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En la Fiesta de la Sagrada Familia, Monseñor Carlos Castillo hizo un llamado a comprender los signos detrás de la llegada de Jesús al mundo: la pobreza, la sencillez y la esperanza. «Este tiempo de Navidad nos ayuda a comprender cuánto Dios está presente en nuestras vidas, porque ha logrado poner en el propio corazón del ser humano la capacidad de esperar contra toda esperanza».

El obispo de Lima señaló que la llegada de un nuevo año nos entusiasma a pensar juntos en cómo podemos vivir un anticipo del mundo y el Perú que queremos.

Leer transcripción de homilía del arzobispo de Lima

El término de un año es una oportunidad para reflexionar en la importancia de «construir la vida familiar como fundamento para la vida social». En ese sentido, la representación sencilla y pobre de la Sagrada Familia es una inspiración del camino que debemos seguir como cristianos.

El Evangelio de Lucas (2,22-40) da cuenta del diálogo de la Sagrada Familia con dos ancianos: Simeón y Ana. Este encuentro generacional nos ayuda a comprender la importancia del conocimiento acumulado en la sabiduría de los ancianos, pero, principalmente, de la necesidad de integrar a las generaciones mayores en los anhelos y esperanzas de nuestro futuro.

La Liturgia de hoy, además, narra el cántico de Simeón, que anticipa el paso doloroso y exigente que le esperaba a Jesús. Su profecía nos recuerda que «el futuro de Jesús es un camino como el de nuestras vidas, porque es un camino solidario de parte de Dios. Y no solamente es una solidaridad con Israel, sino a través de Israel con todas las naciones de la tierra», afirmó.

Este tiempo de Navidad nos ayuda a comprender cuánto Dios está presente en nuestras vidas, porque ha logrado poner en el propio corazón del ser humano la capacidad de esperar contra toda esperanza.

En otro momento, el obispo de Lima explicó que la llegada de un nuevo año debe entusiasmarnos a vivir un anticipo del mundo que esperamos. Para ello, tenemos que «persistir en la Paz y en la capacidad de convertirnos a las situaciones», dejando de lado los entrampamientos que nos impiden encontrar una solución a los grandes problemas.

Monseñor Castillo exhortó a que, inspirados en la Sagrada Familia, maduremos en el camino de la fe y pensemos en el bien común: «Eso exige haber tenido ejercicio de perdón, de rectificación y conversión», agregó.

Que en el próximo año podamos hacer una vida digna de un Perú que amamos y que clama por nuestra capacidad de amar.

En la Eucaristía celebrada en Catedral de Lima se recordó al Papa Benedicto XVI, que hace un año, un día como hoy, partió al Padre. También se ofreció una intención especial por el cantautor peruano Pedro Suárez Vértiz, fallecido repentinamente a los 54 años.

La Santa Misa, que contó con la participación del Coro Juvenil Arquidiocesano, fue ofrecida por la salud del Cardenal Juan Luis Cipriani, que esta semana celebró sus 80 años de vida.

En enero de 2024, la Escuela Arquidiocesana de Catequesis regresa por segundo año consecutivo para formar de manera integral a jóvenes y agentes pastorales de las diferentes parroquias de nuestra Arquidiócesis. Las clases inician el próximo 8 de enero ¡Inscripciones abiertas!

Todo va quedando listo para la segunda edición de la Escuela de Catequesis 2024, que tendrá una duración de seis semanas e iniciará el próximo lunes 08 de enero. Según informó la Comisión de Evangelización y Catequesis, las reuniones de formación se desarrollarán de forma presencial en las instalaciones de la Parroquia Santa Rosa de Lima, en el distrito de Lince. También se anunció que habrá un ciclo comlementario de ponencias magistrales virtuales.

La Escuela de Catequesis es un espacio para compartir experiencias en la fe, dirigido a los catequistas de niños, jóvenes, adultos y formadores del sacramento del Bautismo y Matrimonio, con el fin de enriquecer y reforzar sus conocimientos y estrategias para el desarrollo de su servicio pastoral.

Para este 2024 se ha confirmado la participación de experimentados profesores nacionales y extranjeros, quienes impartirán de manera didáctica y comprometida, una serie de temas orientados a la formación catequética.

