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Toma de Posesión de la Parroquia Nuestra Señora de la Alegría

La comunidad de la Parroquia Nuestra Señora de la Alegría, ubicada en San Borja, celebró la Toma de Posesión de su nuevo párroco, el Padre Hermes Cama, en una Eucaristía presidida por Monseñor Juan José Salaverry.

En alusión al Evangelio de Mateo (10,37-42), Monseñor Salaverry señaló que seguir al Señor tiene ciertas exigencias muy claras. «El amor a Dios es primero, es fundamental, es prioritario. Cuando antes de acostarnos, la mamá nos ha dicho: “un momentito, antes de dormir, vamos a encomendarnos al Señor”, nos están enseñando que primero es Dios», remarcó.

Si queremos ser buenos cristianos, buenos apóstoles, buenos pastores, recordemos que primero es Dios. Y no solamente tenemos que cumplirlo por obligación, sino con amor.

Como segunda condición, explicó nuestro obispo auxiliar, el Señor le dice a los apóstoles: “El que no toma con su Cruz y me sigue, no es digno de Mí”. Se trata de un llamado a «tomar la cruz del maestro, esa cruz interior que tenemos en el corazón y en la vida cotidiana».

Monseñor Juan José reiteró que, como cristianos, debemos aprender a «asumir las cruces de nuestras vidas y, con la integridad de la fe, llevar nuestra cruz por el camino, porque al final está la salvación, está Cristo».

Jesús nos enseña que quiere una vida apacible, tranquila para nosotros, pero no nos quiere pusilánimes, nos quiere valientes cargando la cruz en la vida.

Como tercera consideración, Jesús nos enseña que «el que trate de salvar su vida, la perderá, y el que la pierda por Mí, la encontrará». Para Monseñor Salaverry, la vida del apóstol está marcada por la generosidad, es decir, por la entrega generosa hacia los demás. Y puede que en el camino la pierda, pero habrá ganado la vida para Cristo. «Al atardecer de la vida, Cristo sabe reconocer los frutos del amor», expresó.

Finalmente, a la luz del Evangelio y dirigiéndose al Padre Hermes, nuestro obispo auxiliar agregó: «En este día que vas a asumir el encargo de esta Parroquia Nuestra Señora de la Alegría, primero Dios, y primero aquellos quienes Dios pone en nuestras manos. Hay que asumir las cruces, hay que asumir los desafíos y retos, porque son los retos que nos pone el Señor. Y hay que gastar la vida por los demás, construir una comunidad de fe, una comunidad de culto y una comunidad que brille por la caridad».

Que el Señor nos ayude a construir juntos una comunidad de fe, una comunidad de culto, una comunidad de caridad, pero, sobre todo, que el Señor nos ayude a todos a ser buenos apóstoles de Cristo, sirviendo a Dios y sirviendo al prójimo

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