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Salaverry: «Vivir una justicia nueva, con generosidad y perdón»

Monseñor Juan José Salaverry presidió la Eucaristía del VII domingo del Tiempo Ordinario en la Basílica Catedral de Lima. A la luz del Evangelio, el prelado reflexionó sobre el amor a los enemigos, entendido como un acto generoso de perdón y reconciliación con nosotros mismos que nos ayuda a «cicatrizar esas heridas desde el amor a Dios», evitando responder con la lógica de la justicia proporcional según el daño recibido, y sin que eso signifique permanecer callados ante situaciones de injusticia.

«Que cada uno, desde lo más profundo de su corazón, trate de vivir esta justicia nueva que nos enseña Jesús, una justicia extraordinaria, para dar siempre más de lo que esperamos recibir, para que sepamos comportarnos con la magnanimidad propia de Dios, amando a los demás», comentó.

Monseñor Juan José inició su homilía recordando el llamado que nos hace el Señor, a través de Moisés, a vivir la santidad (Lv 19, 1-2. 17-18). «Es un llamado a que nos comportemos agradando y sirviendo a Dios, cada uno de distinta manera, cultivando esa santidad que debemos vivir en nuestra relación con el Padre», aseguró.

Salaverry también precisó que la santidad «no se agota en una relación íntima y personal solo con Dios», porque también debemos comprenderla desde nuestra relación con los hermanos. «No seremos santos si solamente cultivamos nuestra relación con Dios; seremos plenamente santos si también tenemos una relación correcta con los demás. Y, por eso, el libro de Levítico nos dice que no tratemos mal al prójimo, que amemos al hermano [No te vengarás, ni guardarás rencor a tus compatriotas]», indicó el obispo.

Construir una nueva humanidad con todos, porque todos somos hijos de Dios.

En alusión al Evangelio de Mateo (5, 38-48), Monseñor Salaverry reflexionó sobre las palabras de Jesús: «Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian», una exigencia de este camino a la santidad para «construir una nueva humanidad con todos, porque todos somos hijos de Dios, que hace salir el sol sobre buenos y sobre malos».

El amor a los enemigos nos hace vencer y cicatrizar esas heridas desde el amor a Dios, porque debemos de ser santos como Dios es santo. Y Dios es generoso en el perdón.

El obispo auxiliar de Lima explicó que el Señor no ha venido para derogar las leyes establecidas, incluyendo la ley del talión, impuesta por las primeras tribus de Israel para contestar un daño con otro daño, una herida con otra herida [Ojo por ojo, diente por diente]. «Estamos acostumbrados a una justicia proporcional – afirmó Salaverry – a impartir el mismo daño que hemos recibido y darle a cada uno lo que le corresponde».

Frente a esta situación, Jesús decide responder con generosidad: «Si alguien te abofetea en la mejilla derecha, ponle la mejilla izquierda». ¿Qué nos está diciendo el Señor? Monseñor Juan José señaló que este no es un llamado a la pasividad y el adormecimiento ante situaciones de abuso, sino una invitación «a ser generosos como el Señor es generoso, sin que eso signifique que debamos estar callados frente a las injusticias».

Debemos de ser generosos desde nuestra fe, pero, también, debemos de procurar vivir actos de justicia entre nosotros, para que el mal sea extirpado desde la justicia humana y desde la justicia divina

El prelado aseveró que Jesús nos habla «de una nueva justicia que rompe los esquemas de lo ordinario», una nueva justicia de lo extraordinario, como lo recordó el Papa Francisco esta mañana en el Ángelus. El Señor nos pide que hagamos un «gesto de amor extraordinario, de donación, para que no nos bloqueemos frente a las realidades que, a veces, pensamos desde una razón meramente humana».

No podemos contestar con la venganza. Tenemos que vencer el mal a la fuerza del bien, vencer el mal con el bien. No es justo tener el corazón lleno de ponzoña, lleno de sufrimiento y de dolor.

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