Cómo inscribirse a la Escuela de Catequesis

Si estás interesado(a) en inscribirte en la Escuela de Catequesis, puedes acercarte a tu Parroquia o consultar mayor información desde el siguiente correo electrónico: escuelacatequesislima@gmail.com

La Escuela de Catequesis es promovida por la Comisión de Catequesis y Evangelización de nuestra Arquidiócesis, bajo el acompañamiento pastoral del Padre Víctor Solís.

En vista de la necesidad de estar preparados ante un posible desastre natural, como son las inundaciones por el Fenómeno del Niño o un terremoto de gran magnitud, Cáritas Lima emprende la primera gran Convocatoria de voluntarios brigadistas parroquiales.

Se trata de una iniciativa en colaboración con la Municipalidad de Lima y las parroquias de nuestra Arquidiócesis. El programa se dirige a todos los jóvenes y adultos interesados en capacitarse sobre la prevención, mitigación y respuesta ante desastres naturales como parte de la Línea de Intervención Estratégica de Gestión de Riesgos de Desastres.

Se invita a voluntarios de los distritos de Rímac, Cercado de Lima, El Agustino, Chorrillos, Cieneguilla, Callao, Carabayllo, y Chosica a ser parte de este programa educativo.

Inscríbete aquí en el programa de voluntarios de brigadistas

Primera capacitación

La primera capacitación conjunta se llevará a cabo el viernes 12 de enero de 2024 a las 6pm, en el auditorio del Arzobispado de Lima (Jr. Chancay 282 – Cercado de Lima). Será una oportunidad para conocer a brigadistas de todos los distritos y compartir experiencias en un ambiente de aprendizaje enriquecedor.

Posteriormente, continuaremos con capacitaciones específicas por distrito para adaptarnos a las necesidades particulares de cada comunidad. Tu participación es esencial para construir comunidades más seguras y resilientes.

Unidos a todas las naciones del mundo, nuestra Arquidiócesis celebró la Solemnidad de la Natividad del Señor con una Eucaristía presidida por Monseñor Carlos Castillo en Catedral de Lima. El Prelado recordó la importancia de estar atentos a la presencia de Dios que se manifiesta y desarrolla en la historia. Él nos llama a salir permantemente y encontrarlo en el rostro de los indenfensos. «Dios quiso hacerse pobre y sencillo, y ese es el punto de partida de nuestra fe», dijo en su homilía.

Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo

Comentando el Evangelio de Juan (1,1-18), el arzobispo de Lima explicó que Dios ha nacido entre los últimos de la tierra para recordarnos su opción preferencial por los más pobres y frágiles. Y su amor no se condiciona, Él nos deja vivir en libertad, y así nosotros no lo amemos, el Señor no nos retira su amor. En ello consiste la novedad de la fe cristiana: Dios ama gratuitamente.

«Una vida verdaderamente religiosa es un aprendizaje a vivir el don de la vida que Dios nos ha dado para compartirlo, para comprenderlo, para adorar a Dios a través de reconocer el bien de las personas y alentarnos unos a otros a vivir en felicidad», sostuvo el Monseñor.

Es por eso que todos estamos llamados a comunicar esta revelación de nuestra fe y evangalizar a través del testimonio de nuestra vida y conversión. «Nuestra religión es una religión encarnada en la historia, porque Dios nos inspira con su Palabra y su Espíritu en medio de los acontecimientos, y va conduciendo la historia misteriosamente», reflexionó el Prelado.

Hay que rastrear la presencia de Dios. Para eso, el Señor ha elegido mandar a su Hijo en la forma de un niño, porque la llegada de un niño siempre nos interpela profundamente a salir de uno mismo

El obispo de Lima aseguró que los signos del amor del Señor se hacen visibles en el modo que decidió venir al mundo: en el anonimato, en un establo repleto de animales, entre los más pobres y sencillos. «Este es el punto de partida de nuestra fe: Dios quiso hacerse niño y pobre», destacó.

Nuestra Iglesia está para predicar la solidaridad, la cercanía y la alegría de los pobres, porque de los sueños de las personas que sufren, brota un futuro de esperanza.

