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En la Parroquia Virgen Milagrosa, la comunidad miraflorina celebró la Fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, Patrona del distrito, en una Eucaristía oficiada por Monseñor Juan José Salaverry.

La Santa Misa contó con la presencia del Alcalde de Miraflores, Carlos Canales Anchorena y algunos regidores municipales; el Visitador Provincial de la Congregación de Padres Vicentinos, Jesús García Matta, CM; el Párroco de la comunidad de La Virgen Milagrosa, el Padre Francisco Amésquita CM; algunos Padres Vicentinos, Hijas de la Caridad en el Perú, miembros de diversas Asociaciones de la Medalla Milagrosa y una gran multitud de fieles que colmaron el templo parroquial.

En su homilía, nuestro obispo auxiliar afirmó que la gran devoción mariana de nuestro pueblo nos ha conducido a la vivencia del Evangelio: “Nuestro pueblo ha conocido el Evangelio desde los brazos de María”, agregó.

En ese sentido la advocación de la Medalla Milagrosa es un signo que marca nuestros pechos no solo con el uso de la Medalla, sino con la imagen de Cristo y María en lo más profundo de nuestros corazones.

María nos muestra el camino de Jesús

«La unidad entre María y Jesús, no es solo la unidad entre la Madre y el Hijo, sino la comunión entre el Maestro y la discípula; Ella es la auténtica discípula que sabe vivir el Evangelio y como Madre y discípula, es la gran mediadora de la Gracia. La imagen de la Virgen Milagrosa con las manos abiertas distribuyendo rayos de luz, es la representación de Aquella que es distribuidoras de las gracias de Cristo, regalándonos los auxilios que, con tanta fe, imploramos de ella», refirió.

Monseñor Salaverry profundizó en la figura de María, evangelizada y evangelizadora, que sabe captar la Palabra de Dios y la pone en práctica. Es decir, no solamente es Madre, también es discípula fiel de Jesús y lo acompaña en toda la travesía de su vida pública y después de su muerte y Resurrección:

«María unida al proyecto de Cristo, desde su “sí” inicial en la Anunciación hasta el compromiso de la maternidad sobre la Iglesia al pie de la cruz, nos muestra a la mujer que hizo suya la predicación e instauración del Reino», cometó.

«Antes de fijarnos en esta devoción a la Medalla Milagrosa, debemos ir a la fuente, a la raíz de estos prodigios que ha obrado el Señor a través de María y a través del símbolo de la Medalla: la unidad entre Cristo y María, la unidad entre el Hijo y la Madre, la unidad entre el maestro y la discípula. Esta es la primera enseñanza que nos presenta Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa», reflexionó el obispo.

La misión de María es una misión de fecundidad

La Liturgia de esta fiesta también nos recuerda la imagen portentosa de María que narra el texto del Apocalipsis (12, 1-9). Monseñor Juan José explicó que la figura de María vestida de sol y coronada de estrellas, es también la de una mujer que está alumbrando el misterio más grande que el Señor ha podido confiar a su Madre: la fecundidad.

Por ello, no debemos olvidar que «la misión de María es una misión de fecundidad», de «dar vida a un pueblo necesitado de vida» porque estaba rodeado de signos de muerte. Aquí radica la imagen portentosa que se luce en la Medalla Milagrosa, que es la imagen de la Madre capaz de fecundar la tierra. La devoción a la Virgen de la Medalla Milagrosa no significa solo la protección que se recibe sino el compromiso por ser fecundos en la familia, en la sociedad y en la Iglesia.

Otro aspecto a destacar se relaciona con el Evangelio de Mateo (25, 31-46), que nos habla sobre el juicio final y la importancia de ser fecundos en la caridad como lo fue María: «No vamos a vivir en unidad con Jesús ni vamos a ser fecundos si nos olvidamos del prójimo y de la caridad. Nuestra vida será fecunda y será una vida según el proyecto de Jesús, si nos damos a los demás, si gastamos nuestra vida por los otros», exhortó.

Tenemos que ser discípulos de Jesús, como lo fue María. Y el emblema que llevamos de la Medalla Milagrosa es la identidad que nos recuerda cómo María vivió su discipulado.

Monseñor Salaverry reiteró que todos estamos llamados a asumir el compromiso de ser verdaderos discípulos de María, capaces de fecundar esta tierra para dar vida, luz y esperanza; capaces de llevar a los demás las gracias que María nos regala.

«Los que llevamos la Medalla Milagrosa, debemos de llevar la marca de Jesús en nuestros corazones, que seamos portadores del Evangelio, portadores de gracia, portadores de la Palabra de vida. Y que así vivamos nuestra devoción y la fe de nuestro pueblo se mantenga firme en Cristo y en María, su primera discípula».

Fotografías: Vicaría de la Juventud

Cientos de jóvenes de las diversas parroquias, colegios, universidades y comunidades, se congregaron para celebrar la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. En su homilía, Monseñor Carlos Castillo anunció la publicación de una nueva carta pastoral a los jóvenes y la renovación general en la organización de la Pastoral Juvenil de Lima que, desde ahora, centrará todas sus acciones en la «Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima».

Haciendo eco a las palabras de Francisco en el Ángelus de hoy, el Prelado hizo un llamado a seguir el camino de Jesús, nuestro Rey, que se ha identificado con los más desheredados de la tierra y que instala su ‘salón real’ en el corazón de los que más sufren y necesitan ayuda. Es un Rey completamente diferente que llama ‘hermanos’ a los pobres, se identifica con los hambrientos, los extranjeros, los enfermos y los encarcelados.

