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En el país con la mayor tasa de huérfanos en el mundo por el Covid-19, escuchemos la voz de nuestros niños y niñas en esta sincera oración que nos interpela, nos conmueve, y nos convoca a construir un mundo más fraterno y solidario.

Nuestra región de América Latina y El Caribe celebra durante el mes de agosto el Día del Niño (15 de agosto en Perú), fecha que recobra trascendencia al recordar que millones de niños permanecen encerrados en casa por la dura crisis sanitaria que vivimos en todo el planeta.

A más de un año del inicio de la Pandemia, nuestros niños vienen sobrellevando situaciones extremas. Recientes hallazgos estiman que, a escala global, más de 1,13 millones de niños perdieron al menos a uno de sus padres, abuelos o cuidadores por causas relacionadas con el virus. En el Perú, uno de cada 100 niños ha quedado en orfandad, la tasa más alta en el mundo según una investigación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Le siguen Sudáfrica, México, Brasil, Colombia, Estados Unidos y Argentina.

A ello se le suma la amenaza de una catástrofe educativa ante los diez millones de niños en el mundo que podrían verse obligados a abandonar la escuela debido a la crisis económica generada por el coronavirus. Las enormes brechas digitales también afectan a los poblados más remotos, principalmente a las comunidades indígenas.

Como bien afirmó el Papa Francisco en el relanzamiento del Pacto Educativo Global: «Necesitamos escuchar la voz de los niños, y los jóvenes a los que transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y paz, una vida digna para cada persona».

Una oración que nace del corazón de los niños.

En nuestra Arquidiócesis de Lima hemos escuchado la voz de nuestros niños y niñas, una voz que nos interpela desde su fragilidad y nos convoca a construir un mundo más fraterno, más solidario, dejando de lado nuestros egoísmos y pensando en el bien común.

«Jesús, Tú que eres bueno, ayúdanos a que se vaya este virus. Que la gente pueda ir a vacunarse y ya no tengan miedo a la inyección», dice parte de esta hermosa oración compuesta por las propias palabras de niños y niñas entre 3 a 12 años.

Hola Jesús: la oración de los niños

¡Hola Jesús!
Hay algo que quiero decirte…
Me estoy portando bien,
Pero no me gusta dormir solo
Y a veces no quiero lavarme los dientes

Paso todo el día en casa
porque hace más de un año que tengo clases por Internet
¿Tú sabes cuándo volveremos al colegio?
¿Tú sabes cuándo acabará esto?

En casa nos cuidamos mucho.
Mi mamá desinfecta todas las cosas del mercado.
Tengo que lavarme siempre con agua y con jabón,
porque muchas personas han muerto por el coronavirus.
¿Tú sabes dónde están ahora?
¿Los puedes ver?

Quiero pedirte por todas las familias del mundo,
por los niños que se quedaron sin sus padres,
y por las mamás que se quedaron sin hijos.
Por los pobres y los enfermos de Covid-19.

Mi mamá trabaja mucho y mi hermano estudia un montón.
Cuida a todos los que están fuera de casa.
A los doctores y los enfermeros,
a los que venden en los mercados
a la señora que vende periódico
al señor que maneja la ambulancia
y al señor que recoge la basura por las noches.
Que todos lleguen a casa sin contagiarse

¿También puedes cuidar a los que roban celulares?
¿Y a los que se han portado mal?
A los que no usan mascarillas
Y a los que tienen las manos cochinas

Jesús, Tú que eres bueno,
ayúdanos a que se vaya este virus.
Que la gente pueda ir a vacunarse
y ya no tengan miedo a la inyección.
Para que pueda jugar con mis amigos,
para ir a la casa de mis primos
y volver a ver a mi abuelito.
Para visitar a mi tío en el cementerio
y rezar por los que están descansando.
Para acompañar a mi mamá en el trabajo
y abrazarnos todos de nuevo.

Te lo pido con todo mi corazón

Amén.

Nos unimos en espíritu y en oración a los cientos de miles de niños de nuestro país y del mundo que han quedado en la orfandad. Oramos por ellos, por sus familias y por el gran anhelo que tenemos de reencontrarnos abrazados, resucitados todos.

Referencias:
Estudio: Estimaciones mínimas mundiales de niños afectados por la orfandad asociada al Covid-19 y la muerte de los cuidadores: un estudio de modelo. Por: Susan D Hillis, doctora en Filosofía; H. Juliette T. Unwin, PhD; Yu Chen, MSc; Lucie Cluver, PhD; Lorraine Sherr, PhD; Philip S Goldman, MA; et al.

A pocos meses de iniciarse la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, los jóvenes de la Arquidiócesis de Lima participaron en el Proceso de Escucha y dejaron sus opiniones en la plataforma virtual habilitada por el CELAM.

En las últimas semanas, nuestra Pastoral Juvenil mantuvo un encuentro sinodal para escuchar la voz de nuestros jóvenes y participar en el Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, próxima a celebrarse en noviembre en la Ciudad de México.

Con el apoyo de Monseñor Guillermo Cornejo, Obispo Auxiliar de Lima, los jóvenes de las diferentes Parroquias de nuestra Arquidiócesis se reunieron virtualmente para proponer nuevas iniciativas y soluciones creativas a las necesidades más apremiantes que viven en sus comunidades.

Compartir experiencias significativas y llegar a un acuerdo común.

Una vez registrados en el Proceso de Escucha, los jóvenes compartieron sus experiencias y animaron a que todos podamos participar en la renovación de nuestra Iglesia regional.

Anahí Salazar (Parroquia San Francisco de Paula) afirmó que el Proceso de Escucha ha sido una oportunidad para que los jóvenes tengan un espacio donde se sientan escuchados y puedan hablar: «Esta experiencia ha hecho posible que podamos complementar nuestras ideas para poder llegar a un acuerdo común y también para dialogar», añadió.