En medio de la dura crisis que se vive en el mundo y en nuestro país, en medio de una recesión económica y el descontrol de la guerra, el Primado del Perú recordó que necesitamos del concurso de todos para frenar la muerte de tantos inocentes y escuchar el clamor de las periferias: «Tenemos que pedirle a nuestras autoridades y a las personas que tienen recursos, que compartan», exhortó.

En esta Navidad, superemos los egoísmos que nos vuelven «cerrados» y abrámonos a la novedad que nos trae el Niño Jesús, al que podemos adorar en las personas que sufren.

«Esta Navidad es para que todos acojamos a Dios en nuestras vidas. El Dios que, encarnándose en nuestra historia, lo hace también desde el último lugar», son las palabras de Monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima y Primado del Perú, en su mensaje de Nochebuena.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una enorme luz (Isaías 9,2)

Curiosamente, hermanos y hermanas, hoy que es el día de Navidad esta “gran luz” es un Niño pequeño.

Y, justamente, esta Navidad es para que todos acojamos a Dios en nuestras vidas, el Dios que, encarnándose en nuestra historia, lo hace también desde el último lugar. Y nos enseña con su propio ser a ser cristianos como testigos de ese Dios que se fija siempre en el que más sufre, en el pequeño, en el marginado, en el migrante en las personas que tienen dificultades, en nuestros enfermo en nuestros viejitos de las casas, nuestros abuelitos, nuestros hermanos discapacitados, todos aquellos que siempre están como en el margen, pero, simultáneamente, en sus sueños está nuestra esperanza.

Y esta Navidad es para soñar… Hemos sufrido mucho en estos años, y como país, como Arquidiócesis de Lima, necesitamos entrar en este proceso de conversión que no es solamente un esfuerzo humano – aunque lo es de verdad – hay mucha gente buena que humanamente puede no ser creyente, pero que también tiene esta disponibilidad a vivir en honestidad, en racionalidad, en reflexión, en ponderación, no ir apurados hacia ninguna parte, no estar cegados por las ambiciones y los intereses.

Esta Navidad es para cambiar el rumbo y encontrar en el Niño una interpelación, un llamado a ser acogido y a empezar a ver maneras de hacer posible que en nuestra Patria nos entendamos todos; pero no nos entendamos para ser componendas bajo la mesa que destruyen, más bien, nuestras relaciones, y hacen que nuestra esperanza sea una esperanza prácticamente en la muerte, una esperanza macabra.

El Señor quiere que nuestra esperanza sea una esperanza de vida plena, de vida eterna, de vida llena de alegría, de capacidad generosa de darnos mutuamente los unos a los otros, de comprendernos, de entendernos, de comprender antes de juzgar, y de no apurarnos demasiado, porque el Señor viene pronto, pero nosotros que somos lentos para comprender, estamos llamados todavía a ser un camino largo en donde poco a poco aprendamos a cambiar, pero tenemos que hacerlo de forma segura.

Para eso, dispongámonos al Niño Jesús. Él, con el ejemplo de un niño, de alguna manera, está en todos los niños que son para nosotros el sujeto principal en esta historia que tenemos que atender. ¡Qué Perú vamos a dejarle a los niños!

Si queremos que ellos tengan alegría, esforcémonos mutuamente por aprender a tratarnos de otra manera y a vivir en justicia, en paz, en orden ,en respeto por nuestras instituciones humanas nuestras instituciones estatales, esas instituciones que están hechas para servir y no para servirse de la gente.

Y pidamos que todo este clamor general en nuestra sociedad de que haya paz y una respuesta a las necesidades más hondas de quienes más sufren, en donde estamos entrando casi todos, porque hay mucha incertidumbre sobre lo que puede pasar en el mundo y en nuestra sociedad, todos podamos encontrar una salida.

Y, por eso, también, los invito a que soñemos nuestro país como un país libre, unido, amistoso. Y también soñemos con nuestra Iglesia, una Iglesia que quiere, el Papa Francisco, una Iglesia hermana de la humanidad, acompañante, alentadora de sus ánimos en medio de las dificultades, y así poder gozar con mucha alegría de que la Iglesia nos acompaña.

