Cerca de 700 refugiados venezolanos se han quedado varados en el paso Chacalluta – Santa Rosa, frontera entre Perú y Chile, debido a las restricciones migratorias que han implementado las autoridades de ambos países.
En medio de esta preocupante situación, la Diócesis de San Marcos de Arica en Chile, publicó un comunicado donde afirma que: “Lo lamentable son los niños de todas las edades que necesitan urgentemente una mayor atención, mujeres embarazadas, personas enfermas a la intemperie sufriendo las inclemencias del clima y la impotencia de poder solucionar su proyecto migratorio”.
Luego de la intervención de la Iglesia, el gobierno chileno permitió el paso de algunas familias a su territorio, principalmente las que cuentan con menores de edad.
La Iglesia no deja solo al migrante
Mons. Moisés Atisha – Obispo de San Marcos (Arica)
Ante la urgente y grave situación que se está presentando en la frontera, diferentes sectores eclesiales, gubernamentales y civiles, han tomado cartas en el asunto para poder superar este momento y ayudar a los migrantes.
Entre las instituciones eclesiales que prestan su ayuda en la frontera se cuentan el Incami (el Instituto que sigue el fenómeno migratorio para la Iglesia chilena), el Servicio Jesuita de Migración (SJM), el Instituto Nacional de Derechos Humanos, la Fundación Scalabrini, además de las diversas asociaciones de migrantes y otras.
En este sentido, Mons. Moisés Atisha, Obispo de San Marcos de Arica llegó a la frontera para conocer personalmente la situación y poder ayudar con las negociaciones sobre el ingreso de las familias con menores.
“La realidad migratoria en el mundo debemos entenderla desde principios de humanidad, y nos desafía constantemente como sociedad a buscar claves de dignificación propia del Evangelio de Jesucristo. De esta forma ponemos en práctica lo que nos manda el Evangelio: Era migrante y me recibieron…” (Mt 25,31), finaliza el comunicado.