Por su parte, Ángel Gómez (Parroquia Santa Ana), explicó que el Proceso de Escucha es una ventana para que cada joven pueda compartir sus ideas y expresiones, articulando las experiencias más significativas en el camino de nuestra Iglesia sinodal.

Finalmente, Isabel Chirinos (Parroquia San Pedro), destacó la importancia que tienen los medios digitales para este tipo de iniciativas: «a pesar de la distancia, he podido aportar con mis opiniones e ideas en el trabajo comunitario de la Pastoral Juvenil para que podamos ser realmente una Iglesia en salida», expresó.

Como bien nos recuerdan los jóvenes de nuestra Pastoral Juvenil, todos estamos invitados a participar del Proceso de Escucha, desde nuestro hogar, en nuestros grupos parroquiales o comunidades barriales.

Conoce aquí cómo participar en el Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe

En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, queremos compartir esta bella oración comunitaria recitada en cinco lenguas originarias de nuestros pueblos amazónicos: asháninka, kichwa, awajún, shipibo y matsigenka.

En el mundo hay más de 476 millones de pueblos indígenas que representan el 6,2% de la población mundial. En el Perú, según el Ministerio de Cultura, existen 55 pueblos indígenas, de los cuales 51 habitan en la Amazonía y 4 en los Andes. Nuestras comunidades indígenas se ubican entre las poblaciones más desfavorecidas, vulnerables y pobres de nuestro país.

Como Pueblo de Dios somos responsables de mantener vivas nuestras raíces, preservando la identidad cultural del Perú y su rostro plural, especialmente en esta situación extraordinaria a causa de la expansión del Covid-19 que pone en riesgo la vida de sus principales actores, aquellos que, en palabras del Papa Francisco durante su visita a Puerto Maldonado en 2018, representan “una opción sincera por la defensa de la vida, la defensa de la tierra, y la defensa de las culturas”.

Oración comunitaria en lenguas originarias.

Gracias al apoyo de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), fue posible llegar a diferentes zonas de nuestra selva peruana, como el distrito El Cenepa, ubicado a tres horas en bote de Condorcanqui. Aquí vive la profesora Florita Shimpucat, la única con un teléfono en su comunidad awajún: «en la comunidad nadie cuenta con Internet. Este video es una gran oportunidad para recordar que la presencia de la mujer es importante en la vida de la Iglesia y en la vida de nuestro país», declaró.

La oración comunitaria en lenguas originarias contó con la participación de Erlita Trajano (lengua asháninka), Robinson Noteno (lengua kichwa), María Amparo (lengua shipibo), y Monseñor David Martínez De Aguirre, obispo del vicariato apostólico de Puerto Maldonado (lengua matsigenka).

Escucha mi corazón (Oración en lenguas originarias).

Señor, Tú siempre estás con nosotros,
Tú nos conoces
Tú sabes quién soy.

Señor, Tú me proteges y me acompañas.
Desde que amanece hasta que se oculta el sol.
En la alegría y en la tristeza,
En la risa y en el llanto.
Tú siempre estás conmigo.
Tú no nos abandonas.

Señor, Tú me miras con amor.
Yo también te veo
Te veo en miles de rostros,
Cuando no puedes levantarte,
Cuando pasas hambre y frío,
Cuando no puedes respirar
Y también cuando no te pueden entender,
Cuando no te quieren ver.

En una ambulancia a toda prisa
O en los confines de la Cordillera.
Te veo Señor.
Te siento, estás conmigo.
Escucha mis palabras,
Escucha mi corazón, Señor.
El corazón de tu pueblo,
El corazón de tu tierra.
Palpita
Está vivo
Estamos vivos.

Nuestra Arquidiócesis de Lima ha iniciado un proceso de diálogo, escucha y formación para elaborar el Plan Pastoral, un documento que recogerá el sentir de nuestro pueblo y establecerá las líneas de orientación – acción para la reforma de nuestra Iglesia de Lima.

Bajo la dirección del Padre Juan Goicochea, Vicario Episcopal de la Pastoral Arquidiocesana, nuestras comunidades han venido trabajando ampliamente en una primera fase de escucha, con la participación de todas las Parroquias y decanatos de nuestra jurisdicción.

En ese sentido, el Padre Goicochea explicó que este proyecto tiene como principal motivación encaminar la vida de nuestra Iglesia de Lima: «Todo este dinamismo de escucha, acogida y diálogo desembocó en la organización y desarrollo de la primera Asamblea Sinodal en enero de 2020», recordó.

Padre Juan Goicochea.

Es por eso que el proceso de elaboración del Plan Pastoral para la Iglesia de Lima viene contemplando las distintas realidades de nuestros barrios y zonas, con el fin de saber leer los nuevos signos de los tiempos: «Dios también nos habla en la realidad porque se encarnó en la historia. Por eso, el Plan Pastoral indicará por dónde debemos ir para vivir la voluntad de Dios. Nuestro proyecto de renovación no es simplemente un modo de trabajar en lo pastoral, sino un modo de vivir la fe buscando la santidad comunitaria a imagen de la Trinidad», afirmó Juan Goicochea.

Tenemos la meta común de ser una Iglesia misionera en salida permanente y solidaria hacia las periferias existenciales, para caminar juntos y lograr que el anuncio del Evangelio llegue a todos.

Fases del Plan Pastoral para la Iglesia de Lima.

Primera Fase: Información de la realidad.