La juventud de Lima se hizo presente este domingo en Catedral de Lima. En compañía de los vicarios pastorales de nuestra Arquidiócesis, Monseñor Carlos presidió una Eucaristía que tuvo muy presente la palabra de Francisco.

Como se sabe, esta mañana el Santo Padre no pudo asomarse a la ventana en la Plaza de San Pedro por aquejar una inflamación en los pulmones. Pero su voz ‘se escuchó’ en todos los rincones del planeta a través de Monseñor Paolo Braida, encargado de los documentos papales en la Secretería de Estado.

En ese mismo espíritu, el arzobispo de Lima ha querido ‘prestar’ su voz para que toda la Iglesia de Lima pueda escuchar el comentario del Papa en alusión al Evangelio de Mateo (25,31-46), que nos habla de la caridad y del juicio final.

Dice el Papa:

La escena que nos presenta es la de una sala real, en la que Jesús, «el Hijo del hombre» (v. 31), está sentado en un trono. Todos los pueblos están reunidos a sus pies y entre ellos están «los bienaventurados» (v. 34), los amigos del Rey.

(…) Según el criterio de Jesús, los amigos del Rey son los que le han servido en las personas más débiles. Eso se debe a que el Hijo del hombre es un Rey completamente diferente, que llama «hermanos» a los pobres, que se identifica con los hambrientos, los sedientos, los extranjeros, los enfermos, los encarcelados.

(…) el Evangelio de hoy nos dice que somos «bienaventurados» si respondemos a estas pobrezas con amor, con servicio: no apartándose, sino dando de comer y de beber, vistiendo, acogiendo, visitando, en una palabra, estando cerca de los necesitados.

Se anuncia la Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima

En el día que también celebramos la 38ª Jornada Mundial de la Juventud Diocesana, Monseñor Castillo comunicó un «paso decisivo» en la vida de la Iglesia de Lima: la constitución de la Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima como el «organismo centralizador y promotor de toda la Pastoral Juvenil en sus distintos aspectos».

El Prelado compartió la «Segunda Carta Pastoral del Arzobispo a la Juventud de Lima», documento que recoge los frutos de la II Asamblea Juvenil y II Jornada Arquidiocesana de la Juventud (JAJ). «Ustedes han dicho cosas preciosas que tienen que ver con su solidaridad como muchachos y muchachas, con las necesidades de nuestros pueblos, de nuestra gente sencilla, de los jóvenes que pasan desdichas y dificultades», indicó el arzobispo.

El documento, disponible en formato digital para su libre difusión, aborda una serie de temas relacionados a las dificultades y realidades de los jóvenes, recogiendo una «abundancia de propuestas y aportes sugeridos» para renovar la Iglesia Joven.

La nueva carta pastoral también adelanta la gran tarea de construir, de modo ordenado y sistemático, la Vicaría de la Juventud, establecida mediante Decreto Arzobispal. Por ello, «cesan todos los cargos de Pastoral Juvenil tenidos hasta este momento y comenzamos la estructuración de esta Vicaría de la Juventud, que dará solidez, unidad, y múltiple organización a las Pastorales Juveniles en los próximos años».

Momento en que se lee Decreto Arzobispal y anuncia la constitución de la Vicaría de la Juventud de la Arquidiócesis de Lima

La Santa Misa de este domingo contó con la presencia del Colegio de Biólogos del Perú. También participó con su entusiasmo y alegría el Coro Juvenil Arquidiocesano.

Al término de la Eucaristía, todos los jóvenes de las delegaciones parroquiales se unieron a nuestro arzobispo y sus vicarios pastorales para decir en un efusivo grito: «¡Esta es la juventud de Lima!».

Escribe: Jessica Laurente

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Según la ONU, la violencia contra las mujeres, las niñas y los niños se ha vuelto una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas en el mundo. Se sabe que, a nivel mundial, 736 millones de mujeres, 1 de cada 3, han sido víctimas de violencia física y/o sexual, entre otros tipos, al menos una vez en su vida.

Asimismo, en nuestro país, la violencia contra la mujer no cesa y cada vez va en aumento. Según el INEI (2023) en el año 2022 se registraron a nivel nacional 147 feminicidios, cifra mayor a la del 2021, generandose, al menos, 3 muertes violentas de mujeres por razón de género y del total de estas, el 44,2% de las víctimas han sido menores de 30 años de edad.

En tal sentido, el Papa Francisco, en representación de la Iglesia Universal, viene haciendo un llamado constante a la humanidad para valorar y respetar la vida de las mujeres en el mundo: «¿Qué pasa con las muchas mujeres a las que se les ha arrebatado injustamente la vida? Pidámosle a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las lágrimas, pidámosle tener el corazón abierto, como los ninivitas, a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres. ¡No más muerte ni explotación!».

Iniciativas de Cáritas Lima para prevenir la violencia

En nuestra Arquidiócesis, Cáritas Lima, inspirada en el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, reconoce la problemática social que aqueja a muchas mujeres de nuestro país y del mundo. Para ello, desde este año, ha desarrollado una línea de intervención denominada “Entorno libre de violencia y atención al migrante”.

La iniciativa busca promover espacios en los cuales se brinden herramientas para la identificación de situaciones de violencia, con el objetivo de establecer una red de prevención y protección para mujeres, niños, niñas, adultos mayores y víctimas de violencia que se encuentran en situación vulnerable en pobreza y extrema pobreza. Es así como el ámbito de intervención está conformada por las 127 parroquias de los 21 distritos que integran la Arquidiócesis de Lima.