En la Iglesia tiene también que reordenarse muchas cosas, y lo estamos haciendo poco a poco. Les pido a todos que colaboremos tanto en la sociedad como en la Iglesia a mostrarnos transparentes y capaces de darle aliento a nuestro pueblo con el mismo amor que el Señor nos dio, para ser testigos y anunciadores vivos de su Evangelio.

Y que Dios los bendiga en esta Navidad. El Niño que nos ha nacido, este hijo que se nos ha dado, que es maravilla de consejero, nos aconseje hondamente cómo cambiar, cómo mejorar y cómo seguir adelante juntos.

Y mi bendición y la bendición de Dios Todopoderoso: Padre Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todas ustedes, sobre todos ustedes, y permanezca para siempre. ¡Y feliz Navidad para todos!

En la Eucaristía del IV domingo de Adviento, celebrada en la Catedral de Lima, Monseñor Carlos Castillo hizo un llamado a seguir las actitudes de María, que después de escuchar y discernir el anuncio del Ángel, acepta la voluntad de Dios y se levanta para salir a servir. «Para caminar como María, siempre tenemos que escuchar y discernir. Y eso nos permite pasar del miedo a la confianza y a la alegría», comentó el Prelado.

Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo

En su alocución al Evangelio de hoy (Lucas 1,26-38), el arzobispo de Lima reflexionó sobre la experiencia de María en el camino de su maternidad. Al principio, ella se turba, pero también se cuestiona para tratar de comprender las cosas que ocurren.

Esta «demora» de María en responder al llamado del Señor, nos recuerda la importancia de hallar el sentido de las cosas en cada decisión que tomamos. En ello consiste la sabiduría que debemos tener los cristianos – sostuvo el Monseñor – siendo capaces de salir de los entrampamientos a partir de la comprensión de lo que sucede.

El camino de María, por tanto, tiene tres actitudes importantes: escuchar, discernir y caminar. Esta mañana, el Papa Francisco lo recordó en el Ángelus, además de interpelarnos a «ser abiertos y acogedores ante la presencia de Dios, que con mansedumbre viene a salvarnos».

Sobre ello, el arzobispo Carlos Castillo indicó que, antes de caminar, «siempre debemos escuchar y discernir», porque eso nos permite «pasar del miedo a la confianza», «de la confusión a la alegría». Y ese es el paso que debemos hacer en nuestro país y en nuestra Iglesia del Perú: «una Iglesia que haga pasar a nuestro pueblo del miedo a la confianza y la esperanza».

Ante todos los golpes que podamos sufrir, siempre ponemos la cara de la esperanza porque creemos en el Dios que nos tiene confianza y nos acompaña.

María escucha al Ángel que la llama «llena de gracia», es decir, la llena de aliento, reconociendo el valor que tiene como mujer. De igual forma, todos podemos encontrar la gracia que nos hace valiosos como seres humanos, pero sin calcular ni ambicionar más allá de nuestros límites.

Ante el anuncio, María plantea varias preguntas al Ángel y escucha la explicación. El temor comienza a disiparse a través de la reflexión y el razonamiento. No se trata de aceptar una propuesta sin pensar en el camino que hemos de recorrer. «Así también es el camino de la fe inteligente que aclara las cosas con la ayuda del Señor», agregó el obispo de Lima.

Una vez discernido, entonces, María da una respuesta: acepta y sale presurosa a servir a Isabel. «Hay una disposición de todo el cuerpo y el ser de la Madre de Dios para movilizarse hacia los que más nos necesitan», recalcó.

Desde la experiencia de la maternidad de María nace también la Iglesia universal, sin embargo, el Monseñor Carlos advirtió que, a veces, no corremos el riesgo de asumir los cambios en nuestra vida, sino que «nos estancamos» y «nos cerramos» a la novedad que nos trae el Señor.

No hay verdadera fe cristiana sin una fe cristiana abierta que está siempre atenta a las situaciones, comprendiendo el mundo de otra manera.

La Eucaristía del IV domingo de Adviento contó con la participación de los jóvenes de la Confirmación de la Parroquia El Sagrario.