Según explica el Padre Goicochea, esta fase favoreció la escucha para edificar, fomentar y tener una labor arquidiocesana misionera y esperanzadora. Fue así que se inició un proceso de discernimiento a través de cuatro preguntas que se han  hecho de forma transversal en cada área pastoral de nuestra Arquidiócesis. Cada parroquia recogió las respuestas de sus miembros y elaboró un consolidado que entregara al responsable de cada decanato y estos a su vez presentarán uno a la comisión central. Esta etapa concluyó con un encuentro de oración misionero.

Segunda Fase: Formación de agentes pastorales.

Luego de haber escuchado las respuestas de nuestras comunidades parroquiales y laicos, iniciará la segunda fase del proyecto del Plan Pastoral: la formación a través de una escuela a nivel de vicarías, decanatos y comisiones pastorales.

Tercera fase: Evaluación y organización del Plan de acción.

En la misma línea de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, y bajo el lema «Todos Somos Discípulos Misioneros en Salida», la tercera fase del Plan Pastoral incluirá un ciclo de retiros para el Clero y los agentes pastorales, con el objetivo de contemplar e interiorizar todo lo recibido en este largo proceso de escucha y formación. Este será el punto de partida para la asamblea de programación e inicio del Plan Pastoral.

“Hemos tomado el mismo lema de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, porque nos permite tomar conciencia, animar y entusiasmar a la Iglesia de Lima a que todos seamos discípulos misioneros en salida, acompañando al Pueblo de Dios en sus realidades y evangelizando para crecer en el compromiso del discipulado”, explicó el Vicario Episcopal de la Pastoral Arquidiocesana.

Finalmente, el Padre Juan Goicochea hizo un llamado a que todos podamos sumarnos a esta iniciativa desde nuestras comunidades parroquiales, participando activamente con nuestros aportes e ideas para construir una Iglesia sinodal: «Todos estamos invitados a desarrollar el sentido de pertenencia y generar espacios de interrelación que nos motiven a seguir con la misión», precisó.

Las madres de la olla común ‘El Mana’, en el distrito Chorrillos, hicieron una pausa a sus actividades diarias para participar del Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe. Y después de registrar sus opiniones en la plataforma virtual habilitada por el CELAM, ellas tienen algo qué decirnos…

Estela Vargas es una joven laica que participa como agente pastoral de la Parroquia Cristo Misionero del Padre. Entre sus principales actividades, ella recorre los puntos de mayor necesidad para acompañar en la organización de las ollas comunes de su distrito.

Fue así que llegó al Asentamiento Humano San Genaro 2, en Chorrillos, donde un grupo de madres fundó la olla común ‘El Mana’, que alimenta a decenas de familias que perdieron el trabajo a causa de la Pandemia.

Al término de su jornada matutina, Estela invitó a la comunidad de madres a participar del Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, próxima a celebrarse en la Ciudad de México en el mes de noviembre.

Después de registrar su opinión en la plataforma virtual habilitada por el CELAM, Martha Montoya, Socia de la olla común ‘El Mana’, indicó que no hay excusas para participar porque ahora contamos con celulares y tablets que facilitan a la población a dar su opinión y expresar lo que cada comunidad necesita: «Los invitamos a participar y a dar sus opiniones porque eso enriquece a nuestra Iglesia, para que nos conozcan más y poder saber qué es lo que realmente necesitamos material y espiritualmente», añadió.

Madres de la olla común ‘El Mana’ – Chorrillos.

Por su parte Estela Vargas aseguró que la Iglesia debe continuar trabajando en su misión de escuchar las distintas realidades de los pueblos: «tenemos muchas cosas qué decir y agradecer a la Iglesia por acompañarnos en este camino», expresó.

Como bien nos recuerda Estela, todos estamos invitados a participar del Proceso de Escucha, desde nuestro hogar, en nuestros grupos parroquiales o comunidades barriales.

Conoce aquí cómo participar en el Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe

Desde la Parroquia Natividad de María, en el distrito del Rímac, Monseñor Carlos Castillo presidió la Celebración Eucarística en memoria de nuestro querido hermano Miguel Ángel Simón Manrique, a un año de su partida a la Casa del Padre.

En su homilía, el Arzobispo de Lima recordó los inicios del Padre Miguel en el seminario, en época del Cardenal Augusto Vargas Alzamora: «organizábamos con los seminaristas unos encuentros juveniles a partir del año 96 del siglo pasado. Miguel siempre se dispuso a estar muy cercano a la gente y se formó, justamente, para aceptar ir a los lugares más lejanos», expresó el prelado.

El Padre Miguel Ángel, recordado en la comunidad rimense por su compromiso con los más pobres, trabajó incansablemente por hacer de la Parroquia Natividad de María una ‘partecita del cielo’, como decía Santa Rosa de Lima, así lo manifestó Monseñor Carlos: «eso es lo que uno siente cada vez que viene aquí, estar en una partecita del cielo en la tierra, como ocurre en todo nuestro Rímac, donde hemos aprendido a cultivar el ser un solo pueblo de hermanos diferentes que se aprecian y se quieren”.

En compañía de Monseñor Guillermo Cornejo, Obispo Auxiliar de Lima, y el Párroco de la comunidad, Jean Lozano, el Arzobispo de Lima dijo sentirse dichoso de haber trabajado «tan cerca de un santo, un santo actual, viviente, como lo fue siempre en vida Miguel, inclusive ustedes recordarán imágenes de él en mangas de camisa que estaba ‘llenando techo’, ayudando en las construcciones del barrio como uno más. Por eso, lo más semejante que quiso hacer en su vida es ser como Jesús, porque llevaba a Jesús en su corazón y lo comunicaba siempre”, señaló.

De otro lado, Carlos Castillo remarcó que el Rímac es un distrito de todas las sangres: “somos un solo corazón y una sola alma. Y el testimonio en vida de Miguel debe iluminar nuestras vidas para que aprendamos a vivir en ese camino de igualdad, amistad y comprensión”.

