctica de la misma justicia en la que todos tenemos que comprometernos».

El obispo auxiliar de Lima comenzó su homilía recordando la convocatoria del Papa Francisco en el Día mundial de las misiones: «el Santo Padre nos decía que es importante dar un nuevo impulso a la respuesta misionera de toda la Iglesia, que sigue siendo relevante. Hoy se nos anima a superar la tentación de cualquier cierre autorreferencial y cualquier forma de pesimismo pastoral para abrirnos a la alegre novedad que el Evangelio de Jesús siempre tiene para nosotros.» – señaló.

«En este domingo mundial de las misiones, seamos discípulos para hacer discípulos, no conquistando, no obligando, sino testimoniando, poniéndonos en el mismo nivel que el que escucha, discípulos de los discípulos, ofreciendo con amor ese amor que hemos recibido», expresó.

Una fe que crece en la oración constante

Refiriéndose al Evangelio de Lucas (18,1-8), Mons. Elías explicó que en primer lugar aparece un «Dios que escucha, atento a la súplica de su pueblo». En ese sentido, el evangelista Lucas es «quien más insiste en el lugar que ocupa la oración en la práctica de Jesús y en la necesidad para los discípulos de orar constantemente».

¿Pero qué entendemos cuando escuchamos «orar constantemente»? – «a veces rezamos, pero no oramos, a veces nos quedamos en la repetición de frases hechas, pero cuesta confiar nuestro corazón a la acción de Dios» – explica Guillermo Elías.

No solo en el tiempo de Jesús había jueces inicuos o viudas que claman por justicia sin conseguirla, lo sabemos bien hoy entre nosotros con la situación que vive nuestro país.

Una fe que madura en la práctica de la justicia

«Para orar hay que tener fe» – insiste Mons. Elías – «la fe queridos hermanos no es automática ni dada para siempre, sino que la fe se alimenta, la fe crece, la fe madura tanto por la oración como por la práctica de la misma justicia en la que todos tenemos que comprometernos».

Timoteo (3,14–4,2) en la segunda lectura nos señala el camino de esa fe: «nos debe educar en la justicia, estaremos así preparados para toda obra buena»:

La fe no sólo es pedir, clamar, esperar, es también responder a esa esperanza que Dios tiene en cada uno de nosotros, así estaremos preparados para toda obra buena.

Compartir nuestra experiencia desde la oración

Por último, el obispo auxiliar de Lima hizo un llamado a «llevar nuestra experiencia desde la oración del monte a la vida que se transforma cada día; mostrar con la vida e incluso con palabras que Dios ama a todos».

«La vida entonces es una misión en esta tierra – prosiguió – estamos para testimoniar, estamos para bendecir, estamos para consolar, para transmitir la belleza de Jesús, y esto lo esperan muchísimos en nuestro barrio, incluso en tu propia casa, en tu propia comunidad parroquial: redescubrir lo esencial de la fe católica que profesamos».

La misión comienza con la experiencia de la oración y desde allí nos descubre hacia afuera un camino importante para todos.

«Salgamos de nosotros mismos con la esperanza que el Dios en que creemos espera de nosotros, espera de ti, espera de mí, espera de todos – dijo en otro momento – eso es lo que quiere Dios, edificar un mundo desde la oración que aún espera, que aún anhela, que aún necesita que se le anuncie a Cristo».

«Que este domingo nos edifiquemos en esta Palabra y seamos mejores. Así sea», concluyó.

“¿Qué es la santidad? ¿Cómo lograron muchos hombres llegar a ser reconocidos como santos?” – son las preguntas que se hace Mons. Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, en su reciente mensaje sobre el tema de la santidad.

Por: Jesús Santaella

“Pensaba en ello porque alguien me decía que en la tierra nadie es santo. Estamos confundiendo las cosas, la santidad la estamos poniendo como una meta muy alta ¿Qué cosa es ser santo? Estar con Dios”, explicó.

