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Mons. Castillo: Compartir y promover el diálogo entre generaciones

En el marco del 182 Aniversario del Primer Colegio Nacional de la República Nuestra Señora de Guadalupe, Monseñor Carlos Castillo presidió una emotiva Eucaristía junto al personal educativo, egresados veteranos y todo el alumnado de la institución.

En su homilía, el arzobispo de Lima aseguró que la fe en María de Guadalupe nos alienta, nos protege y nos inspira a «abrir» paso en la historia, de manera pacífica, con la inteligencia y la sabiduría de la Madre. «El diálogo de generaciones es el que, durante siglos, ha permitido que ustedes puedan tener figuras importantes como antecesores, estudiantes y maestros, porque ellos han sabido dialogar entre generaciones y ayudarse», comentó.

El Colegio Nacional Guadalupe es el Alma mater de muchas generaciones que han pasado por sus aulas, entre maestros y estudiantes. En ese sentido, Monseñor Castillo afirmó que, en la vida de un colegio, nos acogemos todos desde la búsqueda por conocer; pero hay «un saber más grande» que consiste en la comunicación de una generación a la otra. «Este colegio está dedicado a María, que está en el ápice, en el inicio de la salvación, en la matriz de la vida cristiana, la Madre», añadió.

Cultivar el diálogo y aprender de la experiencia vivida.

Pero, ¿qué representa que un colegio sea Alma mater? El prelado precisó que, con el paso de los años, el Colegio Guadalupe ha sabido cultivar el diálogo para «compartir lo que sienten y viven». Ello se ve reflejado en uno de sus principios emblemáticos: “El decoro o la decencia está en dar la vida por la Patria”. Por tanto, es necesario persistir en aquellos valores que recibimos de la Madre Patria: «en la ‘Madre’ llamada María, y en la ‘Patria’ llamada Colegio Virgen de Guadalupe», acotó.

Dirigiéndose a los jóvenes estudiantes, el Primado del Perú aconsejó que sepan escuchar a los maestros, aprender de su experiencia y valorar la sabiduría que tienen. De igual manera, a los maestros, recomendó promover las potencialidades de sus alumnos, valorando y apreciando sus aportes.

Monseñor Carlos recordó que «los últimos», es decir, las nuevas generaciones, son los elegidos por el Señor para «abrir» la historia. «El Señor hace la historia haciendo nacer a personas. ¡Y siempre elige al último de la familia! (David, José, Jacob). Los últimos, los jóvenes, abrirán un nuevo camino si somos abiertos a sus iniciativas y comprendemos todos sus valores, en medio de sus confusiones», recalcó.

Aprender a vivir en esta vida la gratuidad.

En otro momento, el obispo de Lima explicó que la vida nos es dada de manera gratuita, sin condiciones, como el amor que recibimos en el vientre materno antes de nacer. «La primera experiencia humana no es el nacer, es el ser engendrado y acompañado en el vientre materno. Como es inconsciente, es una sabiduría que adquirimos sin que lo sintamos en la cabeza, pero lo sentimos en el cuerpo. Y eso guía nuestra cabeza como una brújula».

Este amor absolutamente incondiconal que recibimos de nuestras madres (además de compartir líquidos, sangre, respiración y fluidos durante nueve meses), es el mismo que recibimos por parte del Padre Creador. «No hay ninguna decisión que podamos tomar o medir, si no partimos de que todo es gratuito y de que, por lo tanto, el futuro está en la fuente: aprender a vivir en esta vida la gratuidad», reflexionó el arzobispo.

Nuestra tarea, nuestra misión, es tratar de que este mundo se parezca a esa fluidez del amor maternal, gratuito e incondicional, con la que fuimos engendrados.

Finalmente, Monseñor Castillo habló sobre la importancia del Pacto Educativo Global, la iniciativa del Papa Francisco por una transformación cultural profunda, integral y de largo plazo, a través de la educación.

«Si algo falta en el mundo es educación humana, aprender a querernos y apreciar todo lo que valemos. Los profesores no están aquí, como diría Freire, para «depositar» sus conocimientos en los estudiantes, como si fueran un banco. Somos todos seres humanos con capacidades que deben promoverse y alentarse», indicó el prelado.

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