Entre otros recuerdos, Monseñor Castillo recordó las palabras que le dijo el Padre Miguel al conocerse su nombramiento como Arzobispo de Lima: “Carlos, preocúpate de hacer una Iglesia que esté al servicio de la gente pobre y sencilla. También de los curas pobres que trabajamos ahí y preocúpate que la economía de la Iglesia de Lima esté a su servicio”.

En su preocupación por cada uno de nosotros, Miguel aprendió a ser un pastor muy especial, a ser como la gente desde la misma gente. Y tenía esa virtud de poner hasta las cosas más elementales al servicio de la comunidad. Un ejemplo de ello fue transformar los salones parroquiales en la maravilla de un colegio para que los chicos vengan a estudiar.

El Primado del Perú destacó las innumerables iniciativas que tuvo el Padre Miguel Ángel en favor de los más invisibilizados de nuestra sociedad: “Siempre estaba viendo cómo vamos a hacer con los niños, con la gente que duerme en la calle y abría posibilidades para todos, porque supo atender cada necesidad. Pensó en los distintos problemas, en los enfermos, se acercó a los pequeños, tenía esa capacidad de apertura para dejarse cuestionar y servir”.

Finalmente, nuestro Arzobispo hizo un llamado a tomar la vida del Padre Simón como un gesto de inspiración para trabajar en unidad por un mejor país, viviendo un espíritu sinodal, es decir, haciendo un camino juntos en el que todos participemos, escuchándonos, comprendiéndonos, repensando las cosas como lo hizo nuestro hermano Miguel.

“Les digo con toda sinceridad. Me he sentido muy impotente y a la vez lleno de esperanza, porque mi hermano Miguel me ha mostrado el camino de cómo se puede ser obispo también. Y quisiera ser fiel a él, por eso, ayudémonos juntos a levantarnos de los errores. Dios bendiga a toda nuestra comunidad, a todo nuestro Rímac”, declaró emocionado Monseñor Castillo.

Monseñor Musaró se desempeñó como Nuncio Apostólico en el Perú durante el periodo 2009-2011.

En la Misa y Te Deum por el Bicentenario de nuestra Independencia, destacó la presencia de Monseñor Bruno Musarò, enviado apostólico en representación de Su Santidad, el Papa Francisco, para asistir a la transmisión del mando presidencial.

Monseñor Musarò, quien actualmente se desempeña como Nuncio Apostólico en Costa Rica, expresó el saludo y agradecimiento del Santo Padre en esta fecha tan especial para nuestra Patria: «invoco abundantes bendiciones sobre usted, señor presidente Francisco Sagasti que deja el oficio de jefe del Estado sobre el nuevo presidente Pedro Castillo Terrones, sobre las autoridades de Gobierno, y sobre todo, por el pueblo peruano», comentó durante la tradicional Misa y Te Deum.

Bruno Musarò envío «abundantes bendiciones del Señor para que en esta nueva etapa sigamos adelante por los senderos de la justicia, de la solidaridad y de la paz para el bien común, para beneficio de toda esta noble nación».

La Celebración Eucarística por el 200º Aniversario Patrio también contó con la presencia de distinguidas autoridades eclesiásticas como: el Nuncio Apostólico en Perú, Monseñor Nicola Girasoli; el Arzobispo de Huancayo, Cardenal Pedro Barreto; el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Monseñor Miguel Cabrejos; y los Obispos Auxiliares de Lima.

Como se recuerda, en el Bicentenario de nuestra Independencia, el Arzobispo de Lima Carlos Castillo hizo un llamado a superar las “divisiones bipolares” y a dejar de lado “los dos absolutos simplificadores que más nos han afectado en estos 200 años de historia: la ambición desmedida de poder y de dinero”.

El Primado de la Iglesia peruana invocó al diálogo de las fuerzas políticas de nuestro país para afrontar la concreta realidad social: “Aprendamos a tener paciencia los unos con los otros, y a rectificarnos no sólo de nuestros errores, sino también de nuestros delitos”, dijo el Primado del Perú.

En el siguiente videotutorial explicamos los pasos para participar del Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe. Desde tu parroquia, en comunidad o desde el hogar, construyamos juntos el camino de una Iglesia sinodal.

Nuestra Arquidiócesis de Lima se prepara para participar del Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Bajo el lema: ‘Todos somos discípulos misioneros en salida’, el periodo de escucha ha sido extendido por el CELAM hasta el mes de agosto, dando espacio y oportunidad a las diócesis de diferentes partes de la región.

Todos podemos participar registrándonos en la plataforma virtual de la Asamblea Eclesial. No tengas miedo de decir una palabra, presentar tus opiniones, observaciones o comentarios.

Regístrate en la Asamblea Eclesial desde aquí: https://asambleaeclesial.lat/escucha/

El Proceso de Escucha es considerado uno de los momentos más claves de esta Asamblea Eclesial, porque a partir de los aportes de todo el pueblo de Dios se obtendrán reflexiones para el discernimiento en el mes de noviembre.

Como se recuerda, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) anunció la ampliación del periodo de escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe hasta el mes de agosto, en atención a la solicitud de varias Conferencias Episcopales de distintos países para participar activamente en el proceso.

Teniendo en cuenta las sugerencias recibidas, así como el actual contexto de Pandemia, la Presidencia del CELAM ha decidido extender el proceso de escucha, hasta el 30 de agosto de 2021.

¿Qué es la Asamblea Eclesial?

La Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, es un encuentro histórico que sigue la línea de lo acontecido en la V Conferencia General en Aparecida. Mirando contemplativamente nuestra realidad con sus desafíos, reavivaremos nuestro compromiso pastoral para que, en Jesucristo, nuestros pueblos de la región tengan una vida plena por los nuevos caminos hacia el 2031-2033.