En lo que va del año, Cáritas ya ha realizado dos intervenciones de la mano de profesionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú. La primera intervención estuvo dirigida a estudiantes de los colegios parroquiales Virgen del Rosario, en Manchay, y Nuestra Señora de Montserrat, en Cercado de Lima. La segunda intervención fue un taller de primeros auxilios psicológicos, dirigido a los agentes pastorales de 5 parroquias, con el fin brindarles estrategias y herramientas para el fortalecimiento de la atención y contención a la población vulnerable expuesta a situaciones de crisis y/o emergencia.

De este modo, Cáritas Lima anunció que el proyecto está en su primera fase de implementación y tiene el deseo de que se pueda extender hacia más personas para el siguiente año, como las madres de las ollas comunes, entre otros grupos humanos, para sumar esfuerzos en favor de la prevención contra la violencia.

Testimonio de la Red Kawsay Perú

La hermana Rosario Casas Martínez es Carmelita Misionera y miembro de la red Kawsay, cuya misión es la prevención de la trata de personas. Desde su amplia experiencia, la religiosa nos explicó que una forma de violencia de género ocurre en la trata de mujeres y niños. Es por eso que la Red Kawsay Perú desarrolla campañas de sensibilización y concientización a través de charlas y talleres en colegios, universidades y otros grupos interesados.

“En la Red Kawsay impulsamos un trabajo de prevención para que no siga habiendo más víctimas y personas dañadas por este flagelo humano que convierte a la mujer y a todo ser humano en objeto y mercancía”, comentó.

Es necesario que actuemos juntos, de lo contrario, esto va a seguir creciendo y viviremos en una sociedad más herida y dañada por la trata de personas.

La hermana Rosario reflexionó sobre la importancia de la prevención en el cuidado de la vida de la mujer y los niños: «Todos somos responsables unos de otros, como lo hizo Jesús. Cambiemos la violencia por la ternura, el dolor por una caricia, el maltrato por el cariño y el golpe por el abrazo”.

Este 20 de noviembre celebramos el Día Mundial del Niño, fecha creada por las Naciones Unidas a fin de concientizar a los estados y a la sociedad sobre la necesidad de unir esfuerzos en favor del respeto de los derechos de los niños y niñas, especialmente, el derecho a la vida, la educación, a la recreación, la vida familiar, la seguridad y, sobre todo, a ser escuchados.

Recientemente, el Papa Francisco recibió en audiencia a más de siete mil niños y niñas de diferentes partes del mundo para escucharlos y responder a sus preguntas. Y entre las reflexiones más importantes, destacó: «La presencia de estos niños es un signo que llega directo al corazón de todos nosotros adultos. Y nosotros, las personas grandes, debemos mirar su espontaneidad y escuchar su mensaje».

En ese mismo espíritu, nuestra Iglesia de Lima, a través de sus comunidades parroquiales, viene promoviendo una serie de iniciativas para acompañar el desarrollo y crecimiento de cientos de niños. Este es el caso de la Parroquia Santa Magdalena Sofía Barat, que desde hace 16 años implementó el programa «Cunas Parroquiales».

Su Párroco, el Padre Arturo Alcos, nos explica el fin de este proyecto: “La idea surgió mientras visitábamos a las familias del cerro El Agustino. Me había percatado que en la calle y los parques, los niños estaban libres y expuestos a peligros. Entonces, decidimos ir creando las cunas parroquiales para que tengan un espacio donde puedan ser acogidos con amor y reciban alimentación”, señaló.

Acompañar en el desarrollo de la primera infancia

En la actualidad, la comunidad cuenta con cinco cunas parroquiales dedicadas al cuidado de más de un centenar de niños y niñas entre 0 y 3 años de edad. Los menores son acogidos por madres cuidadoras, quienes desarrollan una crianza con ternura sobre la base de tres aspectos fundamentales: la nutrición, la salud y el aprendizaje.

Vanessa Silvera es madre cuidadora de la cuna parroquial «Niña María», quien compartió su testimonio de servicio en la comunidad: “Me siento muy feliz durante todos los años que he trabajado. Lo he dado todo por los niños porque me gusta servir al indefenso. Es verdad que el camino no es fácil y el trabajo es duro, pero uno lo da todo por amor”, comentó emocionada.

En tanto, el Padre Alcos aseguró que en nuestro país se necesitan mayores iniciativas para proteger a los niños y las niñas. Y la Iglesia también tiene un rol importante en la promoción de estas acciones:

“La Iglesia, en El Agustino, siempre ha estado comprometida con las familias. No solamente podemos educar la fe de las personas, porque el ser humano no solamente tiene la dimensión espiritual, también tiene la dimensión corporal. Por eso, nosotros tenemos la misión de acompañar a nuestro pueblo, sobre todo, a los niños que están en la calle, ofreciéndoles espacios seguros para que puedan ser educados y recibir amor», agregó.

Como comunidad parroquial es importante que demos testimonio de Jesús desde el servicio a los demás. Cada día nos esforzamos para que en nuestros niños reciban una alimentación nutritiva en los comedores y ollas comunes.

PADRE ARTURO ALCOS

Entre las principales actividades que se realizan en las cinco cunas parroquiales de El Agustino, Vanessa Silvera explicó que los niños llegan desde muy temprano y reciben su desayuno. Posterior a la oración y las dinámicas de inicio, se desarrolla el contenido pedagógico del día. “Es necesario trabajar en el derecho a una educación temprana y el derecho a la salud. En nuestras cunas, por ejemplo, hablamos sobre la importancia de las vacunas y el control de crecimiento de los pequeños», precisó.

La mejor satisfacción que uno puede tener es ver que estos niños logran cosas. Esa es mi mayor satisfacción, que sean niños de bien en el futuro.