La santidad da frutos en este mundo

“En primer lugar, la santidad se vive acá, se comienza a vivir acá, incluso llega a dar frutos aquí en este mundo, en esta vida – prosiguió Mons. Rodríguez – Segundo, la Iglesia no te premia con la santidad. Después de la muerte la Iglesia lo que hace es reconocer que alguien está con Dios. Aquí nos santificamos”.

“La santidad entonces es un proceso que se inicia en el momento que uno nace y se incorpora, e incluso puede o no vivir en la comunidad, pero hace un camino de fe: conoció al Señor, puso en práctica las virtudes, el estilo de vida cristiano, y entonces enfrentó al final a la muerte con dignidad, con templanza, como el paso a la casa del Padre, todo eso se suma”, añadió.

Una santidad en proceso de edificación

Por último, el obispo auxiliar de Lima recordó que la santidad es un «proceso de edificación» que se desarrolla en el camino de la vida – “Un día pregunté en misa ¿Quiénes son santos? y nadie levantó la mano» – asegura.

En ese sentido, recomienda no usar la palabra santidad “como sinónimo de perfección”, y por eso hace un llamado a seguir «construyendo y edificando las comunidades parroquiales», pensando siempre que “la Iglesia es una, católica, apostólica y sobre todo santa, porque está compuesta de bautizados. Todo bautizado es santo ahora”.

Mons. Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, presidió la misa de acción de gracias por el 193 aniversario del Instituto Nacional Materno Perinatal: “Sé que ustedes tienen la presencia de Dios constantemente» – expresó.

“Lo importante de un aniversario no es celebrar sólo el paso del tiempo, sino que nosotros pasemos por el tiempo y dejemos esa estela de una presencia que edifica a la institución en la cual estamos”, comentó al inicio de su homilía.

Refiriéndose a la Lectura de la profecía de Malaquías (3,13-20a), Mons. Guillermo recordó que orar implica un acto de absoluta confianza:

«El profeta Malaquías, levanta el anuncio al pueblo abatido y a las injusticias, haciéndole vislumbrar el cumplimiento feliz de sus promesas, ‘Dios hará brillar, le dice Malaquías, un sol de justicia sobre todos los que han confiado en él y ellos experimentaran su tierna compasión’ – esa compasión de un Dios que se revela, de un Dios que acompaña, de un Dios que aparentemente está escondido pero que en lo profundo del corazón conoce lo que realmente necesitamos», añadió.

El Padre bueno que siempre busca nuestro bien

Por otro lado, en el Evangelio de Lucas (11,5-13), Jesús nos recuerda que Dios es un «Padre bueno que siempre busca nuestro bien», y que con su ternura paternal nos responde en el momento oportuno.

El obispo auxiliar explicó que muchas veces las situaciones difíciles de nuestra vida nos permiten “crecer como persona, conocernos a nosotros mismos para ser fuertes y ver hasta dónde podemos soportar»:

La oración es la confianza puesta en un Dios que responde.

La ternura paternal de Dios nos recuerda que “sabe lo que realmente necesitamos», y por eso acudimos al Espíritu Santo para obtener una respuesta y discernir. “Sin el Espíritu no somos nada, nos desarmamos” – puntualizó.

Y dirigiéndose al personal del Instituto Nacional Materno Perinatal, Mons. Guillermo hizo un llamado a «tocar la puerta sin cansarnos» y poner nuestro servicio en manos de Jesús:

“Señor, estamos tocando la puerta, queremos invitarte a que entres en nuestras vidas. Queremos celebrar no solo el paso del tiempo sino el tiempo en nosotros, por eso queremos orar llamándote, pidiéndote, tocando la puerta sin cansarnos. Amén”.

«Hay que rezar mucho por aquellas personas que están lejos de Dios, no juzgarlas, no condenarlas, sino pedir por ellas», comentó Mons. Ricardo Rodríguez, obispo auxiliar de Lima, en su mensaje de esta semana dedicado a la salvación.

Monseñor Rodríguez comenzó explicando que la salvación va más allá de las cosas inmediatas, porque hace «una referencia al alma, al destino del hombre, al alma después de la muerte». Cristo ha venido a este mundo para ofrecernos su salvación, especialmente a quienes sufren para darle «consuelo, ánimo y esperanza», y a quien es pecador para «redimirlo».