La Asamblea Eclesial se divide en dos fases: La primera es un proceso amplio de escucha, y la segunda, un momento presencial que tendrá lugar entre el 21 y el 28 de noviembre de 2021, en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en México, y simultáneamente en varios otros lugares de toda la región.

La Asamblea Eclesial busca responder a la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los nuevos desafíos para la Iglesia en América Latina y el Caribe, a la luz de la V Conferencia General de Aparecida, los signos de los tiempos y el Magisterio del Papa Francisco, tanto para la Primera Asamblea como en el camino hacia los jubileos Guadalupano de 2031 y el de la Resurrección de 2033?

En la Festividad de la Virgen del Carmen, compartimos el siguiente artículo de Monseñor Juan José Salaverry, Obispo Auxiliar de Lima, quien narra brevemente la historia detrás de la devoción a la Virgen del Carmen.

Nuestra Señora del Carmen y la familia Carmelita en Lima.

Escribe: Juan José Salaverry.

La devoción a Nuestra Señora del Carmen nos remonta al siglo XII cuando algunos creyentes que habían asistido a las Cruzadas, optaron por quedarse en los desiertos del norte de Palestina en especial alrededor del Monte Carmelo, en el mismo lugar donde vivieron el profeta Elías y su comunidad. Estos cruzados se convirtieron en ermitaños, dedicados a la Oración y cultivaron una profunda devoción a Nuestra Señora del Monte Carmelo. Desde entonces “el Carmelo” constituyó no solo un lugar sino también un camino de transformación en Dios.

La devoción se ha extendido en todo el mundo a través del uso del escapulario carmelitano, una forma reducida del paño que cubre desde las “escápulas” el pecho y la espalda, como parte del hábito religioso y que simboliza en las distintas órdenes religiosas medievales su consagración a la Virgen María. La tradición carmelitana cuenta que la Virgen se apareció a San Simón Stock, O.Carm, por entonces Prior General de la Orden (1251) y le entregó su escapulario y prometiéndole que todo aquel que muriera revestido de éste, no se perdería eternamente.

La Virgen en el Perú.

Al Perú llega esta devoción a través de las Monjas Carmelitas, hijas de la reforma de Santa Teresa de Jesús. La primera fundación en Lima fue la de “Carmen Alto”, que inició como un recogimiento de niñas pobres en 1620 y que fue erigido como Monasterio en 1643, es el actual Santuario Arquidiocesano de la Santísima Virgen del Carmen en Barrios Altos.

Existió otro Monasterio llamado de “Carmen Bajo”, fundado en 1683, y que se localizaba en las inmediaciones de la actual gruta de la Virgen de Lourdes, muy cerca del Parque Universitario. Actualmente además del Monasterio del Carmen Alto, las monjas carmelitas están presente en la Arquidiócesis en el Monasterio de Nazarenas, Santuario del Señor de los Milagros y en el Monasterio de Manchay.

Familia Carmelita en Lima.

La presencia de la Familia Carmelitana se ha ido completando con la llegada de los Padres Carmelitas Calzados y Descalzos, que regentan varias parroquias en Lima: Nuestra Señora del Carmen en Miraflores, Parroquia del Cercado y Parroquia de San José en Jesús María.

Asimismo, las religiosas carmelitas pertenecientes a diversos institutos que dirigen colegios e importantes apostolados; así como también con las diversas agrupaciones laicales que conforman la Tercera Orden del Carmen y las Hermandades de la Virgen del Carmen, además de los miles de fieles que usan el santo escapulario carmelitano.

Patrona del Criollismo.

En Lima, cuna de la música criolla, la Virgen del Carmen tiene el título de Patrona del Criollismo. Es realmente una de las fiestas más esperadas por la feligresía limeña. Así lo ha presentado Don Armando de Mendiguru, en el popular vals “La Carmelitana”:

De la noche a la mañana,
cada dieciséis de Julio,
hay del Jolgorio un diluvio
frente a la Carmelitana.
La Virgen de la Jarana,
porque bailó marinera,
triunfante es la montonera
con cajón y con guitarra.

Este vals relata una antigua tradición que una noche se escapó el niño de los brazos de la imagen, al darse cuenta de ello la Santísima Virgen salió en busca de su hijo, de tal manera que al llegar las monjas para el rezo de maitines no encontraron en el coro la venerada imagen de Nuestra Señora.

Las religiosas llenas de pavor y desesperación salieron de la clausura a buscar la imagen por las inmediaciones del Monasterio, cuando sienten la alegría de cajones y guitarras en bordón en uno de los solares vecinos y al asomarse, encuentran a la imagen de la Virgen bailando una augusta y soberana marinera limeña.

Esta tradición criolla ha ido marcando el ritmo de una devoción popular que, desde muchos años atrás, canta a la Madre de Dios. Las grandes voces de nuestra música criolla se han congregado siempre a cantar la serenata a la Virgen del Carmen en la noche del 15 de julio. Una de sus mas connotadas devotas fue la señora Esther Granados. Las limeñitas, hermanas Graciela y Noemí Polo, que nacieron muy cerca en la Plaza Italia, junto con Rafael Matallana inmortalizaron el vals “se va la paloma”. Además, el Centro Musical Unión siempre le tributó sentidos homenajes, mientras que varios cantantes contemporáneos siguen tributando sus mejores acordes criollos a la reina y Madre del Carmelo.

Fotografía: Alberto López Bautista.