Catedral de Lima anunció las misas que celebraremos el próximo domingo 24 de diciembre con motivo del IV Domingo de Adviento (11:00 am) y la tradicional Misa de Gallo (7:00 pm). Ambas ceremonias serán oficiadas por Monseñor Carlos Castillo.

IV Domingo de Adviento: 11 de la mañana

Este domingo 24 de diciembre culmina el Tiempo de Adviento. La Eucaristía será presidida por nuestro arzobispo de Lima en la Basílica Catedral de Lima.

El ingreso a los fieles está previsto desde las 10:30 am. La Celebración Eucaristía se transmitirá por el Facebook del Arzobispado de Lima.

Misa de Gallo: 7 de la noche

Este mismo día, a las 7:00 pm., unidos a la Iglesia universal y al Santo Padre, participaremos comunitariamente de la Misa de Nochebuena, transmitida en vivo por la señal abierta (TV Perú).

También puedes seguir nuestra transmisión desde el Facebook del Arzobispado de Lima. El ingreso se realizará media hora antes (6:30 pm).

El Núcleo Enel de Sinfonía por el Perú se presentó en el Concierto de Gala “Luces y Colores”, que tuvo lugar en la Basílica Catedral de Lima. Te invitamos a revivir esta noche especial que tuvo como protagonistas a un talentoso grupo de niños, niñas y adolescentes.

La Orquesta y Coro Infantil promovida por Sinfonía por el Perú estuvo conformada por 130 beneficiarios. El grupo de niños y adolescentes interpretaró un variado repertorio musical alusivo a Navidad.

En el concierto se escucharon temas como Huayno de Navidad, Rueda Rueda, Carol of the bells, White Christmas, Vals de las flores, Aleluya, entre otros.

Al término del evento, el público se puso de pie para ofrecer un caluroso aplauso a todos los miembros de Sinfonía por el Perú. El recital navideño contó con la asistencia de Kelly Montoya, secretaria técnica de la Comisión de Fe y Cultura del Arzobispado de Lima; Gabriela Perona, directora ejecutiva de Sinfonía por el Perú; y Massimiliano Mazzanti, Embajador de Italia en Perú.

También se hizo presente Marco Fragale, Country Manager de Enel Perú y Alessio Fasano, Head of Sustainability Peru.

La Oficina de Educación Católica ODEC- Lima realizó una Misa de Acción de Gracias para dar cierre al año 2023. La Celebración Eucarística fue presidida por el Padre Jaime Llamas, capellán de ODEC Lima.

La actividad litúrgica se llevó a cabo en las instalaciones del ISET JUAN XXIII, en el distrito de Pueblo Libre, el pasado 16 de diciembre. Entre los asistentes, destacó la presencia de Sixto Galindo Silva, director de ODEC Lima; Richard Rubio Guerrero, director de la Oficina de Gestión Pedagógica de Educación Básica y Técnico Productiva de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana; y Ever Loja, presidente ejecutivo de AIEC. También participaron los maestros y directivos de la ODEC Lima.

En su homilía, el Padre Llamas reflexionó sobre la importancia de agradecer a Dios al culminar un nuevo año escolar: “Hoy es una ocasión para dar gracias a Dios al concluir nuestras labores como ODEC Lima y proyectándonos también al nuevo año”.

A imagen de Juan el Bautista, precursos de Cristo, el sacerdote hizo un llamado a preparar nuestros corazones para recibir a Jesús, con el mismo espíritu de servicio y fidelidad que testimonió el profeta.

Dirigiéndose a toda la comunidad educativa, el capellán de ODEC Lima sostuvo que este Tiempo de Adviento es una oportunidad para comprometernos «en la tarea de servir a la educación religiosa, de dar a conocer las enseñanzas de la Palabra de Dios y transmitir la fe».

Todos podemos ser como Juan el Bautista: portadores y partícipes de la misión de anunciar el Evangelio con nuestro testimonio y servicio.

Al término de la Ecaristía, el director de ODEC Lima, Sixto Galindo Silva, dirigió unas palabras de agradecimiento a todos los maestros y autoridades que acompañaron en este año escolar a miles de estudiantes:

“Quiero agradecer al Padre Luis Fernando Gonzáles y al Padre Víctor Baldeó que han trabajado durante este año acompañándo a nuestros maestros. Gracias a todos por su esfuerzo, humildad y, sobre todo, disponibilidad de servicio con nuestra oficina”, recalcó.

