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1. Ante las medidas sanitarias tomadas por las entidades estatales responsables de la Salud, el Arzobispado de Lima invita a todos los fieles católicos a procurar el respeto, cumplimiento y puesta en práctica eficiente de dichas medidas en todos los recintos cerrados donde haya peligro de contagio.

2. Se recuerda la obligatoriedad de la presentación del carné de vacunación actualizado para acceder a cualquiera de nuestros recintos. Cada parroquia debe organizar el modo de control eficaz.

3. Recordamos que aún se mantiene en suspensión la obligatoriedad de asistencia a misa presencialmente, pudiéndose recurrir a las transmisiones virtuales en redes sociales.

4. Las informaciones sobre la tendencia al alza en el número de contagiados de Covid 19, y el peligro a las nuevas formas de virus Delta y Ómicron, llaman urgentemente a todos a una actitud de alerta responsable, que nos permita una experiencia de celebraciones navideñas de felicidad y no de tristeza. Por ello, tomemos todas las medidas adecuadas para evitar más contagios.

5. Llamamos, especialmente a los jóvenes no vacunados, a hacerlo lo antes posible, dado que los informes arrojan mayor alza de casos entre ellos.

Unidos y vacunados todos por la pronta recuperación de nuestra sociedad, este arzobispado les desea una Feliz Navidad y un Año Nuevo esperanzador.

Lima, 22 de diciembre 2021
Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima.

Al conmemorarse el 50 aniversario de la Parroquia San Juan Macías, ubicada en el distrito de San Luis, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, presidió la Celebración Eucarística en Acción de Gracias por todos estos años de vida comunitaria, acción solidaria y evangelización.

Nuestra Arquidiócesis de Lima se llena de alegría al cumplirse 50 años desde la creación de la Parroquia San Juan Macías. Por eso, la comunidad de laicos junto a su Párroco Gildo Flores, se organizó para reencontrarse respetando los protocolos de bioseguridad.

Durante la Celebración Eucarística, Monseñor Castillo rememoró cómo fue que surgieron muchas de las parroquias de nuestra ciudad, entre ellas, la comunidad de San Juan Macías: “El Cardenal Juan Landázuri había querido que las nuevas zonas de Lima se puedan desarrollar en distintas parroquias. Habían venido muchos misioneros, y en el año 1968 hicimos un encuentro junto a los obispos auxiliares de aquella época y más de 3 mil delegados de todas las nuevas parroquias que empezaban nacer. Así empezó este gran movimiento, después del Concilio Vaticano II”, recordó el prelado.

El Señor seimpre se fija en lo pequeño para construir lo grande.

Evidentemente emocionado, nuestro Arzobispo de Lima resaltó la calidez, sencillez y unidad que siempre ha caracterizado a la Parroquia San Juan Macías: “Esta es una de las parroquias más pequeñas, pero más unida, bajo esta figura extraordinaria de San Juan Macías, uno de nuestros santos más queridos. Y es que el Señor siempre se fija en lo pequeño, para construir lo grande, siempre desde lo pequeño, para que recuerde que la pequeñez es el punto de partida para que la grandeza sea de servicio, y que luego, no se olvide de los pequeños”.

En otro momento, comentando el Evangelio de Lucas (1, 39-45), que narra la visita de María a su prima Isabel, Monseñor Castillo aseguró que es importante que todos los cristianos sigamos el ejemplo de servicio y amor gratuito de María, que siendo la Madre del Señor, no se quedó problematizada en su casa una vez que salió encinta: «Lo primero que hizo María no es seguir adentrada en el problema que ella tenía, sino se alzó, se levantó y fue de prisa para ayuda a Isabel. María no va por curiosa, va porque sabe que, siendo mayor Isabel, puede pasar algo grave, así que va a acompañarla y a servirla», indicó.

Innovar nuevas formas de vivir en situaciones complejas.

De otro lado, el Primado del Perú hizo un llamado a tener la misma actitud de María para vivir en apertura a la novedad que Dios tiene para nosotros, innovando nuevas formas de vivir en situaciones complejas y superando algunos tipos de costumbres que no son de acorde a los tiempos que vivimos:

“¿Qué pasa si hacemos las cosas simplemente porque tenemos costumbre? Pues obedecemos más a la costumbre establecida, a la ley, y nos olvidamos de la situación concreta, actuamos como autómatas, como robots. Y el robot no piensa, repite, porque no tiene imaginación, no puede enfrentar lo nuevo. Innova solamente el ser humano, porque somos imagen y semejanza de Dios que es innovador y creativo, y todos poseemos esa condición creativa”, precisó.

