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Mons. Castillo: Vivir en comunidad un camino de fe testimonial

En la Eucaristía de hoy, celebrada en Catedral de Lima, Monseñor Carlos Castillo recordó que el Señor quiere que sigamos un «camino de fe testimonial que siempre vaya por el lado de la igualdad entre cristianos». Solo así podremos decir que vivimos auténticamente nuestra fe, ayudándonos mutuamente, educando y acompañando con cariño a nuestra humanidad.

Leer transcripción del arzobispo de Lima

El Evangelio de hoy ( Mateo 23,1-12) nos recuerda el mensaje de Jesús sobre los escribas y fariseos, habituados a hacer obras para ser admirados por la gente: «les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestro».

La Liturgia de hoy supone una fuerte exhortación a todos aquellos que son responsables en la dirección de la sociedad y la Iglesia: «muchas veces, en vez de servir, lo que hacen es servirse de la gente», acotó el Monseñor. Y nuestro pueblo está llamado a no caer en la tentación de esa «actitud separatista y arrogante» que nos conduce a dar un «anti-testimonio» de Dios.

«Nuestra labor como cristianos, como Iglesia (no solamente la de los sacerdotes, sino de todo el Pueblo de Dios), es la de seguir este camino de fe y delicadeza, donde seamos capaces de sintetizar unos con otros las cosas que decimos, y avancemos hacia una Iglesia que genere armonía entre los distintos pueblos, de tal manera que la vida sea llevadera y pacífica», ha señalado el obispo.

El Primado del Perú precisó que una de nuestras tareas fundamentales como cristianos es «seguir la médula de la solución de los problemas, educando y acompañando con cariño a nuestra humanidad». Y recalcó: «Nosotros no estamos ni para solucionar los problemas sociales, políticos y económicos; no estamos tampoco para solucionar todos los problemas que existen en el mundo. Nosotros estamos para acompañar e incentivar el amor con delicadeza, para que la persona que está abajo de toda esa estructura, de todo ese andamiaje de fariseo y escriba, empiece a salir», acotó.

Vivir nuestro cristianismo en comunidad

Hoy, el Señor nos deja un mensaje en alusión a los fariseos y escribas: “Hagan ustedes lo que ellos les dicen, pero no vivan como ellos. No los escuchen en ese punto, no los imiten”. Estas palabras, explicó Monseñor Carlos, nos revelan que la vida no es un adoctrinamiento, sino «una experiencia viva en donde el Espíritu Santo se manifiesta en el corazón del santo Pueblo de Dios».

Jesús nos invita a vivir nuestro cristianismo en comunidad porque, en la vida del pueblo, la experiencia sencilla brota y se aprende mucho más. «Vamos a pedirle al Señor que nos dé la capacidad de esforzarnos por tener claras las cosas, pero saber que muchas cosas en la vida se aprenden ayudándonos, no poniéndonos cargas que no podemos cargar. Y, sobre todo, lo más importante: no caer en la apariencia, porque quien tiene apariencia de bueno y no lo es, siempre trata de esconderse detrás de muchas cosas», reflexionó nuestro arzobispo.

En memoria de Juana La Rosa

La Eucaristía de este domingo fue ofrecida en especial intención por la memoria de Juana La Rosa, exdirectora del coro de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). En una breve remembranza, Monseñor Castillo afirmó que el paso de Juana por la vida fue una experiencia de delicadeza y cariño, de compañía y aprendizaje.

El testimonio de ella y su legado artístico han de recordarnos que la música «ayuda a sacar las cosas más profundas que están en el corazón», porque expresan lo más hondo del ser humano:

«La experiencia genera nuevos conceptos, nuevas maneras, nuevos estilos. La experiencia de ustedes con Juanita los ha marcado tanto que no necesitan mucha doctrina, porque brota del trato, de la síntesis de amor», expresó el Prelado.

Dejémonos inspirar por el ejemplo de Juana La Rosa, una mujer concreta, creativa y sencilla. Siempre la vamos a recordar porque es como una “prenda” de nuestra alma, un broche de oro en nuestra vida.

La Eucaristía del domingo XXXI del Tiempo Ordinario, contó con la participación del Coro y la Orquesta de Cámara de la PUCP.

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