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Mons. Rodríguez: «Ir al encuentro de Jesús y escuchar su Palabra»

A la luz del Evangelio, Monseñor Rodríguez reflexionó sobre la importancia de ir al encuentro del Señor, escuchar con alegría su Palabra que nos libera y nos permite reconocerlo como Hijo de Dios. «Cuando Cristo habla, miramos el Evangelio, Cristo consuela, anima, levanta y sana», expresó.

En su comentario del Evangelio (Marcos 1,21-28) , el obispo auxiliar de Lima explicó que Jesús impartía enseñanzas con autoridad y coherencia porque «vivía lo que enseñaba y hacía lo que decía, anunciaba y denunciaba la Palabra en todo momento.

“La enseñanza de Jesús es a través de palabras que llegan al corazón de las personas de tal forma que nadie puede permanecer indiferente frente al mensaje de Cristo”, sostuvo Monseñor Rodríguez.

La Liturgia de hoy nos habla del espíritu inmundo de un hombre poseído que se presenta ante Jesús. Y es la Palabra del Señor la que libera a este hombre atormentado y perturbado. De igual manera, afirmó nuestro obispo auxiliar, «la Palabra de Cristo nos libera y nos permite reconocer a Jesús como Hijo de Dios. Cuando Cristo habla, miramos el Evangelio, Cristo consuela, anima, Cristo levanta, Cristo sana».

Cristo se nos ofrece y tenemos que salir a ese encuentro, tenemos que aceptar, acoger esta libertad que Él nos ofrece, una vida diferente.

Monseñor Ricardo reiteró que todos estamos llamados a ir al encuentro de Jesús, que es «la lámpara que ilumina nuestros pasos, especialmente, en los momentos de tinieblas. Él quiere habitar en nuestras vidas para guiarnos y levantarnos de todo mal o situación que nos aqueja para dignificarnos y hacernos vivir en verdadera libertad».

En otro momento, el obispo recordó que Dios nos invita a escucharlo a través de espacios de silencio y reflexión que nos ayuden a profundizar las cosas: «En un mundo bullicioso hay que manejar los silencios para escuchar a Dios, porque hay personas que no quieren el silencio, porque lo que escuchan no les agrada, se incomodan y no quieren que tú encuentres el silencio del discipulado, porque si tú escuchas a Dios, tu vida cambia”.

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