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En este Tercer Domingo de Adviento, también llamado Domingo de la Alegría, Monseñor Juan José Salaverry, Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis de Lima, nos invita a prepararnos para la llegada del Señor poniendo en práctica la solidaridad fraterna, con un sentido de justicia y ofreciendo nuestra vida a los demás.

En la reflexión de este III Domingo de Adviento, Monseñor Salaverry sostiene que todos estamos llamados a asumir nuestro proceso de conversión con esperanza y alegría: “Una conversión no es un proceso de tristeza y de melancolía por las cosas que dejamos de hacer o las que dejamos de tener, sino que está llena de alegría. Por eso, este es el domingo de la alegría y del gozo”.

Citando en Evangelio de San Lucas (3, 10-18), que relata la historia de Juan Bautista y su respuesta a las constantes preguntas que le hacía el pueblo para alcanzar el Reino de Dios, nuestro Obispo Auxiliar de Lima, explicó que este tipo de preguntas deben ser planteadas en nuestra vida diaria, disponiendo nuestros corazones para atender a la respuesta que recibamos de Dios:

«Nosotros también, hoy, debemos de preguntarnos qué debemos hacer con nuestras vidas, para poder alcanzar la promesa de este Reino que nos llena de alegría, de este Reino de justicia y de paz. A cada uno de nosotros se nos dará una respuesta distinta, porque cada uno de nosotros tiene distintos ministerios, tiene distintas responsabilidades, porque cada uno de nosotros es una historia distinta, pero todas nuestras historias y todos nuestros ministerios deben de encontrar la unidad en la disposición que asumamos durante este Adviento para prepararnos para la venida del Señor. Que cada uno, según su propia realidad, haga lo que tiene que hacer», comentó Juan José Salaverry.

El obispo auxiliar recalcó que el Adviento es un tiempo para compartir con los demás y practicar la solidaridad, especialmente con nuestros hermanos más olvidados: “Tal vez ya hemos tomado algunas actitudes, ya hemos marcado algunos propósitos, hemos preparado nuestra corona de Adviento, hemos armado el árbol de Navidad, estamos preparando el Belén para venerar al niño en la noche de Navidad, pero debemos de practicar la caridad, la solidaridad fraterna, entregar a los demás la otra túnica que tenemos, como dice el Evangelio, actuar en la justicia como les dice Juan a los publicanos, debemos de vivir en paz con los demás”.

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