El emblema de esta parroquia tiene a un Jesús misionero con morral y sandalias, ligero de equipaje y dispuesto siempre a estar en salida. Se llama “Cristo Misionero del Padre” y está ubicada al Sur de Lima, en el distrito de Chorrillos. Desde los días y noches interminables de la primera ola de la Pandemia del covid-19, el párroco y un grupo de agentes pastorales caminan por las calles chorrillanas sin descanso, acercándose a las personas y familias, practicando la solidaridad que Jesús sembró entre nosotros. Aquí una crónica misionera.

Escribe: Luis Enrique Llontop Samillán

Compromiso y gratuidad.

Catucha Retamozo Urquiaga, limeña, 41 años, está llena de compromisos desde que amanece hasta cuando cae la tarde; ella es madre de un niño de siete años; se levanta muy temprano en su casa de San Genaro para preparar los alimentos que llevará la lonchera de su hijo, quien se quedará con su abuela para realizar sus tareas escolares, aprovechando el internet de la zona. Después, ella podrá irse a trabajar desde las ocho y media de la mañana hasta la noche, cuando todos los solicitantes de ayuda en la parroquia sean atendidos.

Empieza su día laboral a las ocho y media de la mañana, hora en que llega a la parroquia. “A las nueve -nos cuenta- empezamos con la recepción de los balones de oxígeno, y eso va hasta la una de la tarde, en que cerramos y vamos a almorzar; todos almorzamos en la parroquia. Desde las dos de la tarde ya estamos en la puerta para entregar los balones que hemos recibido el día anterior. Aquí estamos hasta las siete de la noche y cerramos a las ocho. A veces nos llaman para decirnos que el tráfico está pesado y que si los podemos esperar; no hay problema, los esperamos”.

Su compromiso parroquial y social data desde los 18 años, desde su preparación a la confirmación, desde ahí no ha parado. Ha participado en la preparación a la confirmación, grupos juveniles, pastoral familiar y otros. “En la Pandemia -sigue contándonos- empezamos con el padre Juan armando bolsas de víveres para dejarlas casa por casa, también apoyamos con el botiquín y los medicamentos. Pero fuimos desbordados, cada día se necesitaba más ayuda, nos dimos cuenta de que la ayuda tendría que ser de otra manera y ahí pensamos en las ollas y comedores”.

“Apoyamos alrededor de 16 iniciativas, entre ollas y comedores. Les brindamos alimentos, por ejemplo, nos llegaban cebollas y, a través de un grupo de whatsapp, coordinamos con las vecinas, dos responsables por olla y comedor, para que las reciban. Ellas también nos comunican sus necesidades, que son muchas, y la Pandemia las ha agudizado”.

En Chorrillos hay una población de 314,241 habitantes, de los cuales 152,926, son varones y 161,315 son mujeres, según los datos del censo del 2017, y se calcula que hay 8,069.88 habitantes por kilómetro cuadrado. No estamos ante una población pequeña, peor aún, la mayoría ha sido muy golpeada por los efectos de la Pandemia: perdieron empleo y pasaron a engrosar las filas de la pobreza.

“Las colaboradoras de las ollas elaboran un promedio de 70 raciones diarias, además de ayudar a los casos sociales, es decir, a la gente del barrio que ni siquiera puede pagar los 2 soles o 2.50 por cada menú. Hay veces en que sólo alcanza para un segundo, que es un guiso de pollo o lentejitas, y les pedimos que en sus casas preparen arroz, o sancochen alguna papita, porque no tenemos más”.

Planta de Oxígeno en Parroquia Cristo Misionero del Padre. Foto: Alberto López Bautista.

Compartir el pan y el oxígeno.

Cuando son muchos en la casa, en la familia, se organizan para compartir lo que compran, porque no pueden pagar un menú para cada uno. Por ejemplo, se comen el segundo en el almuerzo y la sopa para la noche. La Pandemia ha revelado y ha impuesto muchas necesidades. Si un hijo se murió por covid-19 y era el sustento de la familia, todos quedan afectados; él era el sostén de la familia, ahora se quedan sin apoyo y sin trabajo; aquí cabalgan en carrera desbocada la pobreza y la desnutrición. La gente necesita ser escuchada, atendida. Recuerdo mucho una frase de la madre Teresa de Calcuta: “No soy más que un pequeño lápiz en la mano de la escritura de Dios”, y tenemos que dejarnos modelar por su mano para seguir ayudando.

Silvia Karina Alvarado Aponte es otra de las decididas colaboradoras de la parroquia; tiene 45 años y vive en el AAHH San Genaro, que celebra en junio su 41 aniversario. Es un pueblo de migrantes, la mayoría son de Ayacucho y Huancayo. Los sacamos por las costumbres: danzas y bailes, ensayando en la losa deportiva o en los festidanzas de los colegios. Tiene una hija de 18 años y una larga experiencia de apoyo en la parroquia, que empezó a los 15 años, desde la catequesis. Antes de la Pandemia trabajaba como asistente de biblioteca y dando refuerzo a los escolares; esas acciones educativas se paralizaron con la llegada de la Pandemia; le cambiaron el rumbo y, junto con el equipo parroquial, emprendieron la acción conjunta para enfrentar las consecuencias del virus: hambre, desempleo y muerte temprana.

Nos dice: “Somos un equipo que tiene varias tareas, pero la principal es la de atender las demandas de los pobladores con las ollas y comedores, además del oxígeno medicinal, ahora que tenemos una planta de producción. La situación todavía es difícil, en algunas ollas ha crecido el número de comensales y en otras, felizmente, ha disminuido. La gente no tiene buenos trabajos, muchos se dedican al trabajo independiente y en la calle; venden canchita, gelatina… pero ahora no lo pueden hacer por la Pandemia. Muchos han perdido a sus familiares y ese dolor es muy profundo”.

