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Mons. Salaverry al AIEC: Sean predicadores y constructores de esperanza

Los maestros, directivos, colaboradores, alumnos y familiares que integran la Asociación de Instituciones Educativas Católicas (AIEC) de nuestra Arquidiócesis de Lima, participaron de forma presencial y virtual en la Eucaristía en Acción de Gracias por el Cierre del Año Escolar, presidida por Monseñor Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima, en la Parroquia San Ricardo (La Victoria).

En su Homilía, Monseñor Salaverry señaló que uno de los personajes principales del Adviento es el profeta Isaías, cuyas lecturas nos permiten comprender su misión como profeta mesiánico y predicador de la esperanza. El prelado explicó tres momentos importantes de la historia en donde Isaías anuncia la esperanza en medio de la dificultad:

“El primer Isaías predica para un pueblo que está asustado por el poder de los asirios. El segundo y el tercer Isaías predican a un pueblo que está sufriendo las consecuencias del exilio. Isaías siempre predica la esperanza, y nuestra vida también se mueve teniendo como norte la esperanza, fundada en Cristo”, refirió.

Predicadores y constructores de esperanza en los colegios de la AIEC.

Dirigiéndose a todas las autoridades y maestros de la AIEC, nuestro obispo auxiliar afirmó que el mensaje de esperanza de Isaías «debe alimentar nuestras vidas para ser predicadores de esperanza en los colegios de nuestra Arquidiócesis».

“Nuestro trabajo tiene que estar movido por la esperanza. Más allá de las dificultades que encontremos en el camino, debemos ser constructores de esperanza. Nuestras obras y nuestra vida en la Iglesia deben ser una obra de fecundidad que nos invita a vivir la esperanza, como María que aceptó ser la Madre del Señor”, remarcó el prelado.

Juan José Salaverry aseguró que, inspirados en el Espíritu de Dios, los maestros deben acompañar y estar al servicio del Pueblo de Dios: “Como ustedes, yo también soy maestro, y cuando veo a mis alumnos que van creciendo y madurando, siento que realmente valió la pena el trabajo, el acompañar, porque se ven los frutos que surgen por obra del Espíritu y están al servicio del Pueblo de Dios. Y creo que esa misma satisfacción la deben de sentir también ustedes, en los colegios, sentir una alegría despertada por la fecundidad que el Señor nos permite transmitir, ver que hay gente que va avanzando y asumiendo decisiones, oficios, tareas importantes en favor de la sociedad”, reflexionó.

Poner nuestros colegios en manos del Señor y de la Iglesia.

Monseñor Salaverry meditó sobre la actitud de María y su disposición a Dios. Pese a sus limitaciones y temores, la Madre del Señor se dispuso a la voluntad del Padre; de igual manera, «debemos estar dispuestos, como ella, a poner nuestros colegios en manos del Señor y en manos de la Iglesia, para que la Gracia nos vaya transformando y mejoremos nuestra misión educativa, la que nos ha confiado la Iglesia».

Mejoremos nuestro compromiso con la Iglesia, con Dios y con nosotros mismos, porque en nuestras instituciones tenemos que cumplir el doble mandamiento del amor a Dios y al prójimo.

Finalmente, nuestro obispo auxiliar hizo un llamado a seguir la voluntad de Dios y dejar que actúe en nuestras vidas: “No estamos aquí para hacer nuestra voluntad, sino para hacer la voluntad del Señor… ¡y el Señor nos puede decir cosas distintas! El próximo año parece que retomamos la normalidad en un contexto bastante difícil, sin embargo, estamos muy dispuestos a hacer la voluntad de Dios en las circunstancias en la que nos encontremos, con mucha fe para acompañar estos procesos desde nuestras limitaciones”, sostuvo.

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