VANNESA SILVERA

Finalmente, en el marco del Día Mundial del Niño, el Padre Alcos hace un llamado a pensar en el futuro de las nuevas generaciones que guiarán el camino de la sociedad: «Necesitamos centrarnos más en las políticas de la niñez. Como sociedad y como Iglesia, tenemos que pensar también en nuestro futuro y en aquellos que, luego, van a seguir el camino que estamos forjando juntos».

El Pontífice celebra la Santa Misa con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra este XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario y hace reflexionar sobre nuestra conducta: “podemos multiplicar lo que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás, o podemos vivir bloqueados, pensando sólo en nosotros mismos, sin comprometernos”.

Fuente: Vatican News

En el día en el que se celebra la Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa desde la Basílica de San Pedro centrando su homilía en el evangelio hodierno, en el que el evangelista San Mateo nos presenta “la parábola de los talentos”. Dicha parábola nos habla de tres hombres que se encuentran con una enorme riqueza entre las manos, gracias a la generosidad de su señor que parte para un largo viaje. Ese patrón, sin embargo, un día volverá y llamará de nuevo a aquellos siervos, con la esperanza de poder gozar con ellos, por la forma en que, durante ese tiempo, hicieron fructificar sus bienes. Esta parábola “nos invita a detenernos en dos itinerarios: el viaje de Jesús y el viaje de nuestra vida” ha dicho el Papa Francisco.

El viaje de Jesús

Al inicio de la parábola, Él habla de «un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes». “Este “viaje” evoca el misterio mismo de Cristo, Dios hecho hombre, su resurrección y ascensión al cielo” ha explicado el Papa y continúa: “Al concluir su jornada terrena, Jesús emprende su “viaje de regreso” hacia el Padre. Pero, antes de partir nos entregó sus bienes, un auténtico “capital”: nos dejó a sí mismo en la Eucaristía, su Palabra de vida, a su Madre como Madre nuestra, y distribuyó los dones del Espíritu Santo para que nosotros podamos continuar su obra en el mundo”.

El viaje de nuestra vida

La parábola nos dice que cada uno de nosotros, según las propias capacidades y posibilidades, ha recibido los “dones del Espíritu Santo” o como ha dicho el Papa: “los talentos para una misión personal que el Señor nos confía en la vida cotidiana, en la sociedad y en la Iglesia”. Francisco nos pregunta hoy: ¿Qué camino seguimos en nuestra vida, el de Jesús que se hizo don o el del egoísmo? ¿El de las manos abiertas hacia los demás, para dar, para darnos, o el de las manos cerradas para tener más y quedarnos sólo con nosotros mismos? Y después advierte: “Cuidado, no nos dejemos engañar por el lenguaje común, aquí no se trata de capacidades personales, sino, como decíamos, de los bienes del Señor, de aquello que Cristo nos dejó al volver al Padre. Con esos bienes Él nos ha dado su Espíritu, enel cual fuimos hechos hijos de Dios y gracias al cual podemos gastar la vida dando testimonio del Evangelio y edificando el Reino de Dios”. De hecho – detalla – “el gran “capital” que ha sido puesto en nuestras manos es el amor del Señor, fundamento de nuestra vida y fuerza de nuestro camino”.

¿Qué camino recorremos nosotros: el de Jesús que se hizo don o el del egoísmo?

La parábola nos dice que los primeros dos servidores multiplicaron el don recibido, mientras el tercero, más que fiarse de su señor, le tuvo miedo y permaneció como paralizado, no arriesgó, no se involucró, y terminó por enterrar el talento. “Y esto vale también para nosotros, podemos multiplicar lo que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás, o podemos vivir bloqueados por una falsa imagen de Dios y, a causa del miedo, esconder bajo tierra el tesoro que hemos recibido, pensando sólo en nosotros mismos, sin apasionarnos más que por nuestras propias conveniencias e intereses, sin comprometernos” expresa el Papa.

“La cuestión es muy clara – insiste el Papa – los dos primeros negocian con los talentosos, arriesgan. Y la pregunta que me hago: ¿arriesgo yo, en mi vida? ¿Arriesgo con la fuerza de mi fe? ¿Sé yo, como cristiano, arriesgar, o me encierro en mí mismo por miedo o pusilanimidad?”

Colmados de dones, estamos llamados a hacernos don

“La parábola de los talentos nos sirve de advertencia para verificar con qué espíritu estamos afrontando el viaje de la vida – dice el Papa – pues hemos recibido del Señor el don de su amor y estamos llamados a ser don para los demás”. “Colmados de dones, estamos llamados a hacernos don” puntualiza, y explica que, las imágenes usadas por la parábola son muy elocuentes: “Si no multiplicamos el amor alrededor nuestro, la vida se apaga en las tinieblas; si no ponemos a circular los talentos recibidos, la existencia acaba bajo tierra, es decir, es como si estuviésemos ya muertos”. “¡Cuántos cristianos enterrados! ¡Cuántos cristianos viven la fe como bajo tierra!” exclama.

El Papa pide compartir nuestro pan y multiplicar el amor

Al final de su homilía, el Papa Francisco pide pensar en tantas pobrezas materiales, culturales y espirituales de nuestro mundo, en las existencias heridas que habitan en nuestras ciudades, en los pobres que se han convertido en invisibles, cuyo grito de dolor es sofocado por la indiferencia general de una sociedad muy ocupada y distraída. “Cuando pensamos en la pobreza, no debemos olvidar el pudor: la pobreza es recatada, se esconde. Debemos ir a buscarla, con valentía”.