La salvación exige nuestra respuesta

«La salvación es una realidad que Dios ofrece a todos los hombres» – expresa – Sin embargo, tampoco se trata de que la salvación nos llega y la recibimos «sin hacer nada». Si bien la salvación es una «iniciativa» y «obra de Dios» que Él inicia y lleva a su consumación, la salvación «exige nuestra respuesta»:

Tenemos que salir al encuentro del redentor. Dios nos ofrece la salvación… ahora nosotros debemos salir al encuentro.

En otro momento, el obispo auxiliar de Lima recordó que la salvación no es una realidad individual: «Yo me salvo si me llevo bien con Dios» – esto sería un concepto más «horizontal de salvación» – añadió – la salvación del prójimo también debe involucrarnos y no debe pretenderse hacer «de manera aislada».

La salvación que buscas está muy vinculada a la salvación del prójimo. Si tú has encontrado el camino, tú tienes que mostrarle a aquel que está perdido.

«La Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, pero la Iglesia no tiene el derecho exclusivo de la salvación. Es como decir: “sólo se salvarán los bautizados, solo irán con Dios los que viven y practican en la Iglesia católica, apostólica y romana”, indicó.

En ese sentido, todos podemos colaborar para alcanzar la salvación y procurar que más personas se salven: «no sólo desde el sacerdocio, también en el matrimonio, en la escuela, en el trabajo... Hay que rezar mucho por aquellas personas que están lejos de Dios, no juzgarlas, no condenarlas, sino pedir por ellos». Que Dios te bendiga.

«La persona que quiere seguir a Jesucristo debe reconocer no solamente su propia dignidad, sino la dignidad del otro», comentó Mons. Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, en su reciente mensaje sobre la dignidad humana.

Mons. Rodríguez explicó que cuando pensamos en la dignidad humana debemos pensar en la libertad «que Dios nos da a todos» para interactuar y relacionarnos: «el derecho a la vida es algo inherente a la persona, entonces la dignidad es algo propio, me pertenece desde el momento de la existencia», expresó.

«Desde el Génesis encontramos en el acto creador una idea de dignidad» -continuó – «y la Iglesia desde sus inicios reconoció en cada cultura según su condición, que el hombre y la mujer tenían igual dignidad». Por eso, la dignidad de la persona «le viene de Dios en el acto creador».

«El acto creador en el relato del Génesis es una maravilla, un relato impresionante. Mira cómo el relato nos ha puesto este detalle: lo tomó, lo formó, sopló y lo llevó a vivir con él. Dios lleva al hombre a vivir con él y la dignidad de hijo de Dios no se pierde, el pecado no te quita la dignidad de hijo de Dios, no solo tú tienes dignidad de criatura, sino que ahora Cristo a través de su cruz redentora ha hecho que el hombre pase de una dignidad de criatura a una dignidad de hijo de Dios», añadió.

Plantear el tema de la dignidad de la vida

En otro momento señaló que muchas veces el tema de la dignidad ha sido tomado como «estandarte» para introducir excusas como el aborto, atentando de manera injustificada «contra la dignidad de la vida».

En ese sentido, Monseñor Rodríguez hizo un llamado a abordar el tema de la dignidad de la vida y la persona humana en todos los ámbitos de la vida: en el centro de trabajo, en el centro de estudio, en la mesa del hogar, en la escuela o en la universidad.

Y refiriéndose a las diferencias que se establecen en los roles sociales entre hombres y mujeres recordó que la dignidad «no es mayor o menor, vale tanto la vida del hombre como la vida de la mujer, vale tanto la vida de un ser que esté en el vientre materno como la vida de un anciano de 90 años, en el ocaso. Al final, ambos tienen dignidad, ambas vidas se tienen que cuidar».