Si esta Parroquia ha durado todos estos años, es porque aprendió a apreciarse. Y todos estamos llamados a escucharnos y apreciarnos, como lo hizo en vida Juan Macías.

El Arzobispo de Lima exhortó a que vivamos haciendo lo justo y adecuado en cada situación, dejándonos inspirar por la fe y el Espíritu del Señor que pulula en las calles y barrios de nuestra ciudad: «¡Qué lindo es vivir inspirados! Eso nos hace sentir las cosas de otra manera, sabiendo recoger lo más neto que Dios nos ha dejado y que sea el secreto de estar metido en nosotros, los pequeños y las personas débiles», destacó.

Que el Señor nos inspire, nos aliente y nos bendiga. Bienaventurados también todos los laicos que han pasado por San Juan Macías, porque han hallado la Gracia en el Señor. Bendito el fruto de su trabajo, de su esfuerzo, de su inspiración, de su cariño y de su fe.

En las últimas semanas, nuestra Arquidiócesis de Lima emprendió una cruzada solidaria denominada: «Unidos y solidarios por los damnificados del terremoto», convirtiendo todas nuestras Parroquias en centros de acopio temporales para la recepción de víveres y donativos. A la fecha, nos alegra anunciar que se han recaudado alrededor de 14 toneladas en donativos de ropa, mantas, alimentos no perecibles, paquetes de agua y mascarillas KN 95. Todo irá dirigido a nuestros hermanos de la región amazónica del norte del Perú.

¡Una gran alegría nos ha llegado! El espíritu solidario de nuestras comunidades parroquiales ha hecho posible que nos movilicemos en favor de nuestros hermanos más necesitados. En apenas dos semanas, nuestra campaña humanitaria ha podido recepcionar 13.7 toneladas de víveres que se distribuirán a los sectores más afectados por el último terremoto de magnitud 7.5 en el interior del país.

Pero eso no es todo, porque las cuentas de Cáritas Lima han registrado aportes económicos que bordean los 15 mil soles y los 1130 dólares, montos que serán destinados para beneficio de nuestros hermanos del Amazonas.

En ese sentido, Jorge Herrera, Director General de Cáritas Lima, agradeció a todas las personas de buena voluntad, empresas e instituciones que han sumado su granito de arena para hacer realidad este sueño: «A través de estas acciones humanitarias nos permiten acompañar a nuestros hermanos damnificados por el terremoto, animándolos a levantarse de esta desgracia, sabiendo que Dios se hace presente mediante gestos de amor y solidaridad”, expresó Herrera.

El trasladado de todos los donativos recaudados por nuestras Parroquias de Lima y Cáritas Lima será posible gracias al apoyo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), aliado estratégico de nuestra Cáritas. Como se recuerda, muchas carreteras continúan interrumpidas a causa del terremoto.

Finalmente, en coordinación con la Diócesis de Chachapoyas y el Vicariato de Jaén, se ha previsto la entrega de donaciones a las familias damnificadas en situación de riesgo y vulnerabilidad que no hayan recibido apoyo del estado.

¡Aún estás a tiempo! Si aún deseas entregar tus donaciones, puedes acercarte a tu parroquia más cercana o a los almacenes de Cáritas Lima ubicado en Jr. Chancay 282 en Cercado de Lima.

En este IV Domingo de Adviento, Monseñor Guillermo Cornejo, Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis de Lima, nos invita a tener una actitud de visita, acogida y servicio a los demás, como la tuvo María cuando visitó a su prima Isabel: «Al enterarse que tiene la gran misión de ser la Madre del Niño Jesús, lo primero que hace María es servir, amar, y ésa debe ser la actitud de todos nosotros», reflexionó.

Al llegar al último domingo de Adviento, Monseñor Cornejo explicó que nos acercamos al nacimiento de Jesús recordando la maravillosa experiencia de María en su cuentro con Isabel: «Se trata de una visita inesperada de María, que llena de gozo a Isabel y a su niño. Es el primer gran gozo luego del anuncio del Ángel Gabriel a María. Y nosotros debemos de sentir ese gozo de Isabel y de su hijo cuando salta el niño al saber que la madre de su Señor ha venido a visitarlo, ese gozo que debe tener toda nuestra Iglesia en este tiempo de gracia», expresó el obispo.