Por último, pide pensar en “cuántos están oprimidos, cansados, marginados, en las víctimas de las guerras y en aquellos que dejan su tierra arriesgando la vida, en aquellos que están sin pan, sin trabajo y sin esperanza”. “Tantas pobrezas cotidianas. Y no son uno, dos o tres: son una multitud. Los pobres son una multitud” puntualiza. Y pensando en esta inmensa multitud de pobres, el mensaje del Evangelio es claro, ha concluido: “¡no enterremos los bienes del Señor! Hagamos que circule la caridad, compartamos nuestro pan, multipliquemos el amor. La pobreza es un escándalo”. Además, exhorta a rezar “para que cada uno de nosotros, según el don recibido y la misión que le ha sido confiada, se comprometa a “hacer fructificar la caridad” y a hacerse cercano a algún pobre”.

Acto de investidura contó con la presencia de Mons. Paolo Rocco Gualtieri, Nuncio Apostólico en el Perú, y Mons. Miguel Cabrejos, Presidente del Episcopado Peruano.

En su visita a la Diócesis de Chiclayo, los cardenales José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación del Vaticano, y Robert Francis Prevost, Prefecto del Dicasterio para los Obispos, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y Obispo Emérito de Chiclayo, recibieron el 16 de noviembre la distinción más alta de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (USAT): el título de Doctor Honoris Causa. 

También se entregó este reconocimiento a Mons. Jesús Moliné Labarta, Obispo Emérito de la Diócesis y Primer Gran Canciller de la casa de estudios.

«En el marco de los 25 años de creación de nuestra casa de estudios, es para mí un honor dar la bienvenida a esta ceremonia académica donde reconoceremos a tres académicos importantes para el mundo y nuestra institución». De esta manera, inició su discurso de bienvenida la rectora de la USAT, la Dra. Patricia Julia Campos Olazábal.

El primero en recibir esta distinción fue su Eminencia Reverendísima Cardenal José Tolentino de Mendoça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, quien fue reconocido por su servicio a la Iglesia y a la cultura, y por su profunda investigación bíblica y teológica plasmada en su prolífica producción literaria.

«Ser miembro de la comunidad universitaria de Chiclayó será siempre para mí un orgullo y testimonio en muchas partes del mundo. Pido a Dios que esta intitución sea siempre una comunidad de estudiosos que representen diversos campos del saber humano y una institución académica en la que el catolicismo este presente», ha expresado el Cardenal José Tolentino de Mendoça.

Asimismo, la USAT otorgó el grado de ‘Doctor Honoris Causa’ a su Eminencia Reverendísima Cardenal Robert Francis Prevost Martínez, Prefecto para el Dicasterio de los Obispos, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y Obispo Emérito de Chiclayo, en mérito a la rigurosidad académica con que acercó el Derecho Canónico a la vida cristiana, conjugando prudencia de pastor y urgencia misionera con el servicio abnegado al Sucesor de Pedro y a las iglesias particulares.

«Una de los grandes desafíos que hoy tenemos en todas las universidades católicas es encontrar la mejor manera para enseñar y promover un modo de pensar que busca unir los esfuerzas de la Iglesia Católica en todos los sectores de la sociedad», fueron las palabras del Cardenal Robert Francis Prevost Martínez.

Finalmente, se distinguió al Excelentísimo Monseñor Jesús Moliné Labarta, Obispo Emérito de Chiclayo y Primer Gran Canciller de la USAT, quien fue reconocido por su dedicación a la educación y a la historia, y por dar inicio a la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, contribuyendo así, con la evangelización de la cultura.

La solemne investidura estuvo presidido por el Administrador Apostólico de la Diócesis de Chiclayo, Mons. Guillermo Cornejo Monzón, quien entregó la medalla a cada candidato y les impuso el bonete laureado como símbolo antiquísimo y venerado del Magisterio, así como distintivo de sus estudios y merecimientos.

Este miércoles 15 de noviembre, la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) entregó la medalla de Honor R.P. Jorge Dintilhac SS.CC. a sus eminencias, los cardenales José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, y Robert Francis Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y Obispo Emérito de Chiclayo.

Ambos fueron recibidos por el Dr. Carlos Garatea Grau, rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú; el Gran Canciller de la PUCP, Cardenal Pedro Barreto Jiménez; el Nuncio Apostólico en el Perú del Papa Francisco, Mons. Paolo Rocco Gualtieri.

También estuvo presente el Presidente del Episcopado Peruano, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte; nuestro arzobispo de Lima, Mons. Carlos Castillo Mattasoglio; y el obispo auxiliar de Lima, Monseñor Juan José Salaverry.

El rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Dr. Carlos Garatea Grau, entregó la Medalla de Honor Jorge Dintilhac a los dos cardenales representantes de la Santa Sede.

«La visita de los cardenales Robert Prevost y José Tolentino Calaça de Mendoça demuestra de manera inequívoca que la relación que tenemos como Pontificia Universidad Católica del Perú con la Santa Sede y con la jerarquía de la Iglesia peruana es estupenda», expresó Garatea. «Además, es una relación fluida, de compañía, de diálogo y de una forma de buscar juntos siempre la mejora del bien común”, precisó.

Ante la presencia de sus eminencias, el Gran Canciller de la PUCP, cardenal Pedro Barreto, dijo: «Tenemos el privilegio, aunque sea de unas horas, de (recibir) a dos cardenales de la Iglesia. Para la Iglesia peruana, significa el reconocimiento importante de un obispo y hermano nuestro, como es el cardenal Robert Prevost. Él fue miembro de la Comisión Episcopal en la PUCP. Y el cardenal José Tolentino Calaça de Mendonça visita por primera vez a nuestra querida PUCP. Para nosotros, es un orgullo recibir a quien es como el ministro de Educación Católica de la Santa Sede, en representación del papa Francisco, para que la conozca directamente».

