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«Aprender a compartir y a considerar la riqueza y la grandeza de cada pueblo»

«La Iglesia siempre ha sostenido, a partir de Jesús, que todos somos hijos, y por lo tanto, somos llamados a ser hermanos de todas las personas de cualquier pueblo, raza, lengua y nación… Como Iglesia no queremos que nadie quede atrás, especialmente los más marginados, los últimos, a quienes debemos comprenderlos porque viven en la calle y este sistema les dio, como única salida, vivir de la calle – con estas palabras, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, llama a que reflexionemos en las costumbres racistas que todavía prevalecen en nuestro país y en el mundo – parte de la frivolidad y de la corrupción es creer que yo puedo hacer las cosas porque soy distinto y privilegiado, eso es parte del racismo, el desprecio por los demás, el creerme élite y abandonar a los marginados que son la mayor parte de la sociedad peruana».

Monseñor Castillo explicó que, con la fiesta de la Santísima Trinidad, la Iglesia culmina el proceso del camino de Jesús que ha dado su Espíritu a los discípulos antes de subir al cielo, y luego de eso «ha ocurrido la irrupción del Espíritu Santo para que la Iglesia salga a anunciar el Evangelio y celebramos al Dios revelado por Jesús, que es amor y viene a salvar, no a condenar ni a juzgar al mundo».

Pero la Solemnidad de la Santísima Trinidad también ha coincidido con una de las fechas más importantes de nuestro país, el Día de la Bandera, que recuerda la inmolación de Bolognesi en Arica y su entrega generosa: «yo creo que la sombra de la fe cristiana de Jesús está presente en nuestros héroes nacionales y la entrega generosa de quien tiene sensibilidad por el dolor humano, empezando por Túpac Amaru y toda la sucesión de Grau que son héroes que han muerto por la Patria» – comentó el Arzobispo de Lima.

«Eso es lo que hemos visto estos días también en todos los médicos, enfermeros y gente que ha dado su vida por estos 5000 hermanos que ya vemos enterrados, pero que nosotros no podemos ser indiferentes a eso, nos duele nuestro país porque en medio de la grandeza humana que existe, también existe corrupción, pillaje, mentira, frivolidad y yo creo que es un domingo para reafirmar nuestro amor a la Patria y nuestro amor a un Dios que nos llama a salvar y no condenar, nos llama a entregar la vida y no a jugar con la vida», resaltó Monseñor Castillo.

Tenemos que abrirnos a la posibilidad de que, con el esfuerzo sencillo y sincero, vamos a salir adelante y tendremos la posibilidad de ver la esperanza muy pronto

No cerrar los ojos ante el racismo y la exclusión

A propósito del Día de la Cultura Afroperuana que se celebró el pasado 4 de junio, el Primado del Perú reflexionó sobre las palabras del Santo Padre ante las protestas en los Estados Unidos por el asesinato de George Floyd: «no podemos pretender defender el carácter sagrado de toda vida humana y cerrar los ojos ante el racismo y la exclusión» – dijo Francisco.

«Estas palabras del Santo Padre nos conmueven notablemente porque la Iglesia siempre ha sostenido, a partir de Jesús, que todos somos hijos, y por lo tanto, somos llamados a ser hermanos de todas las personas de cualquier pueblo, raza, lengua y nación», expresó Monseñor Castillo.

La Iglesia y el mundo están llamados a solidarizarse con esa causa, evitando la violencia, pero mostrando indignación para que esas cosas no ocurran en el mundo, y sobre todo, aprendiendo a compartir, a considerar, la riqueza y la grandeza de cada pueblo, de cada sociedad, de cada comunidad humana

Los actos de racismo ocurridos en la ciudad de Mineápolis son «una expresión del extremo individualista y egoísta que está guiando a la sociedad en este momento – acotó el Arzobispo de Lima – por eso, tenemos que aspirar a una nueva normalidad que reconozca el valor de todas las personas».

«Necesitamos esa capacidad de comprender y de apreciar el valor del otro, y la fiesta de la Trinidad tiene que ver con eso, si Dios es amor y ha amado tanto al mundo y no lo ha juzgado sino que ha querido salvarlo, entonces somos un mundo amado, todos somos humanos y nadie es distinto, todos nacimos desnudos y todos nos vamos a ir de este mundo también desnudos, entonces, qué hacemos diferenciándonos y despreciando a los demás», precisó el Obispo de Lima.

Tenemos que curarnos de la frivolidad y las costumbres racistas

Monseñor Carlos Castillo también ha querido referirse a las «costumbres racistas» que prevalecen en nuestro país: «de eso tenemos que curarnos – señaló – parte de la frivolidad y de la corrupción es creer que yo puedo hacer las cosas porque soy distinto y privilegiado, yo puedo subir los precios de los productos, del oxígeno o de las pruebas, aún cuando no me cuesten a mi, no es posible sostener eso, eso es parte del racismo, el desprecio por los demás, el creerme élite y abandonar a los marginados que son la mayor parte de la sociedad peruana».

Como Iglesia no queremos que nadie quede atrás, especialmente los más marginados, los últimos, a quienes debemos comprenderlos porque viven en la calle y este sistema les dio, como única salida, vivir de la calle

«Padre, tú que te entregaste a nosotros, en cuerpo y alma y te diste a nosotros para que resucitemos de las situaciones más difíciles y también para resucitar a nuestros muertos, te agradecemos por identificarte con nosotros y por la restitución de la esperanza que siempre nos has dado con tu amor, bendice a nuestro pueblo y danos la fuerza y la esperanza para poder enfrentar, inclusive en difíciles condiciones, la adversidad más grande. Amén».

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