Guillermo Cornejo resaltó la actitud que tuvo María de visitar a su prima Isabel, una actitud que nos recuerda que nuestra Iglesia debe ser servidora: «Al enterarse que tiene la gran misión de ser la Madre del Niño Jesús, lo primero que hace María es servir, amar, y ésa debe ser la actitud de todos nosotros», recordó.

Que sea nuestra mejor Navidad, una Navidad de amor, una Navidad de caridad, una Navidad preocupada con Dios y con el prójimo, con los más necesitados. Nada es más grande, no hay amor más grande, que dar la vida por los amigos.

El obipso auxiliar hizo un llamado a vivir este tiempo de Adviento recordando a los que más sufren, especialmente a los pobres, porque a través de un acto amor, también nace Jesús en nuestros corazones: «Que este tiempo de Adviento, que el testimonio de Isabel y María que se encuentran y nos llena de gozo a toda la Iglesia, sea un auténtico testimonio de vida para todos nosotros. Que este tiempo de Iglesia eclesial, de asamblea eclesial, sea un tiempo de renovación total en nuestra Iglesia, siguiendo el ejemplo de este cuarto domingo de Adviento», concluyó.

El Museo Catedral de Lima, el Ministerio de Cultura y la Asociación de Artesanos “Manos Creadoras”, inauguraron una edición de la feria “Manos Creadoras 2021”, que se llevará a cabo del 16 al 23 de diciembre en los exteriores de la Catedral de Lima. El ingreso es libre.

La feria ‘Manos Creadores’ cuenta con la participación de más de 30 maestros artesanos de diversas regiones de nuestro país, quienes vienen exponiendo piezas de arte utilitario, ceremonial y decorativo. Se trata de una linda oportunidad para apreciar la gran variedad de arte popular y adquirir diversos objetos hechos en madera, cerámica, vidrio y cuero, así como textiles, tapices, imaginería y joyería.

Asimismo, durante los 8 días de ‘Manos Creadora 2021’, los maestros artesanos realizarán talleres de artesanía, cerámica, arte colonial, cuero repujado, tejido en fibra vegetal, retablos ayacuchanos, bisutería shipiba entre otros.

Los talleres artesanales estarán disponibles durante la tarde, y junto a ellos, también se incluirán algunos espectáculos artísticos para niños y adultos como danzas típicas y música tradicional de nuestro país, títeres y cuenta cuentos.

Conmemorando también el Día Internacional del Migrante, el maestro artesano ayacuchano Gabriel Ataucusi y artistas venezolanos elaborarán un retablo en formato grande que será intervenido con pinturas que reflejan la riqueza cultural de ambos países acompañado de frases de unión e integración.

A puertas del cierre escolar 2021, Monseñor Juan José Salaverry, Obispo Auxiliar de Lima, presidió la Celebración Eucarística en Acción de Gracias por los maestros que integran la Oficina de Educación Católica (ODEC) del Arzobispado de Lima.

La Santa Misa se llevó a cabo en la Parroquia Santísimo Nombre de Jesús, en el distrito de San Borja, y contó con la participación virtual de los maestros de Educación Religiosa de los diferentes colegios de nuestra ciudad.

Al inicio de su Homilía, nuestro Obispo Auxiliar de Lima señaló que esta Celebración de fin de año es similar al momento del Ofertorio, porque le presentamos al Señor todo lo vivido: “Celebrar la Eucaristía de clausura es como un gran ofertorio, es presentar ante el altar del Señor todos nuestros esfuerzos, fatigas, ilusiones, pero también todas nuestras fallas, para que el Señor las reciba y con su gracia, purifique todas aquellas cosas que nos han faltado empujar un poquito durante el año”.

De otro lado, Monseñor Salaverry sostuvo que la tarea que los maestros de ODEC Lima realizan es una tarea ardua y con mucha responsabilidad, en favor de la fe puesta en el Señor: “La labor que ustedes realizan, la realizan en nombre de la Iglesia y de Cristo, por eso, la responsabilidad es doble, porque es hacia su propia vocación como docentes y como creyentes, como hombres y mujeres que transmiten la fe a aquellas personas que necesitan de la formación, del acompañamiento, de la presencia de la Iglesia que articula su misión con la ayuda de cada uno de ustedes”.

