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Evangelizar por medio del testimonio pacificador del cristianismo

En el día que celebramos la VI Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el Santo Padre, Monseñor Carlos Castillo ha recordado, en su homilía, que «Dios construye la historia desde los últimos» y nos interpela desde los más necesitados. Por eso, no es posible el amor sin una opción preferencial por los pobres. «Con tantas guerras y revoluciones que estamos viviendo, con tantas ambiciones que nos acechan, nuestro lugar es ese: evangelizar por medio del testimonio pacificador del cristianismo», afirmó en su homilía.

El prelado precisó que la tarea del cristiano es dejarse inspirar en el Señor y ser testigo de ese amor gratuito en cada situación, tanto a nivel personal, familiar o barrial, como a nivel social, económico y político.

Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo.

Como todos los domingos, el arzobispo de Lima presidió la Eucaristía desde la Basílica Catedral de Lima, donde compartió su reflexión en alusión al Evangelio de hoy (Lc 21, 5-19), que anuncia el camino a seguir por los cristianos en medio de las situaciones del mundo: Los perseguirán a ustedes y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto darán testimonio de mí, dice el Señor.

En ese sentido, Monseñor Castillo afirmó que Jesús ha venido para «introducir un factor que permita, no solamente la salvación de los buenos y de los que viven en forma justa, sino, también, la conversión del mundo entero». Se trata de un primer anticipo al Reino de amor, de justicia y de paz, que el Señor quiere introducir en la vida humana.

No enardecerse, no violentarse contra el mundo violento.

En esa misma línea, la liturgia de hoy nos invita a tener una actitud cristiana fundamental: Cuando oigan guerras y revoluciones, cuando están en esa situación, no tengan pánico. El arzobispo de Lima explicó que la primera actitud del cristiano es «no enardecerse, no violentarse con el mundo violento, sino mantener la serenidad».

Cada vez que mantenemos la calma y actuamos con prudencia, simultáneamente, mantemos la esperanza. «La esperanza nos permite, en medio de las situaciones complicadas, tener la serenidad suficiente para adquirir sabiduría y visualizar por dónde está el Señor. Y todos sabemos que, cuando tuvo Jesús una situación sumamente complicada, sabemos dónde se colocó y por qué no se bajó de ahí: por su infinita misericordia», comentó el prelado.

Dar testimonio del Señor. Propagar esa fuente inagotable de esperanza.

En segundo lugar, Monseñor Carlos resaltó que los cristianos somos, en el mundo, una comunidad de personas «que está para dar testimonio del Señor», como tantas personas y mártires de nuestra historia dispuestos a «desprenderse totalmente de la propia vida para decir en una situación difícil: el amor es lo que falta».

Este es el camino de todo aquel que quiere dar testimonio después de haber vivido la experiencia del amor gratuito del Señor: transmitirla, contarla y reproducirla en su propia vida.

Dar testimonio del Señor, por otro lado, no es sinónimo de poder o creerse «supermanes». El obispo de Lima manifestó que la Iglesia no está «llamada a generar o producir en la vida superhombres, sino, simplemente, gente humilde que sabe que hay principios elementales para vivir (como la hermandad) y que eso se propague como una savia, como una fuente inagotable de esperanza».

El arzobispo Castillo reiteró que todos estamos llamados a interpelarnos para pensar cuál es nuestro lugar y dónde vamos a poner nuestro testimonio cristiano en cada situación que vivimos, pero, sobre todo, cómo podemos aportar nuestro granito de arena para pacificar, para desmilitarizar el país, para “des-armar los corazones”, como dice el Santo Padre.

La pacificación de la sociedad no es sinónimo de pasivismo. Ser pacífico no es ser pasivo, es ser un trabajador de la paz.

En memoria de Juana La Rosa: testimonio de la música y el canto.

En su homilía dominical, Monseñor Carlos dedicó unas palabras por el repentino fallecimiento de la maestra Juana La Rosa Urbani, referente en la actividad coral de nuestro país y formadora de varias generaciones de cantantes y músicos, entre ellos, el Coro y Conjunto de Cámara de la PUCP (durante 54 años):

«Como maestra, Juanita La Rosa ha pasado anunciando el testimonio de la música y el canto. Ella siempre se inspiró en la música, la musa, y “se dejó patear por la musa”, como decimos en castellano».

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