Después del recibimiento en las oficinas de Rectorado, todos se dirigieron al Complejo de Innovación Académica (CIA) para presentarse ante el Consejo Universitario, y entregar las Medallas de Honor R. P. Jorge Dintilhac a los cardenales Prevost y Tolentino. Los dos expresaron su alegría de estar en el campus de nuestra Universidad, así como el claro rol que la PUCP está teniendo como lugar de enseñanza.

«En su larga historia, la PUCP tiene un papel muy importante, sobre todo, en la preparación de las nuevas y futuras generaciones en cuanto a liderazgo y valores cristianos. La Universidad cumple un rol sustancial al tener presencia por ser católica. Además, puede enseñar tanto a la sociedad promoviendo valores, especialmente de paz, de diálogo, de saber resolver conflictos cuando los haya y que sufre el Perú tantas veces», comentó el cardenal Robert Prevost.

Por su parte, el cardenal José Tolentino Calaça de Mendonça manifestó: «La Universidad es, a su modo, una experiencia eclesial, porque es un lugar donde, por aquellas cosas que son específicas de una universidad –la búsqueda de la verdad a través de todos los saberes, la diversidad de los caminos del conocimiento–, todo eso, por fin, converge por la cuestión de los sentidos de nuestra existencia y de aquellas respuestas eternas a las grandes preguntas que el corazón del hombre, del ser humano, transporta siempre».

Durante su visita a la Pontificia Universidad Católica del Perú, el cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, dedicó unas palabras a la comunidad universitaria sobre la importancia de una teología transdiciplinar comprometida con la realidad social.

Discurso del Cardenal Tolentino de Mendonça

Me alegra mucho poder visitarlos, aunque sea rápidamente, en este viaje cuyo destino es Chiclayo. Agradezco al cardenal Pedro Barreto y al rector Carlos Garatea por la invitación que me han hecho. Saludo a todos los presentes: autoridades eclesiásticas, civiles, académicas, así como también a los profesores y a los estudiantes de esta hermosa y querida Universidad. Quien les habla recibió del Papa Francisco la misión de darle “espíritu y realidad» al nuevo Dicasterio dedicado a acompañar y a promover la educación y la cultura en una indisoluble sinergia. Así la antigua Congregación para la Educación Católica, de la que ustedes conocen bastante, se ha fusionado con el Pontificio Consejo para la Cultura, con la finalidad de evangelizar la educación sin menoscabar la cultura, y la cultura como constante expresión de la educación. En palabras del Papa Francisco, se trata de convertir la educación en una tarea capaz de “cultivar sin desarraigar, hacer crecer sin debilitar la identidad, promover sin invadir” (Querida Amazonia, nro 28).

Ahora, bien, ¿cómo se aplicaría esta tarea, aquí, en esta Pontificia Universidad? Ciertamente que después de tantos años -más de cien- preguntas relacionadas con la identidad y con la misión hallan respuestas inmediatas y sopesadas. Esta Universidad, como reza su misión, “es una comunidad académica plural y tolerante, respetuosa de la libertad de conciencia y religión, inspirada en principios éticos, democráticos y católicos».

Con todo, vale la pena recordar que los constantes cambios que estamos viviendo nos impulsan a profundizar, sin descanso, en la identidad y en la misión de nuestras instituciones católicas. Es verdad que hay principios que no son negociables, pero también es cierto que, si no sabemos actualizarnos, correremos el riesgo de presentarnos como retrógrados o anticuados, o, lo que es peor, como adoradores del pasado que fue y que más nunca será. Por eso, se requiere valentía y creatividad para exponer aquello en lo que creemos y por lo cual actuamos. En otras palabras, me pregunto cómo decirle al universitario de hoy que la formación integral que ofrece la Pontificia ha sido inspirada en el Evangelio y en la milenaria experiencia educativa de la Iglesia. Cómo explicarle que no queremos ni pretendemos reducir su libertad, sino más bien hacerle entender que la humanidad necesita de seres humanos responsables, profesionales o inspirados en una experiencia integral de sentido. Cómo decirle a nuestra juventud que el presente y el futuro exigen cambios personales para lograr los cambios culturales. Reconozco que no es sencillo, pero, lleno de esperanza, puedo decir que es posible.

Al respecto, el papa Francisco escribió una contundente frase en su última exhortación Laudate Deum que, a mi modo de ver, merecía jornadas de reflexión personal, grupal e institucional. Dijo el Santo Padre: “No hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas” (nro 70). 

En esta mañana, entonces, quisiera exponer, brevemente, un camino para suscitar el cambio en las personas (profesores y estudiantes). Cambio sin proselitismo y, sobre todo, con respeto a la propia libertad. Este camino tiene un nombre antiguo y un método, por así decirlo, novedoso. Se llama teología y a su criterio de estudio y aplicación se le conoce con el nombre de transdisciplinariedad. La teología, como afirma la Constitución apostólica Ex corde Ecclesiae, “desempeña un papel particularmente importante en la búsqueda de una síntesis del saber, como también en el diálogo entre fe y razón. Ella presta, además, una ayuda a todas las otras disciplinas en su búsqueda de significado, no solo ayudándoles a examinar de qué modo sus descubrimientos influyen sobre las personas y la sociedad, sino dándoles también una perspectiva y una orientación que no están contenidas en sus metodologías” (nro 19). Con ello se entiende que “la inteligencia humana se enriquece con la verdad superior que deriva del Evangelio” (nro 46). 

Cuando digo que acercarse a la teología para lograr ese plus en la inteligencia humana, me refiero a la incidencia del Departamento de Teología de esta Universidad, para decirle a la comunidad académica que existe la “necesidad de una auténtcia hermenéutica evangélica que ayude a comprender mejor la vida, el mundo, los hombres. No se trata de una mera síntesis sino de una atmósfera espiritual de búsqueda y certeza basada en las verdades de razón y de fe” (cf. Veritatis gaudium, Proemio, 3). 