De otro lado, citando al profeta Isaías, nuestro Obispo Auxiliar se refirió a la misión que cada maestro tiene, la cual, además de impartir la fe, también es la de llevar esperanza a la humanidad: “necesitamos que ustedes sean portadores de esperanza, de la esperanza del profeta. La Iglesia necesita reavivar su esperanza, la humanidad necesita esperanza para vivir, tienen que ir construyendo la esperanza en estos jóvenes y niños que forman”.

Citando el Evangelio de San Lucas (7, 24-30), en la cual Jesús les habla a sus discípulos sobre Juan, el Bautista, Monseñor Salaverry refiere que, siguiendo este pasaje, invita a los maestros a ser primero, creyentes y ver en cada niño o adulto a su prójimo.

Finalmente, Salaverry agradeciendo nuevamente a los maestros, les pidió mantener viva la esperanza en Dios y en la humanidad para construir, en unidad, el Reino de Dios como el Papa Francisco lo cita en su Fratelli Tutti.

En este Tercer Domingo de Adviento, también llamado Domingo de la Alegría, Monseñor Juan José Salaverry, Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis de Lima, nos invita a prepararnos para la llegada del Señor poniendo en práctica la solidaridad fraterna, con un sentido de justicia y ofreciendo nuestra vida a los demás.

En la reflexión de este III Domingo de Adviento, Monseñor Salaverry sostiene que todos estamos llamados a asumir nuestro proceso de conversión con esperanza y alegría: “Una conversión no es un proceso de tristeza y de melancolía por las cosas que dejamos de hacer o las que dejamos de tener, sino que está llena de alegría. Por eso, este es el domingo de la alegría y del gozo”.

Citando en Evangelio de San Lucas (3, 10-18), que relata la historia de Juan Bautista y su respuesta a las constantes preguntas que le hacía el pueblo para alcanzar el Reino de Dios, nuestro Obispo Auxiliar de Lima, explicó que este tipo de preguntas deben ser planteadas en nuestra vida diaria, disponiendo nuestros corazones para atender a la respuesta que recibamos de Dios:

«Nosotros también, hoy, debemos de preguntarnos qué debemos hacer con nuestras vidas, para poder alcanzar la promesa de este Reino que nos llena de alegría, de este Reino de justicia y de paz. A cada uno de nosotros se nos dará una respuesta distinta, porque cada uno de nosotros tiene distintos ministerios, tiene distintas responsabilidades, porque cada uno de nosotros es una historia distinta, pero todas nuestras historias y todos nuestros ministerios deben de encontrar la unidad en la disposición que asumamos durante este Adviento para prepararnos para la venida del Señor. Que cada uno, según su propia realidad, haga lo que tiene que hacer», comentó Juan José Salaverry.

El obispo auxiliar recalcó que el Adviento es un tiempo para compartir con los demás y practicar la solidaridad, especialmente con nuestros hermanos más olvidados: “Tal vez ya hemos tomado algunas actitudes, ya hemos marcado algunos propósitos, hemos preparado nuestra corona de Adviento, hemos armado el árbol de Navidad, estamos preparando el Belén para venerar al niño en la noche de Navidad, pero debemos de practicar la caridad, la solidaridad fraterna, entregar a los demás la otra túnica que tenemos, como dice el Evangelio, actuar en la justicia como les dice Juan a los publicanos, debemos de vivir en paz con los demás”.

La mañana del miércoles 8 de diciembre, la Catedral de Lima abrió sus puertas para llenarse del espíritu y la alegría de nuestros niños que realizaron su Primera Comunión. El encargado de presidir la Celebración Eucarística fue el Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo.

Comentando el Evangelio de Lucas (1, 26-38), que narra la Anunciación del Ángel Gabriel, Monseñor Castillo explicó que este relato nos recuerda la delicadeza que tiene el Señor para dirigirse a María con un piropo: ¡Llena de gracia! Dice el Ángel, es decir, la abundante de gracia, porque es amada por Dios: «Cuando nosotros somos amados, siempre nos va bien, inclusive en las malas situaciones, porque nos quiere nuestro papá, nos quiere nuestra mamá, nos quiere María y nuestro Dios, que nos ama de corazón porque somos sus hijos», indicó.

