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Encuentro de la vida contemplativa: “10 años caminando con el Papa Francisco”

El 31 de mayo, Fiesta de la Visitación, se llevó a cabo el encuentro anual de hermanas contemplativas en el Santuario Mariano de la Virgen del Carmen Alto, que congregó a religiosas de todos los monasterios de nuestra Arquidiócesis de Lima.

El evento, que supuso el primer encuentro presencial después de la Pandemia, contó con la participación de nuestro Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo; sus obispos auxiliares: Monseñor Guillermo Elías y Monseñor Juan José Salaverry, OP, Vicario Episcopal para la Vida Consagrada; sacerdotes asistentes de las Federaciones de Clarisas, Dominicas, Carmelitas, Concepcionistas y cerca de ciento treinta monjas de clausura.

Este encuentro de formación, fraternidad y comunión eclesial, organizado por la Vicaría para la Vida Consagrada de nuestra Arquidiócesis, tuvo como eje los 10 años de Pontificado del Santo Padre Francisco y influencia en la vid religiosa, en especial en la vida contemplativa femenina.

“Cuando el Papa Francisco nos habla de una Iglesia sinodal, nos pide caminar juntos desde la diversidad de ministerios, carismas y en comunión. Pastores y pueblo de Dios, clero regular y secular, vida laical y consagrada, debemos de, comprometiéndonos en la construcción del Reino. La Iglesia de Lima quiere caminar sinodalmente con Ustedes y con el Papa Francisco, conviene recordar el llamado refrescante de aires de renovación y al mismo tiempo fidelidad al Evangelio, nos presenta una mirada eclesiológica, pastoral y espiritual donde la vida contemplativa no puede estar ausente, expresó Monseñor Juan José Salaverry al inicio del encuentro.

“Necesitamos sostener la vida de la Iglesia de Lima desde la oración ferviente de nuestros monasterios, que son los “cenáculos” y “sagrarios” que oxigenan nuestra vida eclesial. Nuestra Iglesia de Lima confía en que cada monasterio puede ayudar a sostener el ministerio y el caminar de la Iglesia”, afirmó nuestro obispo auxiliar.

Las ponencias estuvieron a cargo del religioso corazonista, Francisco Javier Sáez de Maturana, quien hizo un breve recorrido por los 10 años del Pontificado del Papa Francisco. Luego, la hermana clarisa Johanna de Jesús Olórtegui, presidenta de la Federación de Hermanas Clarisas del Perú, desarrolló el tema “Francisco y la vida contemplativa”.

En ambas intervenciones, se habló sobre la importancia de vivir la diversidad y belleza de cada carisma, reconociendo el sentido de hermandad y fraternidad. También se hizo hincapié en los desafíos de la vida contemplativa y la necesidad de “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando nuevos caminos y métodos creativos para responder a los signos de los tiempos.

Monseñor Castillo: “Como María, levantarnos y desarrollar nuestra actitud de servicio”.

Durante la Eucaristía de clausura del encuentro, el arzobispo de Lima reflexionó sobre el pasaje de La Visitación presentado en el Evangelio de Lucas (1,39-56). El prelado señaló que la actitud de María nos inspira a desarrollar nuestra capacidad de amar y levantarnos para ir al encuentro del Otro.

“Podríamos decir que María rompe una norma propia de las parturientas, la de estar en casa y esperar. Ella se levantó y se puso en camino, es decir, hizo el esfuerzo de levantarse pese a su condición, porque anticipa en su propio ser la capacidad de amar y de servir”, explicó.

En ese sentido, Monseñor Castillo precisó que la condición contemplativa en la Iglesia “está siempre disponible, mirando a los otros, porque está comprendiendo la realidad”. Por lo tanto, nuestra visita y acompañamiento, como la de María, necesita ser entrañable.

El obispo de Lima advirtió que el cálculo se ha convertido en prioridad del mundo moderno, sin embargo, es importante recordar que la vida del ser humano pasa por la experiencia de la gracia y la gratuidad:

“Desde que estamos en el vientre de mamá, no calculamos, porque recibimos todo sin medida durante nueve meses. Por eso, la primera experiencia de gracia que tenemos en la vida es cuando toda la respiración, todos los fluidos y el canto de la mamá, nos inunda sin parar. Eso es lo que aprendemos también en la fe: que Dios es gracia, es gratuidad”, argumentó el Monseñor.

Anunciar y testimoniar el Evangelio entrañablemente.

En otro momento, el Primado del Perú remarcó que, con el mismo sentido de gratuidad y amor que recibimos en el vientre materno, estamos llamados a “recomprender las cosas, enfrentar la vida y ponderar nuestras decisiones para dar una respuesta a las situaciones que se presentan, para dejar signos de hermandad que impulsen y alienten”.

“La vida es un constante luchar en medio de las dificultades, pero considerando que el fundamento de todo es lo gratuito, entonces, cuando ahondamos eso en la contemplación, sucede que predicamos, anunciamos y testimoniamos entrañablemente”, destacó.

Monseñor Castillo aseguró que la vida contemplativa, simultáneamente, es activa, especialmente “si nuestras congregaciones y monasterios están construidos en medio de nuestros barrios pobres”. Por eso, el camino de la contemplación es una inspiración para estar de cara a Dios y a la realidad, y a partir de esta unidad, proyectar el horizonte de una Iglesia auténtica y verdadera.

El Encuentro de hermanas de vida contemplativa contó con la asistencia de las hermanas Concepcionistas, Trinitarias, Carmelitas de Manchay, Carmelitas de San José, Clarisas y Clarisas Capuchinas.

También acudieron las hermanas Dominicas de Santa Rosa, Carmelitas Nazarenas, Dominicas de Santa Catalina, Agustinas de la Encarnación y las Hermanas del Buen Pastor.

El Encuentro de la vida contemplativa no hubiese sido posible sin el cariño entrañable de nuestras hermanas anfitrionas, las Carmelitas descalzas del Monte Carmelo.

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