Pero ¿cómo podría el departamento y los teólogos de esta casa de estudios alcanzar esta atmósfera? La constitución apostólica Veritatis gaudium del papa Francisco aconseja la transdisciplinariedad de la teología. Es decir, “no solo en su forma ‘débil’ de simple multidisciplinariedad, como planteamiento que favorece una mejor comprensión de un objeto de estudio, contemplándolo desde varios puntos de vista; sino también en su forma ‘fuerte’ de transdisciplinariedad, como ubicación y maduración de todo el saber en el espacio de Luz y de Vida ofrecido por la Sabiduría que brota de la Revelación de Dios“ (ibid, Proemio, 4c). 

La teología de esta Universidad, de acuerdo con las palabras que recientemente pronunció el Santo Padre a la Pontifica Academia de Teología, debe ser una teología fundamentalmente contextual, capaz de leer e interpretar el Evangelio en las condiciones en que viven diariamente los hombres y las mujeres, en los diferentes ambientes geográficos, sociales y culturales, y que tenga como arquetipo la Encarnación del Logos eterno, su entrada en la cultura, en la visión del mundo, en la tradición religiosa de un pueblo. Debe ser, además, una teología que goce de una dimensión sapiencial. Esto es, que contribuya al debate que existe sobre la necesidad de repensar el pensamiento, mostrándose como un verdadero saber crítico, como un saber sapiencial, no abstracto e ideológico, sino espiritual, desarrollado de rodillas, preñado de adoración y oración; una teología que sea un conocimiento trascendente y, al mismo tiempo, atenta a la voz del pueblo, por tanto, una teología “popular”, dirigida misericordiosamente a las heridas abiertas de la humanidad y de la creación, y, dentro de los pliegues de la historia humana, la que profetiza esperanza. 

Estimado hermano, su eminencia, cardenal Barreto, Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica del Perú, ilustre rector, vicerrectores y demás autoridades. He querido centrar este mi primer mensaje a la Universidad en la teología, con la intención de recordar la importancia de esta hermosa ciencia. Debemos convencer a los teólogos a ser transdisciplinares y a quienes no lo son a no tenerle miedo a la teología. Antiguamente, se llegó a decir, por desgracia, que la filosofía era la esclava de la teología. Hoy, muchos estudiosos y profesionales consideran a la teología como una disciplina sin fundamento, sin sentido. Les pido unir fuerzas, incluso con los profesores de la Pontificia y Civil Facultad de Teología de Lima, para lograr que la teología en esta Universidad se haga cargo de los desafíos: no solo de los experimentados dentro de la Iglesia, sino también de los que afectan a todo el mundo y que se viven por las calles de Latinoamérica. Que los profesores de teología no se conformen con una teología de despacho (cf. Francisco, Carta en ocasión de los 100 años de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Argentina). Ese es mi deseo para esta Universidad. 

Finalmente, agradezco a todos ustedes por la distinción que me han otorgado como Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación. Pido al Espíritu Santo que siga iluminando la misión educativa que ustedes realizan. Que María, sede de la sabiduría, los bendiga. 

Mucha gracias.

Cardenal José Tolentino de Mendoça
Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación

12/11/23 Confirmación PUCP. Oficiado por el Arzobispo Carlos Castillo © Victor Idrogo / Icónica

Más de 100 jóvenes estudiantes y egresados de la Pontificia Universidad Católica del Perú, recibieron el sacramento de la Confirmación de manos de Monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima. La celebración tuvo lugar en el Coliseo Polideportivo de la universidad.

En su homilía, Monseñor Carlos Castillo reflexionó sobre la importancia de vivir la belleza de la fe a través del testimonio de los jóvenes, conversando sobre sus problemas, escuchando al Señor en cada situación de la vida, y tratando de entender cómo está presente el Espíritu en las relaciones humanas.

12/11/23 Confirmación PUCP. Oficiado por el Arzobispo Carlos Castillo © Victor Idrogo / Icónica

El arzobispo explicó que la Confirmación marca una nueva etapa en la vida de toda persona: ser un cristiano reflexivo que sabe re-pensar y vivir la fe como «un proceso creador ante la situación y el dolor ajeno, en cada circunstancia y en cada momento, no repitiendo fórmulas o petrificándose en costumbres».

El Primado del Perú, quien también se desempeña como docente del Departamento Académico de Teología PUCP, resaltó que la experiencia compartida en el CAPU durante este año de formación, es la «experiencia de la comunidad cristiana que sabe vivir en la diversidad y promover relaciones de amistad de generación en generación. Ahí es donde habita el Señor, en las relaciones humanas», acotó.

Necesitamos aprender a acoger lo bueno del pasado, recoger la inspiración del presente, caminar hacia el futuro con nuevas iniciativas y transformar la Iglesia sinodalmente.

12/11/23 Confirmación PUCP. Oficiado por el Arzobispo Carlos Castillo © Victor Idrogo / Icónica

En el marco de la VII Jornada Mundial de los Pobres, próxima a celebrarse este domingo 19 de noviembre, Cáritas Lima anunció una serie de actividades con el propósito de crear conciencia sobre la pobreza y la inseguridad alimentaria que se vive en el Perú.

Fuente: Caritas Lima

Cada domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, la Iglesia católica en todo el mundo se une para conmemorar la Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el Papa Francisco y cuyo lema de este año es “No apartes tu rostro del pobre”. Este llamado nos impulsa a promover la solidaridad y extender la mano a todos aquellos hermanos que, por diversas razones, viven en situación de vulnerabilidad.