La realidad que enfrentan las ha hecho más conscientes del don de la vida, porque duele el dolor del otro, afecta. “Nosotros nos conocemos –dice Silvia- y los dirigentes conocen bien a todos los pobladores, saben cómo y con quien compartir. Me anima ver sus ojos y miradas, quieren agradecer y no les vienen las palabras, lo vivimos cada día. Les decimos: ¡cuídense!, para que nos cuiden a nosotras. Uno no es de piedra, entre nosotros nos animamos y nos sabemos escuchar. Sin embargo, mucha gente se reserva sus dolores”.

“A veces nos desanima el descuido de mucha gente, saben lo que debemos hacer, usar doble mascarilla, mantener la distancia, y no lo hacen. Hay otros que no saben agradecer el esfuerzo de sus vecinos, incluso descuidan a los niños; me entristece mucho verlos sin rumbo. Nosotros somos de una cultura muy efusiva, afectuosa, y mantener distancia, estar alejados, no podernos abrazar duele mucho. Hemos aprendido a conocer el miedo, y lo peor es cuando éste nos gana; lo mejor es cuando lo enfrentamos y vencemos. Usar mascarillas y taparnos el rostro nos distancia, llegará el día en que nos volvamos a ver y nos abrazaremos sin temor alguno, convencidos de que ganamos la batalla”.

“La planta de oxígeno produce 54 balones por día y son cuatro personas trabajando. A las familias se les pide una colaboración de 50 soles por balón, tenemos mucho cuidado para no ser sorprendidos por estafadores. Hay mucha demanda de oxígeno, también mucha oferta de agradecimiento, porque el oxígeno les alarga la vida y lo que no ha hecho la municipalidad lo ha hecho la Iglesia. La gente viene a dar de lo que le falta, y siempre agradecidos por las ayudas. Hay un agente pastoral que se ha recuperado y esa es una buena noticia para todos los que estamos en esta tarea”.

A la fecha, son 180,764 muertos a causa del virus, una cifra recién revelada que duele profundamente. Felizmente, el proceso de vacunación avanza muy bien, porque ya hay un total de 3.452,784 dosis aplicadas. 

Como uno de ellos.

“Nuestro párroco es un cura muy humano. Él dice siempre: ‘Mientras haya necesidad, yo estaré allí’. Siempre está dispuesto a ayudar, no tiene horario, hay una imagen muy positiva de él y sobre todo de los misioneros combonianos. Trabajamos en las trece comunidades parroquiales: Santa Rosa (Villa Marina), Nuestra Señora de la Evangelización (San Genaro), Dios Te Ama (Villa Venturo), Virgen del Camino, Sagrado Corazón, San Martín, Santa Teresa, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, San Daniel Comboni, Nuestra Señora de Guadalupe, Señor de los Milagros, San Pedro y Nuestra Señora de la Reconciliación”.

“La gente ve a nuestro párroco como uno de ellos, con jean, de esos que tienen flecos, como si estuvieran rotos, pero, como dicen sus feligreses, es parte de esa pinta que lo iguala”.

El padre Juan Goicochea Calderón tiene 51 años y es misionero comboniano. Lleva cuatro años como párroco y doce en la parroquia. Estudió la filosofía en Lima, la teología en Insbruck, Austria, y después hizo su primera experiencia de trabajo pastoral en el sur de Alemania, en Bayern. ‘Pero no soy del Bayern -aclara- soy hincha del Alianza Lima’. Tiene una larga experiencia de trabajo, que empezó en Alemania con la gente de la calle: drogadictos de más de 20 años que son acogidos en casa hogar, una red que se encargó de la pastoral de la calle, ellos se mueren moralmente, despreciados.

Él también nos cuenta: “Allá ser pobre es perder los amigos, tu trabajo, has perdido el sentido de la vida, sin trabajo, no sostienes la casa, no tienes dirección, el trabajo ha sido con los excluidos, eso me sorprendió mucho”.

El padre Juan también hizo estudios de maestría en economía internacional y política de desarrollo. ¿Por qué hay países pobres y países ricos? Muy actual para los tiempos que vivimos.

“Cuando llegué a Lima -dice el padre Juan- pensé en trabajar con algunos grupos, luego me di cuenta de que debía trabajar con todos, y añade: ‘Hice una casa, la Casa de los Talentos, donde se enseña danza, teatro, karate, autodefensa, canto, música, bailes… la casa ahora está cerrada, son 17 grupos en distintas disciplinas, la hemos convertido en una olla común”.

“La parroquia tenía los comedores, la Defensoría del Niño y Adolescente, atención a niños que viven en la violencia; la biblioteca, actualización de los niños en sus clases, niños en extrema pobreza, que son seleccionados y los tenemos en la parroquia hasta que vayan al colegio; sus mamás van a trabajar y muchos no tienen papá. Teníamos también un albergue para familias venezolanas, un espacio para acoger a migrantes, ya no pudimos con la Pandemia, se cerró todo lo presencial”.

“Estaba siguiendo información de científicos alemanes; yo vi venir lo que llegaba, me adelanté a pronosticar que se venía algo complicado. Si en Alemania, con todos los servicios que tienen, la pasan mal, qué pasará en el Perú, esto será una tragedia, verán cosas mucho peores”.

Enfrentar la Pandemia.

“El 17 de marzo ya estábamos preparándonos para la cuarentena. Armamos un equipo de emergencia; desde ahí empezamos, organizados por sectores, no nos consideramos ni mejores ni peores, son 13 sectores; empezamos por los más pobres. En un segundo momento, por cuadras enteras, les dábamos alimentos y, ‘si les sobra, compartan’, les decíamos. Hemos apoyado a unas 8,000 familias, para que no la pasen tan mal”.