En el día de San Lázaro, obispo y mártir, nuestro arzobispo de Lima ofició una Eucaristía junto a toda la comunidad de San Lázaro, en el distrito del Rímac. «Esta Parroquia a uno le roba el corazón», dijo emocionado el Monseñor.

Desde el histórico lugar que alguna vez fue un leprosorio para atender a los enfermos de nuestra ciudad, cientos de fieles enviaron un efusivo saludo al Papa Francisco en el día de su cumpleaños.

La Fiesta de San Lázaro ha coincidido en el día que la Iglesia universal celebra los 87 años de vida del Santo Padre. Esto fue doble motivo de alegría para la comunidad rimense que compartió un momento especial con su invitado de honor: el arzobispo de Lima Carlos Castillo.

El Primado del Perú tiene un paso marcado por el Rímac, no solo porque fue párroco de San Lázaro en el periodo 2010-2015, también partió en procesión a su consagración como obispo y toma de posesión de la Arquidiócesis en marzo de 2019, repitiendo el gesto de Santo Toribio de Mogrovejo en su ingreso a la ciudad, en 1581.

Hoy, la comunidad de San Lázaro tiene 460 años de tradición viva en la Iglesia, en un recinto histórico considerado «la casa del pobre», según explicó Monseñor Carlos en su homilía: «Acá estaban los leprosos y este era el templo de los leprosos; acá vivía la gente sencilla, españoles y mestizos sencillos, personas del África. Y, finalmente, Santo Toribio declaró a San Lázaro como una parroquia para los indios», recordó.

El obispo de Lima sostuvo que estos gestos nos recuerdan que, «a partir de los pobres, la Iglesia se regenera», y la única manera de ayudar a resolver los problemas que se presentan es mediante «signos de fecundidad que hagan posible el renacer de una Iglesia más humana y fraterna».

En ello consistió la misión profética de Juan Bautista (Juan 1,6-8.19-28), que supo anunciar la llegada del Señor con su vida y fue «testigo de la Luz». Sin embargo, ocurre muchas veces que, por ser cristianos o creyentes, nos auto-denominamos «iluminados» o «iluminadores», creando divisiones y olvidando que «todos somos personas, todos somos pecadores en conversión y debemos aprender a crecer juntos, caminando con todos los pueblos hermanos».

Las iglesias que están en el margen, en los lugares recónditos y en las instalaciones de pobreza, nos inspiran a dar testimonio de que la vida de la Iglesia y del país renace desde la gente sencilla.

Monseñor Castillo señaló que la actitud de Juan nos recuerda que podemos ser «la voz que grita en el desierto» sin dejar la delicadeza del buen trato, ofreciendo sinceramente nuestra vida para anunciar al Señor con alegría. Dar testimonio del Señor, por tanto, implica «reconocer nuestros límites», no esconderlos ni maquillarlos para dar la impresión de que somos «santos».

Y, ¿cómo podemos ser la «voz que grita en el desierto» para llamar a la conversión? Escuchando la voz de la gente sencilla, conversando entre todos y poniéndonos de acuerdo. «Solamente escuchando podemos entender cuál es el futuro. El Papa siempre nos pide escuchar los sueños de los pequeños, de los últimos, de los que sufren, porque, si los escuchamos, ya tenemos el diseño del futuro», subrayó el arzobispo.

San Lázaro, obispo y mártir

Y dirigiéndose a toda la comunidad de San Lázaro y a su párroco, el Padre Frederic Comalat, el Monseñor agregó:

«Tenemos que ser una Iglesia hermana que se une a los pueblos para alentarlos y buscar que, en ese camino, todos amemos como el Señor nos amó. Que estemos dispuestos también a comunicar la luz del Señor, a tener sensibilidad y cariño por los demás. Gracias, hermanos y hermanas, porque esta Parroquia a uno le roba el corazón».

Antes de la bendición final, la comunidad de San Lázaro entonó el «cumpleaños feliz» a nuestro Papa Francisco.

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(511)2037700