Como Iglesia, nuestra opción siempre será por los pobres. Siguiendo el mandato del Evangelio, asumimos una responsabilidad solidaria de cuidar de nuestros hermanos y hermanas que enfrentan dificultades, especialmente ahora que nos encontramos en un momento crucial de post-pandemia COVID-19 y una crisis global que nos muestra el rostro más crudo de la pobreza.

Según la FAO, el año 2022 encuentra al Perú con 16.6 millones de peruanos y peruanas en inseguridad alimentaria, un aumento vertiginoso nunca antes observado en el país. Antes de la pandemia, el Perú estaba por encima de los 8 millones de personas en esta condición. Eso quiere decir que el impacto de la pandemia COVID-19 duplicó dicho número. ¿En qué se traduce esto? De acuerdo al INEI, en que 6 de cada 10 hogares han enfrentado la falta de alimentos y 7 de cada 10 han tenido que reducir su consumo de nutrientes, colocando al Perú en el país con mayor inseguridad alimentaria de Sudamérica.

Bajo esta mirada, Cáritas Lima, brazo social del Arzobispado de Lima, ha diseñado un programa de actividades para conocer y actuar frente a la realidad apremiante:

I. Integración con Lideresas de las ollas comunes / 17 Noviembre

Reconociendo el esfuerzo de las mujeres que lideran las ollas comunes para luchar incansablemente contra el hambre en sus comunidades, hemos convocado a 50 lideresas de diferentes parroquias para compartir con ellas una jornada de reflexión sobre su invaluable contribución a la sociedad. Es el momento de hacerles saber que no están solas y que caminamos, como Iglesia, junto a ellas.

II. Webinar: «Mirar con la lupa de la realidad: Pobreza e inseguridad alimentaria»

El viernes 17 de noviembre, desde las 7:00 pm., Caritas Lima organizará el webinar virtual «Mirar con la lupa de la realidad: Pobreza e inseguridad alimentaria». El webinario se transmitirá en vivo a través de las páginas de Facebook de Cáritas Lima y el Arzobispado de Lima, y tiene como objetivo sensibilizar a la comunidad universitaria y al público en general sobre la creciente pobreza en el Perú y su impacto en la inseguridad alimentaria. Monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima, ofrecerá la apertura del evento con una reflexión pastoral sobre las dimensiones de la pobreza y la importancia de trabajar juntos para superarla.

El programa incluye dos temas fundamentales. En primer lugar, se abordará el “incremento de la pobreza urbana” en el Perú, destacando los desafíos que enfrentan las poblaciones urbanas en situación de vulnerabilidad. La segunda parte presenta las iniciativas de respuesta que hay desde sociedad civil y la academia para encarar la inseguridad alimentaria.

El encuentro virtual reunirá a importantes ponentes, entre ellos a Katherine Curi Quinto, responsable del Grupo de Investigación en Nutrición Poblacional y Seguridad Alimentaria, como representante de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL); Silvana Vargas Winstanley, directora de la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS), en representación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP); Inés Evaristo Chiyong, Gerenta de Diversidad, Inclusión, Sostenibilidad y Responsabilidad Social Universitaria (RSU), en representación de la Universidad Tecnológica del Perú; y Melva Acosta, presidenta de la Red de Ollas Comunes del Rímac.

III. Espiritualidad y Hospitalidad con adultos mayores / 18 Noviembre

El día central de la Jornada Mundial de los Pobres será un encuentro de integración con más 200 adultos mayores en situación de vulnerabilidad, a quienes la parroquia Santa Magdalena Sofía Barat en El Agustino brinda acogida.

Durante el evento, se llevará a cabo una feria de servicios sociales gratuita, donde contaremos con la participación de programas tales como Pensión 65, MIDIS, el Programa de Atención al Adulto Mayor del MIMP, la Plataforma de Atención a los Más Necesitados de la Municipalidad de Lima y CIAM – LIMA, quienes brindará orientación y atención a los adultos mayores asistentes.

La Santa Eucaristía, presidida por el Padre Arturo Alcos, será el momento espiritual de unión. Y, como broche de oro para concluir esta jornada de amor, nuestros invitados y voluntarios se reunirán para compartir un almuerzo, sellando así este día de caridad y fraternidad.

IV. Alegría y Caridad / 18 Noviembre

Cáritas Lima estará presente en el FestiUSIL, evento artístico y deportivo que se llevará a cabo el 18 de noviembre en el campus de la Universidad San Ignacio de Loyola. Durante este día, se realizará una importante campaña de recolección de alimentos no perecibles, como arroz, menestras, leche, aceite, conservas y azúcar, con el objetivo de alcanzar la meta de recaudar 2 toneladas de víveres.

Esta noble iniciativa tiene un propósito fundamental: brindar apoyo a las ollas comunes de las parroquias ubicadas en zonas altamente vulnerables ubicadas en los distritos de Rimac, Cercado de Lima, El Agustino, Pachacamac y Cieneguilla a las cuales Cáritas Lima entrega mensualmente 23 kits de víveres compuestos con productos alimenticios básicos, como avena, leche, menestras, conservas, arroz y otros elementos esenciales, que son fundamentales para brindar 45,000 raciones de alimento al mes. Esto se traduce en un total de 540,000 raciones al año que benefician directamente a las personas más vulnerables.

V. Misa central en Catedral de Lima / 19 Noviembre

Finalmente, en el día central de la Jornada Mundial de los Pobres, nos congregaremos en la Basílica Catedral de Lima para participar de la Eucaristía presidida por nuestro arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo.

Central telefónica
(511)2037700