“Antes ayudábamos a personas de pobreza extrema, los de la pastoral social las conocen y cada mes les alcanzábamos una bolsa con alimentos y con medicinas. Estas personas se han cuadriplicado, quintuplicado. Me movilicé con amigos de Austria y conseguí medicamentos de buena calidad. Tenemos un botiquín parroquial. Contamos con cinco comedores parroquiales, en la emergencia preguntaron por ayuda; donde veía movimiento, sea de olla común o comedor, fui dejando alimentos. Ayudamos entre 15 a 18 ollas. A todos les llevo por igual. La olla común en Nueva Granada colinda con san Genaro; la junta directiva me hizo ver algo muy importante que ya había observado: casas bonitas, pero familias que habían perdido trabajo y se habían empobrecido, ahí les di el espacio de la Casa de los Talentos a las señoras. Fue una respuesta inmediata: al día siguiente tenían 70 comensales, ahora no se a cuántos ayudan. También les apoyamos con víveres que envía Cáritas, a quien le estoy muy agradecido. Ha sido un buen aporte, además de lo que nosotros les damos desde la parroquia”.

“Cobran algo simbólico para sus verduras, les damos lo mínimo; los milagros que ellos hacen son mucho mayores, ahí veo la multiplicación de los panes, porque hacen que alcance y el costo es sobre 1 sol o 1.50. Tienen casos sociales: enfermos, ancianos, personas con discapacidad… esta es una manera muy práctica de trabajar porque se conocen, no les puedes hacer el avión. Es la solidaridad de igual a igual y, al que no pide, ellos saben que está necesitando y a él le dirigen la ayuda”.

“Un miércoles de Ceniza le comuniqué a la parroquia lo que quería hacer con su ayuda: tener nuestra propia planta de oxígeno, y así empezamos a romper las redes, la gente se puso de pie, estoy agradecidísimo por la confianza, porque se la creyeron, empezaron con pachamanca, frijolada, vendiendo cosas… la abuelita que dejó dos soles, los restaurantes, los niños que dejaron 30 céntimos, desde el extranjero nos mandaban sus donaciones, gente que nos conoce y nos tiene confianza, que ha visto que las cosas se hacen bien”.

El domingo de Resurrección ya la planta estaba funcionando. El 4 de mayo hemos cumplido un mes, trabaja las 24 horas, son muchas vidas que se vienen salvando, vamos viendo bien los casos, estoy contento y sorprendido, estamos trabajando duro. Le agradezco a Dios por la solidaridad de nuestro pueblo, la solidaridad es la clave que tenemos, la solidaridad responde a la confianza, va de la mano. Sirve para superar cada circunstancia. Tenemos 54 balones por día de producción”.

“Nuestra gente se ha vuelto más sensible para las cosas de Dios, para el dolor; como Iglesia tenemos que profundizar temas pendientes, que los hemos dado por supuestos, y que vale la pena volverlos a reflexionar: la vida, la muerte, el sufrimiento, la imagen de Dios, la cultura del cuidado del uno por el otro, el cuidado de nosotros mismos…”

En el 2015, el padre Juan tuvo la suerte de reunirse con el papa Francisco y le entregó su libro: Niños, esta tierra es de ustedes, lo escribió antes que el Papa publicara la encíclica Laudato sí. Le dijo:Esta es mi encíclica, mucho más pequeñita que la de usted, pero yo le adelanté”, el Papa lo miró y sonrió.

El libro está traducido al alemán, polaco, francés, ahora se está haciendo la edición al inglés y al ucraniano, ahí es donde han mostrado mayor interés por el libro. En Alemania ha tenido mucha acogida, se ha tenido mucho apoyo por el interés que tienen. En el libro se abordan temas candentes como la minería, la Amazonía, y se tocan temas desde el punto de vista científico y desde la Doctrina Social de la Iglesia, el evangelio y la Biblia en general. Se ofrecen pautas para comprometerse con el cuidado de la casa común. Temas que profundiza: el agua, el aire, la minería, la Amazonía, la basura, el plástico, el racismo, los derechos fundamentales del niño, los alimentos, lo esencial y cómo juzgarlo a la luz de la palabra de Dios y acciones a tomar.

Nos ha cambiado la vida.

Esta situación de Pandemia y el apoyo en las ollas y comedores de nuestra parroquia, así como el abastecimiento de oxígeno medicinal, les ha cambiado la vida. Cuando le pregunto a Silvia si hay algún pensamiento, poesía o canto que la anima en esta súper tarea, ella empieza a cantar Señor de la vida, un canto muy conocido del compositor Gilmer Torres que, para ella, es también canto de reflexión:

“Tu rostro escondido, nos dejas mirar, y un rostro de hermano, nos haces buscar.
Oculto en nuestra carne de sudor y de tierra, y escondido, tu cariño nos entregas.
Cuando Tú has venido, la vida empezó, cuando Tú te fuiste, la vida siguió.
Y ahora quieren matarla, y esta vida no muere porque corre por las venas, de tu pueblo”.

Termina nuestra conversación y Silvia reconoce también que la vida no es sólo trabajo. Cuando hay que celebrar lo hace con cumbia y al ritmo del Grupo 5.

 “La altura espiritual de una vida humana está marcada por el amor, que es «el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o negativa de una vida humana». Sin embargo, hay creyentes que piensan que su grandeza está en la imposición de sus ideologías al resto, o en la defensa violenta de la verdad, o en grandes demostraciones de fortaleza. Todos los creyentes necesitamos reconocer esto: lo primero es el amor, lo que nunca debe estar en riesgo es el amor, el mayor peligro es no amar (cf. 1 Co 13,1-13)” (papa Francisco, encíclica Fratelli tutti n. 92).

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