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Inspirarnos en la Palabra de Dios para dialogar con el mundo

«¡Escuchemos la Palabra del Señor! Inspirémonos en el criterio de la Palabra para aprender a dialogar con los demás y resolver nuestras dificultades juntos, siempre dispuestos a escuchar los relatos de la gente, sus dolores y sus heridas», es el llamado que hace nuestro arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, al llegar el domingo XVI del Tiempo Ordinario. (leer homilía completa)

Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo.

Al comentar el Evangelio según san Lucas, que nos relata una escena doméstica entre las hermanas Marta y María (ambas tuvieron una actitud distinta de hospitalidad con Jesús), el Arzobispo de Lima explicó que, en la vida hebrea, la hospitalidad era un principio importante, razón por la cual Marta se muestra muy preocupada en el quehacer y la atención:

«Marta está actuando como el buen samaritano, que es la persona que se dedica, ve al herido, lo cura, lo ayuda y está haciendo una serie de acciones abundantes. El Evangelio de hoy nos ayuda a comprender de dónde parte esta capacidad de actuar, cuál es el fundamento que nos permite actuar con ingenio, con creatividad, con misericordia y sensibilidad. En ese sentido, Jesús percibe que Marta está haciendo muchas cosas, muy probablemente porque Él es el visitante; pero este nerviosismo de Marta viene, más bien, de una especie de actuación por miedo, porque quiere cumplir la ley y, entonces, se apresura y se siente con derecho a reclamarle a María», argumentó Monseñor Castillo.

¿Y cuál es la actitud de María? Ella está profundizando en la enseñanza de Jesús, en sus palabras y el anuncio del Evangelio; en la explicación sencilla, profunda y tranquila de lo que Dios nos viene a decir.

Por una parte, Jesús se dirige con tranquilidad a María y, por otro lado, también le ayuda a Marta a comprender la fuente de su acción. Él no está recriminando a Marta, sino a su actitud.

Todos hemos sido creados por la Palabra de Dios.

En este contexto, el obispo de Lima hizo hincapié en la importancia de la Palabra de Dios como fuente de inspiración para salir en diálogo con el mundo: «Todos hemos sido creados por la Palabra, y por eso nos encanta que nos digan palabras bonitas y no palabras feas, porque hemos sido creados y todos somos Palabra. Cuando nos hablan, nosotros sentimos que se nos tiene en cuenta y, mucho más, cuando se nos pregunta para que digamos nuestras palabras», aseveró.

Castillo dijo que el clima de confianza en el cual el Señor nos habla para darnos criterios y palabras, es el mismo que debemos mantener en la Iglesia, siempre dispuesta a dialogar con la gente y escucharla. En ese marco se desarrollará la Semana Sinodal de Lima, un espacio de encuentro fraterno con diferentes grupos representativos de la sociedad.

Necesitamos siempre la Palabra de Dios para cambiar nuestro lenguaje, porque cambiando nuestro lenguaje cambia también nuestro país. Qué importante es, poco a poco, aprender a hablar con propiedad, con sabiduría y, para eso, escuchar la Palabra de Dios es tan importante porque nos educa.

El Primado del Perú se refirió a la misión y la responsabilidad que tiene la Iglesia para salir al encuentro de diversos sectores que no habían sido contemplados en el camino sinodal, como la juventud universitaria, los profesores, las madres de las ollas comunes, los sindicatos, la comunidad no creyente, entre otros: «Esta semana la vamos a dedicar a los encuentros con diversos sectores que no habíamos consultado, porque hemos consultado a las parroquias, hemos hecho asambleas sinodales para entendernos, para escuchar lo que pensamos, pero también, no podemos escucharnos solo a nosotros mismos, los de siempre; tenemos que escuchar a los que nunca vienen», afirmó.

Hay que escuchar los relatos, los dolores, las dificultades, las heridas de la gente; y, entonces, tomar conciencia para responder fielmente. Si soy responsable de dirigir, tengo que responder a las necesidades reales.

Escuchemos e inspirémonos en la Palabra del Señor.

En otro momento, Monseñor Carlos recordó el llamado del Papa Francisco en el Ángelus de hoy, a abrir el Evangelio y leerlo lentamente para dejarnos interpelar por sus páginas: «¡Escuchemos la Palabra del Señor! Inspirémonos en el criterio de la Palabra para todo. El Evangelio es una narración, y ahí está escondida la presencia del Señor que nos da criterios, ideas, nos da luces y serenidad», acotó.

Estamos al borde de una guerra mundial por obra de la desesperación y la ambición. ¡Es la ambición la que nos apura! Este mundo acelerado que se ha creado por Internet, por todo el sistema de comunicación, lo tenemos que domar. ¡No puede él dominarnos a nosotros! Y tenemos que domarlo a través de una educación sabia.

«Vamos a pedir al Señor que nos dé la serenidad de María para fortalecer nuestra capacidad de actuar como Marta, haciendo cosas adecuadas y justas, con inteligencia, con destreza, con capacidad y con altura. Hoy día hay muchos problemas complicados y se necesita tener la serenidad para estudiarlos y resolverlos. Nada se resuelve aceleradamente, como las cosas que se aprueban en ciertos ambientes entre gallos y medianoche», reflexionó el prelado.

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