El camino de Jesús en este mundo comienza con una palabra del Ángel Gabriel: ¡Alégrate! Entonces, estamos en la religión de la alegría, no de la tristeza. Y la alegría significa maravilla, plenitud, confianza, amistad, abundancia de bienes, de amistad y de compartir.

El Arzobispo de Lima aseguró que, a pesar que algunos no podamos entenderlo, todos somos amados gratuita y generosamente para vivir alegres en Dios, y desde esa alegría profunda que recibimos, poder enfrentar toda la vida que viene.

Así como María acogió, en su seno, la sombra del Espíritu que la hizo generar en esta vida a Jesús, nosotros también estamos llamados a vivir acogiendo a Dios que nos ama abundantemente.

En otro momento, Monseñor Castillo resaltó la actitud que tuvo María al aceptar el don de Dios: «Ella no se creyó la divina pomada, ella aceptó humildemente la voluntad de Dios sin sentirse merecedora de ese amor. Y ésa es la vida que ustedes van a llevar ahora niños y niñas, ustedes van a acoger a Jesús en su seno también y en su ser».

El camino no es tanto temerle a Dios, sino comprender a Dios, tratar de colocarse en sintonía con el Señor, para poder hacer, según su voluntad, que en nuestra vida la fuerza del amor de Dios coincida con nuestras decisiones, y nuestras decisiones coincidan con la voluntad del Señor.

Monseñor Castillo reiteró que la comunión es aquella comida que nos vuelve hermanos de todos los seres humanos, porque es el Hijo del Padre el que nos hace hermanos: «El Padre nos manda a su Hijo que, a su vez, se quiso plasmar en el cuerpo y la sangre, en una presencia real que nos impulse a ser hermanos los unos de los otros», recalcó.

Un día como hoy, 08 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, Monseñor Guillermo Cornejo fue consagrado sacerdote del Pueblo de Dios. Desde entonces, han pasado 27 años de un largo camino acompañando y escuchando a los sectores más marginados de nuestra ciudad.

Escribe: Jessica Laurente.

Desde muy pequeño, los padres del obispo auxiliar, Guillermo y Miguelina, inculcaron en el corazón de su familia valores como la fraternidad, el amor y la justicia. Así lo recordó con emoción Monseñor Cornejo: “Cuando terminé el colegio militar Leoncio Prado, ingresé a la parroquia y participaba en las comunidades visitando a los ancianos, a los presos. Todo lo que me inculcaron mis padres dio fruto en mis años de laico en la Parroquia La Encarnación, donde hice de Jesucristo en Semana Santa. Eso me marcó muchísimo”, expresó.

Es así que, poco a poco, nuestro Obispo Auxiliar de Lima fue descubriendo su vocación hasta que se animó a postular al Seminario Casa de Nazaret, y posteriormente al Seminario Santo Toribio de Mogrovejo: “La gente no creía que quería ser sacerdote porque era muy alegre, inquieto, muy movido. Salvo mi mamá, mi abuelita, mis hermanos y amigos más cercanos, nadie confiaba en mí», dijo entre risas.

Monseñor Cornejo y su experiencia en la Pastoral carcelaria.

Ya ordenado sacerdote desde 1994, el camino de Monseñor Cornejo ha tenido un paso importante por la Pastoral carcelaria y de la tercera edad en la Diócesis de Lurín: “Cuando era estudiante iba al Ermelinda Carrera, Maranguita y Santa Margarita. Pienso que todos los seres humanos somos buenos, porque somos hechura de Dios y semejantes a Él, entonces, incluso los que están en la cárcel, son personas valiosas”.

Hasta el día de hoy, Monseñor Cornejo sigue asistiendo a las cárceles y compartiendo experiencias con los internos de los penales: “Cada vez que voy al penal me siento muy bien con mis hermanos internos. Ellos se conmueven, quieren invitarme cosas, yo también estoy ahí queriendo apoyarlos. Allí uno se da cuenta que Dios no ha hecho nada malo, sino que, muchas veces, ellos se han sentido abandonados y la tentación ha sido grande”, reflexionó.

Reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes.

Recientemente, Guillermo Cornejo representó a nuestra Arquidiócesis de Lima en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. El obispo auxiliar ha querido destacar la gran participación de los jóvenes durante el proceso de escucha, y por eso, afirma que es necesario reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes: «ellos son agentes de transformación en la comunidad eclesial y en la sociedad», resaltó.