Tenemos una dignidad inherente

Por último, el obispo auxiliar de Lima envío un mensaje a todas las personas que se sientan avasalladas y agredidas por su dignidad. «¡No se desanimen!» – indicó – porque todos somos personas dignas y «tenemos nuestra dignidad inherente, la tenemos desde el acto creador».

«Uno no es más digno que el otro, uno no vale más que el otro, ni el anciano vale más que el niño, ni el hombre que la mujer, ni el casado más que el soltero». Es por eso que debemos aprender a respetar al prójimo.

Y recordando la parábola del Buen Samaritano, Mons. Rodríguez exhortó a pensar en la dignidad de los que más sufren: «no te hace menos bajar de la cabalgadura y tomar de la mano al que sufre, subirlo a la cabalgadura y compartir la dignidad».

«Ámate a ti mismo, valórate a ti mismo y vas a ver que el mundo puede ser diferente para todos. Que Dios te bendiga», concluyó.

Mons. Guillermo Elías, Obispo Auxiliar de Lima, presidió la celebración eucarística en la Basílica Menor y Convento de Nuestra Señora de la Merced con motivo de la Solemnidad de María de la Merced: «Esta fiesta nos compromete a todos a seguir siendo el eco de ese Dios que es misericordioso», dijo.

Fiesta de Nuestra Señora de la Merced

«La Santísima Virgen María se aparece a San Pedro Nolasco en 1218 recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se declarara a gloria del cautivo, estos cautivos que eran llevados a sitios lejanos. Esta advocación mariana nace en un contexto concreto y se difunde al resto del mundo», comentó al inicio de la homilía.

«San Pedro Nolasco y sus frailes devotos de la Virgen María, la tomaron como patrona, la tomaron como guía, su espiritualidad es fundamental y es fundante en Jesús que es el libertador de la humanidad. Cristo es el libertador pero María es el modelo de la persona libre, y por ello esta importante orden toma a María como modelo de su propia existencia», continuó.

Pensar en las nuevas situaciones de cautividad

Y dirigiéndose a la Orden Mercedaria expresó: «Ustedes como comunidad se han dedicado a ayudar a los prisioneros y han tenido mártires y santos en este importante trabajo a lo largo de los siglos ¿Dónde están los cautivos ahora? ¿Dónde están los cautivos de este siglo? ¿Qué les inspira este día?»

Es necesario un compromiso con la historia de un país «enmarcado en situaciones concretas de cautividad», en realidades que están en la periferia pero que siguen siendo importantes tocar para «transformar desde la potencia del Evangelio».

Centrarnos en la conversión sinodal

Y recordando las palabras de Francisco durante el Curso de Formación para nuevos obispos en Roma, Guillermo Elías hizo un llamado a centrarnos en la conversión sinodal para «asumir el reto de construir una Iglesia nueva, recogiendo todo lo bueno que se hizo en la vida de una Iglesia particular».

«Esta fiesta nos compromete a todos, en especial a ustedes, a seguir siendo el eco de ese Dios que es misericordioso, que responde a un llamado de libertad para todo hombre y para toda mujer de todos los tiempos, bajo la acción del Espíritu», señaló.

Dar la vida y liberar al cautivo

Basílica Menor y Convento de Nuestra Señora de la Merced

Por último, el obispo auxiliar de Lima agradeció a la Orden Mercedaria por su testimonio de servicio, vida y entrega a los más pobres:

«En nombre del Arzobispo de Lima, Mons Carlos Castillo, les decimos y recordamos la importante tarea del carisma propio de esta orden: liberar al cautivo, dar vida al que no tiene vida, porque el único que libera profunda y realmente al hombre es Jesucristo».

Que María, modelo de la persona libre, nos ilumine. Recordemos todos que en Cristo está la vida y en María el modelo de esa vida

«Quienes veneran a la Virgen de la Merced recuerden que en Cristo podemos ser libres y tenemos que ser instrumentos de libertad para otros, en nuestras propias casas, en nuestros centros de trabajo. Que la fe católica que profesamos nos potencie a ser instrumentos de vida, instrumentos de libertad, instrumentos de fraternidad para todos», concluyó.

Central telefónica
(511)2037700