Por otro lado, Monseñor Cornejo también considera relevante que la Iglesia afiance aún más los procesos de sinodalidad y escucha: “Yo creo que, si fomentamos ello, vamos a ser realmente entes transformadores. Queremos cambiar, queremos mejorar, queremos convertirnos, queremos empezar una nueva vida, queremos transformarnos, queremos una Iglesia más sensible, una Iglesia abierta, una Iglesia acogedora, una Iglesia transformadora y transformada, una Iglesia de conversión, una Iglesia donde acojamos a todos, especialmente a los pobres, a los excluidos, a los que sufren, a los ancianitos, a los que están en la cárcel, a los enfermos y a todos los que tienen dificultades”, es la esperanza del obispo auxiliar.

Al cumplirse 27 años de vida pastoral, Cornejo hace un llamado a seguir forjando una Iglesia misionera en salida y a no desanimarmos en las situaciones de adversidad: “Hoy más que nunca, necesitamos una nueva Iglesia, pero eso va a depender muchísimo de que nos convirtamos y que tengamos una nueva actitud en estos momentos difíciles. Ya es tiempo de mejorar, ya es tiempo de cambiar y empezar una nueva vida en el nombre del Señor», señaló.

En el incio del Segundo Domingo de Adviento, Monseñor Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de Lima, nos invita a prepararnos para la llegada del Señor saliendo en misión al encuentro del hermano que sufre y nos necesita: «La mejor manera de esperar el acontecimiento del nacimiento del Señor es saliendo a su encuentro, porque ese acontecimiento necesita nuestra colaboración, es decir, abrirnos a la gracia, abrirnos a lo que Dios nos ofrece», reflexionó.

Monseñor Rodríguez explicó que el Adviento es un tiempo privilegiado y bendecido por el Señor para «rescatar y vivir en profundidad algunas características del cristiano como la esperanza, la caridad, el perdón y la oración».

Poner en práctica la palabra del Maestro es no solamente hacer lo que Él hizo o repetir sus obras, también es sentir como Él sintió y pensar como Él pensó.

En ese sentido, Ricardo Rodríguez afirmó que el tiempo de Adviento «nos recuerda la esencia de la esperanza cristiana que, a diferencia de cualquier otro concepto que se ha desarrollado en el tiempo, tiene la acción como virtud actuante, es decir, no se trata de aguardar que algo suceda o venga, yo espero en el Señor haciendo las cosas del Señor».

Salir al encuentro para abrirnos a la gracia de Dios.

En esta segunda semana de Adviento, el Obispo Auxiliar de Lima señaló que la esperanza cristiana por el nacimiento de Jesús no puede detenerse en la contemplación o la adoración, también es necesaria la acción cristiana de cada día:

«La esperanza cristiana tiene como primera característica la actitud y la acción, es decir, yo espero un acontecimiento, pero salgo al encuentro de ese acontecimiento, porque ese acontecimiento necesita nuestra colaboración, abrirnos a la gracia, abrirnos a lo que Dios nos ofrece. Pero otra característica de la esperanza cristiana es que es transformante, nos renueva y nos convierte».

La conversión, el cambio, siempre es exigente, implica sacrificio, esfuerzo, implica abandonar actitudes y hasta maneras de pensar que no van en el camino del Evangelio.

Finalmente, Monseñor Rodríguez hizo un llamado a vivir el misterio de la esperanza en nuestros hogares: Hoy quiero enviarles a ustedes un mensaje de aliento, de acompañamiento, para que recuerden que la Navidad que pronto celebraremos no solamente es la celebración de un acontecimiento, sino será vivir en el acontecimiento de la Navidad, vivir en Navidad, es decir, llevarle un momento nuestros dones como lo hicieron los magos, será también adorarlo como lo hicieron los pastores, pero también será salir del pesebre a anunciarle a los demás que el pueblo que andaba en tinieblas ha recibido una gran luz, ha llegado a nosotros el Enmanuel y no solamente está con nosotros, está entre nosotros», reflexionó.

Quiero invitarlos para que vivamos en cada hogar el misterio de la esperanza, pero una esperanza que hace, una esperanza que obra y que el primer espacio donde obra es dentro, esa esperanza que obra en mí y que, gracias a esa acción divina, puede llevarnos también a trascender en la vida de los demás.

Central telefónica
(511)2037700